Cíésar Alierta puede haber encontrado en Oriente Medio un socio estratíégico con mucho músculo financiero para afrontar una nueva etapa de crecimiento en Telefónica. El presidente de la operadora ha mantenido contactos de alto nivel con el Gobierno de Qatar para negociar un acuerdo empresarial con el emirato, una alianza que convertiría al fondo soberano en uno de los accionistas más relevantes de la compañía.
Fuentes próximas a la operadora han confirmado las reuniones de Alierta con representantes del Ejecutivo catarí, con los que mantiene conversaciones fluidas desde hace meses. Unas relaciones que han sido bendecidas por La Caixa y BBVA, máximos accionistas de Telefónica –con el 5,4 y el 6,9% del capital–, que ven con buenos ojos contar con el apoyo financiero de la monarquía del emirato.
Aunque las negociaciones están totalmente abiertas, el potencial acuerdo puede culminar con la compra de una participación relevante por parte de Qatar Investment Authority (QIA), uno de los brazos financieros del país. Se desconoce con exactitud el importe, pero fuentes próximas a Telefónica indican que podría oscilar entre el 5 y el 10%. La operación se estructuraría de tal forma para que tuviera un impacto positivo en los minoritarios.
En un principio, Qatar tomaría el 3% que Telefónica tiene en autocartera a travíés de varios contratos de derivados. Posteriormente, el fondo soberano suscribiría una emisión de bonos convertibles en acciones por hasta otro 7% del capital. A precios de mercado, esta inversión ascendería a cerca de 5.800 millones de euros. Sería la mayor inversión de una firma de estas características en una empresa española, lo que reforzaría los lazos entre ambos países. La transacción, que ha estado a punto de cerrarse en dos ocasiones –julio y diciembre de 2014– está pendiente de otros movimientos corporativos del grupo dirigido por el empresario aragoníés.
La entrada de Qatar en el accionariado de Telefónica se produciría a la par que la operadora adquiere la brasileña GVT a Vivendi por 7.400 millones. Aunque esta operación no estaba prevista cuando las dos partes empezaron a negociar la alianza el pasado mes de marzo, QIA ha dado su visto bueno. De hecho, como la española tiene que ampliar en un 6,5% el capital para financiar la compra de la teleco latinoamericana, el emirato tambiíén podría ser el suscriptor de las acciones de la filial brasileña.
Para Telefónica sería una excelente oportunidad para reforzar los recursos propios. La multinacional tambiíén está mirando alternativas en Reino Unido, incluida la venta de O2, para maximizar la rentabilidad y bajar apalancamiento. El pasivo de Telefónica asciende a 45.000 millones, 2,5 veces el ebitda. El íéxito o el fracaso de las conversaciones con Hutchinson Wampoa y Sky podrían influir finalmente en la decisión de abrir el capital a Qatar.
Blindaje de oro para crecer
La alianza será el resultado de un debate intenso en la cúpula de Telefónica sobre la necesidad de disponer de socios potentes con los que afrontar el cambio hacia lo que se denomina una “telco digital†en plena revolución del sector. Ante el temor de ser absorbida y el proceso de concentración en el mundo, Alierta movió ficha a principios de 2014 para buscar un socio que le permitiera ejercer de escudo de los accionistas, tanto de los institucionales como de los particulares.
Primero negoció con Temasek, el fondo soberano de Singapur, ya presente en el capital de Repsol. Pero posteriormente, tras varios viajes a Oriente Medio en los que se cultivó la relación con QIA, Alierta se inclinó por Qatar. El presidente maño se decantó por esta opción por las buenas relaciones de España con la monarquía del emirato y tras consultar con Iberdrola sobre la influencia de este inversor en la gestión de la elíéctrica, de la que tiene casi el 10%.
Si se confirma el aterrizaje de Qatar, cualquier competidor que quiera aproximarse a Telefónica ya sabe que se verá obligado a lanzar una OPA para controlar la empresa, porque necesitará al menos el 30% del capital para que culminara con íéxito. No le valdría con tomar una posición minoritaria de incluso el 20% porque los tres mayores accionistas –BBVA, La Caixa y Qatar– la podrían bloquear.
Por tanto, la alianza estratíégica supone un blindaje efectivo para la operadora, que en los últimos meses ha estado en el objetivo de otras compañías del sector más grandes. El interíés que más afloró fue el de la estadounidense AT&T, cuya capitalización bursátil –188.000 millones de dólares, 138.200 millones de euros– es más de dos veces la de la española.
De producirse esta adquisición, el país del Golfo Píérsico se convertirá en uno de los inversores estratíégicos de España, con una posición global que ronda los 10.000 millones de euros. Además de los 5.800 que podría llegar a pagar por un máximo del 10% de Tefefónica, Qatar ha destinado algo más de 3.000 millones a reforzar su posición en Iberdrola y se ha convertido tambiíén en accionista de referencia de Inmobiliaria Colonial.