New York Times
Los científicos han sabido tiempo atrás que las personas casadas tienden a ser más felices. Un ensayo debate si esto se debe a que el matrimonio es causa de mayor felicidad o si es factible que las personas más felices se casen.
Un nuevo ensayo sobre economía tiene algunos consejos chapados a la antigua para las personas que padecen las tensiones de la vida: encontrar un cónyuge que tambiíén sea el mejor amigo.
Los científicos sociales han sabido de tiempo atrás que las personas casadas tienden a ser más felices, pero debaten sobre si ello se debe a que el matrimonio es causa de felicidad o si, simplemente, es más factible que se casen las personas más felices. En el ensayo, publicado por la Oficina Nacional de Investigación Económica, se plantean los controles de los niveles de felicidad prematrimonial.
Se concluye que estar casados hace que las personas sean más felices y estíén más satisfechas con su vida que las solteras, en particular, durante los periodos más estresantes, como la crisis de los cuarenta.
Si bien son menos las personas que se casan, las desventajas de seguir solteros tienen amplias implicaciones. Es importante porque el matrimonio es, cada vez más, una fuerza detrás de la desigualdad.
Los matrimonios estables son más comunes entre personas instruidas, de ingresos altos, y cada vez más fuera del alcance de quienes no lo son. Pareciera que esa división afecta no solo los ingresos de las personas y la estabilidad familiar, sino, tambiíén, sus niveles de felicidad y estríés.
Un cuarto de los adultos jóvenes de hoy nunca se habrá casado para el 2030, lo que sería la proporción más elevada en la historia moderna, según el Centro Pew de Investigación. No obstante, seguir solteros o divorciarse es más común entre las personas menos instruidas, de ingresos más bajos. Las instruidas, de ingresos altos, se siguen casando en proporciones elevadas y es menos probable que se divorcien.
Quienes llevan las vidas más difíciles podrían beneficiarse del matrimonio, según los economistas que elaboraron el ensayo, John Helliwell de la Escuela Vancouver de Economía y Shawn Grover del Departamento de Finanzas de Canadá. “Es posible que el matrimonio sea más importante cuando existe ese estríés en la vida y cuando las cosas no andan bienâ€, dijo Grover.
Analizaron datos sobre el bienestar de dos encuestas nacionales en Gran Bretaña, así como la Encuesta Mundial Gallup. En pocas partes del mundo, aun cuando se controlaba la satisfacción en la vida antes del matrimonio, estar casada hacía más feliz a la gente. Esta conclusión, no obstante, no resultó cierta en Amíérica Latina, el sur de Asia y el Africa subsahariana.
Curiosamente, la felicidad marital sobrepasó con mucho al periodo de la luna de miel. Aunque algunos científicos sociales arguyen que los niveles de felicidad son innatos, por lo que la gente retorna a su nivel natural de bienestar despuíés de pasar por situaciones alegres o tristes, los investigadores encontraron que persisten los beneficios del matrimonio.
Una razón de ello podría ser el papel de la amistad dentro del matrimonio. Quienes consideran que su cónyuge o pareja es su mejor amigo sienten casi el doble de satisfacción con el matrimonio que otros, se encontró con el estudio.
Pareciera que el efecto de la amistad fuera el resultado de vivir con una pareja romántica en lugar de la situación legal de estar casados, ya que fue algo muy fuerte para las personas que vivían juntas sin estar casadas. Las mujeres se benefician más al estar casadas con su mejor amigo que los hombres, aunque es menos factible que ellas consideren a su cónyuge como su mejor amigo.
“Lo que me intrigó de inmediato sobre los resultados fue replantear al matrimonio como un todoâ€, dijo Helliwell. “Quizá lo que es realmente importante es la amistad, y nunca olvidar eso en el estire y afloje de la vida cotidianaâ€.
El matrimonió ha sufrido un cambio drástico en el último medio siglo. En el pasado, como lo describió Gary Becker, el economista ganador del Nobel, el matrimonio era utilitario: las mujeres buscaban un marido para tener dinero y los hombres buscaban a una mujer para administrar el hogar.
Sin embargo, en las últimas díécadas, los papeles de los hombres y las mujeres se han vuelto más parecidos. Como resultado, los cónyuges han asumido papeles como compañeros y confidentes, en particular, los financieramente estables, como han argumentado los economistas Betsey Stevenson y Justin Wolfers.
Los beneficios de la amistad marital son más vívidos en la edad mediana, cuando la gente tiende a experimentar una zambullida en la satisfacción con la vida, en gran medida, debido a que la mayor presión proviene de las exigencias de la carrera y la familia. Los casados, se señala en el ensayo, tienen zambullidas menos profundas, aun en regiones donde el matrimonio no tiene un efecto positivo, en general.
“Los mayores beneficios se producen en entornos de alto estríés, y la gente casada puede manejar las tensiones de los cuarenta mejor que la que no está casada, porque comparte la carga y la amistadâ€, dijo Helliwell.
En conjunto, la investigación llega a una conclusión optimista, en gran medida. Las personas tienen la capacidad de incrementar sus niveles de felicidad y evitar caer profundamente en la crisis de los cuarenta. al encontrar apoyo en relaciones de largo plazo. No obstante, pareciera ser que esas relaciones son menos alcanzables para los miembros menos favorecidos de la sociedad.