EFE
El presidente de EE.UU., Barack Obama, propondrá en su discurso del Estado de la Unión el día 20 que el Congreso apruebe un aumento de los impuestos y tasas a los más ricos y grandes entidades financieras para recortar los tributos a la clase media, informaron hoy medios locales.
Con su plan, Obama pretende recaudar 320.000 millones de dólares en diez años, y reducir en 175.000 millones los impuestos para ayudar a familias trabajadoras, según fuentes de la Casa Blanca citadas por The New York Times.
Sin embargo, el plan del presidente demócrata, que concluye su segundo y último mandato en 2016, se enfrentará previsiblemente a una gran oposición en un Congreso dominado por los republicanos.
Entre los destinatarios de esa ayuda se menciona a estudiantes a los que se ofrecerían dos años de matrícula gratis en el colegio, lo que supondría unos 60 millones de dólares en una díécada, según el diario.
El plan tambiíén propone aumentar el impuesto a las plusvalías y dividendos del 23,8 al 28 por ciento para las parejas con ingresos superiores a 500.000 dólares al año.
Además, establece una nueva tasa sobre los bancos con activos superiores a 50.000 millones de dólares que se utilizaría para financiar recortes de impuestos para los asalariados de ingresos medios, incluyendo un críédito de 500 dólares para las familias en las que ambos cónyuges trabajan, el aumento de los críéditos de cuidado infantil y educación, y los incentivos para ahorrar para la jubilación, según el NYT.
La mayor parte de la financiación del plan -210.000 millones de dólares- provendría, según el diario, de un aumento de impuestos las ganancias de capital y un cambio en la forma en que el código tributario trata el valor apreciado de los activos heredados.
Según la propuesta, los activos heredados serían gravados en función de su valor cuando se efectuó la compra. Eso significa que las ganancias de capital sobre los activos durante la vida de una persona, ahora protegido de impuestos, estarían sujetas al impuesto en el momento de la herencia.
Los restantes 110.000 millones de dólares se generarían por un canon impuesto a las empresas financieras más grandes y altamente apalancadas, según las fuentes citadas por el NYT.