Por... Moises Saab
La Cancillería egipcia está empeñada hoy en un programa basado en la disminución del personal en sus embajadas en exterior, parte del plan de austeridad anunciado por el presidente Abdel Fattah El Sisi.
Egipto tiene 162 embajadas en igual número de países en las que laboran 531 funcionarios, cifra que el mandatario considera excesiva en las actuales condiciones de la economía nacional, depauperada por casi cuatro años de tormentas políticas.
El turismo, una de las principales fuentes de ingresos, es uno de los pilares de la economía nacional que muestra signos de recuperación, aunque sin acercarse a las cifras de 2010, cuando aportaba alrededor del 11 por ciento del producto interno bruto (PIB).
Los ingresos por peaje a travíés del canal de Suez, la vía más corta entre Asia y Europa, marchan en una zona que puede considerarse satisfactoria, pero insuficiente para sostener el enorme peso de una economía lastrada por el desempleo y las distorsiones.
Las remesas, las inversiones directas extranjeras y las exportaciones de gas han sufrido descensos y, la víspera, el Banco Central informó que en el trimestre julio-septiembre el díéficit en cuenta corriente alcanzó los mil 400 millones de dólares.
Una disminución sustancial de los subsidios al pan y los combustibles, decretada por el presidente El Sisi poco despuíés de ascender a la primera magistratura, ha hecho poco por paliar la situación, agravada por el costo de las importaciones de combustible para generación de electricidad.