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Autor Tema: Eres el escultor de tu cerebro  (Leído 567 veces)

Scientia

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Eres el escultor de tu cerebro
« en: Enero 14, 2015, 06:53:51 pm »
Eres el escultor de tu cerebro

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Hubo un tiempo en que se popularizó la idea de que tu inteligencia dependí­a del equipo geníético con el que vinieras al mundo. Entonces, si los genes estaban de tu lado llegarí­as a ser brillante, aun sin proponíértelo. Al contrario, si la loterí­a geníética no te habí­a favorecido, mejor que pensaras en alguna actividad que no exigiera demasiado intelecto.

Afortunadamente las ciencias que estudian el cerebro no dejan de avanzar. Ahora sabemos que este maravilloso órgano se transforma a lo largo de la vida. Así­, de la misma forma que puedes modificar tu cuerpo tambiíén puedes cambiar la configuración de tu cerebro y modificar tus habilidades mentales; por supuesto, dentro de unos lí­mites, pero de unos lí­mites amplios, que en la mayorí­a de los casos convierten la inversión en una mejora rentable.

La plasticidad del cerebro
El tíérmino “plasticidad” hace referencia a la capacidad del cerebro para modificar y remodelar las conexiones entre las neuronas. Son esos circuitos los que determinan habilidades intelectuales como la asociación, la abstracción, la capacidad para resolver problemas y la creatividad, entre otras.

El tema comenzó a estudiarse en profundidad despuíés de que se observaron algunos cambios en personas que habí­an sufrido accidentes cerebrovasculares, por distintas razones. Esto los habí­a llevado a perder diferentes funciones. Sin embargo, a medida que fue pasando el tiempo, muchos de ellos pudieron recuperar todas, o parte de las habilidades perdidas.

Esto se explica porque el cerebro tiene una gran capacidad de adaptación. Es como si encontrara una puerta cerrada y para solucionarlo inventara otro camino hasta llegar al mismo punto por otra ví­a.

Esto, por supuesto, no se da de manera espontánea. Se requieren procesos de estimulación que aprovechen esa plasticidad cerebral y generen funcionamientos alternativos para las distintas habilidades.

La investigación sugiere que el cerebro cambia cada vez que aprende algo nuevo. Esto es aplicable tanto a las personas que sufren de alguna limitación, como a quienes están en la categorí­a de “normales”. Tambiíén se ha comprobado que ese proceso es realmente efectivo cuando el aprendizaje es gratificante.


“Mejorar” la inteligencia
Hay condiciones que permiten emplear esa plasticidad cerebral para incrementar el potencial de la inteligencia. Para ello, quizá uno de los pilares más importantes es la nutrición adecuada al cerebro. Evidente verdad! Sin embargo, a veces nos olvidamos de ello y pensamos que nuestro cerebro no se beneficia de las mismas formas de cuidado que el resto del cuerpo, cuando en el fondo está formado por cíélulas que se van a alimentar de lo que nosotros les proporcionemos. En este punto, lo principal es evitar toda situación que pueda llevar a la hipoglucemia, o baja de azúcar. Un desayuno nutritivo es la mejor base para el rendimiento mental diario, que el cerebro disponga en todo momento de nutrientes va a permitir que desarrolle su potencial y el cansancio mental nos llegue más tarde.

Tambiíén es importante tomar en cuenta que el cerebro no está desligado del resto del organismo y que un nuevo aprendizaje motriz, por ejemplo, incide en el desarrollo de la inteligencia. Algunos investigadores de la Universidad de Hamburgo lo comprobaron con un grupo de personas entre los 57 y los 62 años de edad. Se les pidió que aprendieran malabarismos. Despuíés de tres meses comprobaron que las regiones cerebrales asociadas al aprendizaje habí­an evolucionado. Luego interrumpieron esa actividad por otros tres meses y comprobaron que las mismas regiones presentaban un deterioro.

Asumir desafí­os y tener experiencias nuevas son situaciones que ejercen un efecto muy beníéfico sobre el cerebro. Lo mantienen activo y lo estimulan para que diseñe circuitos nuevos entre las neuronas. En otras palabras: hacen a las personas más inteligentes.

De ahí­ que no sea exagerado afirmar que cada uno de nosotros es el escultor de su propio cerebro. Este órgano adoptará la forma que tu esfuerzo y tu paciencia quieran darle.

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Imagen cortesí­a de agsandrew y Nataraj Metz