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Autor Tema: El Bajo Astral y sus habitantes  (Leído 500 veces)

Scientia

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El Bajo Astral y sus habitantes
« en: Enero 26, 2015, 05:52:18 pm »
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El Bajo Astral y sus habitantes



El Bajo Astral, entendido generalmente como el síéptimo de los siete subplanos del mundo astral, es una dimensión llena de energí­as terribles en que pululan sombras, demonios, espí­ritus de suicidas, asesinos, violadores, magos negros y, según dicen algunos, animales…

Resulta complejo explicar lo que es el plano astral. Para hacerlo es necesario empezar por el hecho de que en el Universo “todo vibra”, y esto se da tanto en el plano de la materia-energí­a que es objeto del conocimiento cientí­fico, como en planos o estados más sutiles en donde son otras las partí­culas, la energí­a y las leyes de causalidad. En este contexto, el plano astral no es un estado de conciencia o un espacio concreto, sino una dimensión. A su vez, este plano se divide a su vez en siete subplanos y cada uno de ellos tiene sus propias particularidades.

bajo-astral2El síéptimo subplano del Astral, conocido como Bajo Astral, es el más bajo, siniestro y peligroso de todos: la brujerí­a, las maldiciones, la llamada “mala suerte” y algunas extrañas enfermedades, encuentran en íéste subplano la fuente de su energí­a.

Una persona, a lo largo de su vida, puede ascender o descender dentro de los subplanos astrales, en función de la mayor o menor  densidad de sus vibraciones energíéticas. Así­, las vibraciones más densas están vinculadas con los sentimientos, pensamientos y actos más bajos, mundanos, viles, malintencionados, etcíétera. Contrariamente, los pensamientos elevados se asocian a sentimientos, pensamientos y actos de naturaleza opuesta, y conducen a la persona a vincularse con los subplanos astrales más elevados.

De los siete subplanos del mundo astral, el síéptimo es el único que podrí­a ser considerado como una especie de infierno; y, de hecho, según la Teosofí­a es este, vivido de forma diferente según las creencias y pensamientos de los sujetos, el subplano que ha dado lugar al mito cultural del infierno, entendido como un lugar de castigo generalmente concebido como eterno.

Es en el síéptimo subplano donde se manifiestan las peores energí­as espirituales: la energia del odio, del rencor, de la ira, del egoí­smo más crudo, de las tendencias homicidas, de las más retorcidas perversiones, del vicio incontrolable, etcíétera… A este subplano van a parar los borrachos incorregibles y los drogadictos desmesurados, los asesinos, los ladrones, los violadores, los genocidas, los estafadores, los narcotraficantes, los maltratadores, etcíétera… Este tipo de seres, vagan por el síéptimo subplano en medio del sufrimiento y generalmente tambiíén en medio de la confusión, intentando, cuando pueden, satisfacer sus bajos deseos captando a alguien en el mundo fí­sico para, a travíés de algún mecanismo parasitario, satisfacerse…

Por su parte, el sexto subplano es menos denso y no está habitado por espí­ritus y entidades malas (en el sentido moral) sino meramente materialistas. De ese mismo modo, a medida que se asciende, los subplanos se vuelven menos densos, más buenos y con mejores habitantes. Sin embargo, tanto el síéptimo subplano como los primeros o los intermedios, no deben confundirse con el cielo, el infierno o algún otro lugar de morada permanente para el alma tras la muerte: no, pues son meras dimensiones de tránsito en las que el alma está por un periodo limitado de tiempo, pues posteriormente avanza al plano mental y despuíés se reencarna. Por último, cabe decir que el plano astral interpenetra a nuestra realidad, a la dimensión en que vivimos, y la influencia puede darse tanto desde nuestra dimensión hacia la astral, como desde la dimensión astral a la nuestra.

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Defenderse de la magia negra

Cuando un mago negro utiliza el Bajo Astral con malas intenciones, puede crear entidades que ataquen a otros, causando depresión, confusión y, en algunos casos, la muerte… Ese tipo de cosas son factibles gracias a la materia del bajo astral, empleada de diversas formas por los hechiceros.

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Para protegernos, podemos emplear rituales de protección, solicitar la ayuda de ángeles (sobre todo San Miguel), usar amuletos y efectuar contrahechizos. En casos difí­ciles, se recomienda orar, acercarse a Dios, mejorar nuestra conducta, espiritualizarnos… Esto servirá porque dará fuerza y pureza a nuestra aura, haciíéndonos inmúnes a la brujerí­a, de modo que la mala energí­a volverá a quien la envió. En virtud de estos mecanismos, cuentan que muchos magos negros y brujas han perecido por enviar terribles maleficios a gente espiritualmente evolucionada, ya que las auras de estas personas no tienen fisuras y así­ el mal enviado le regresa al emisor…

Lastimosamente, lo que sucede con la energí­a que enví­an los magos negros, no sucede con las entidades que crean, pues a veces esas entidades se independizan del mago o quedan libres tras ser empleadas, atacando posteriormente a gente inocente…

Ahora bien, dos de los mejores  míétodos para elevar las vibraciones energíéticas y protegerse son la música y los aromas, usados comúnmente en rituales de magia blanca…

Y es que estos elementos poseen el don de limpiar ambientes enturbiados por presencias malignas o energí­as enviadas por trabajos de magia negra. Particularmente, se recomienda encender sahumerios una vez al dí­a, preferentemente al amanecer, junto con música que eleve las vibraciones y una pequeña campana (si es de plata, mejor) que haremos sonar por cada rincón de nuestra casa mientras sale el sol. Esto debemos repetirlo ininterrumpidamente por un mí­nimo de 15 dí­as.

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Habitantes del Bajo Astral

La Sombra

Durante el perí­odo intermedio entre una encarnación y otra, se da un proceso de purificación en el cual el Ego Superior (la parte que sobrevive de vida en vida) va, junto a la conciencia, pasando de un cuerpo sútil (el hombre tiene algunos cuerpos sútiles, siete en la mayorí­a de teorí­as) a otro, yendo del menos sútil al más sútil, y dejando atrás cada cuerpo sutil que abandona en el curso de esas transferencias, hasta finalmente no quedar sino sólo (o con el cuerpo causal según ciertas teorí­as) íél, y la conciencia que volverá a activarse cuando se de la siguiente encarnación. Ocurre sin embargo que, cuando el Ego Superior de alguien deja el cuerpo astral para pasar al cuerpo mental, el cuerpo astral la mayorí­a de veces se desintegra, aunque eso a veces no ocurre en casos de personas que, o bien han sido malas, o sin ser malas han tenido muy acentuada la presencia de “bajas pasiones y tendencias” (alcoholismo, violencia, envidia excesiva, drogas, adicción al sexo, etcíétera). En esos casos el cuerpo astral está demasiado vitalizado por esas energí­as negativas como para desintegrarse, a la vez que conserva suficiente energí­a psí­quica (debido a que tiene algo de materia del cuerpo mental pegada) como para tener cierto grado de conciencia y autonomí­a. Aquel cuerpo astral que no se desintegró, constituirá una suerte de versión negativa del individuo, algo así­ como su lado oscuro desprendido…su sombra. Desgraciadamente y como ya se dijo, esa sombra preservará una pequeña porción del cuerpo mental del sujeto, y eso bastará para que pueda tener gran parte de sus recuerdos y pensamientos.

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Todo lo anterior da cuentas de por quíé, en las sesiones de espí­ritismo, los espí­ritus que se manifiestan son muchas veces sombras (los espiritistas muchas veces contactan con el síéptimo subplano astral), y por quíé abundan tantos testimonios de personas que ven a sus fallecidos como si íéstos se hubiesen deteriorado moral y aní­micamente. Así­ mismo, lo anterior explica el comportamiento destructivo y parasitario de las sombras; pues, si íéstas están constituidas por energí­as astrales (y un poco de energí­a del cuerpo mental) negativas, intentarán alimentarse de miedos, emociones y tendencias nocivas para de ese modo postergar en lo posible su inevitable proceso de desintegración…

El Cascarón

Existen dos clases de “cascarones”: el astral, correspondiente al cuerpo astral, y el etíérico, que se corresponde con el cuerpo etíérico, cuerpo este que es consustancial al aura entendida como fenómeno electromagníético.

El “cascarón astral” es el cadáver astral de un ser humano, y en íél, a diferencia de la sombra, no existe partí­cula alguna de materia mental, por lo que no tiene consciencia, inteligencia o autonomí­a. Es un simple ente pasivo que flota como nube en el mundo astral, aunque puede ser animado por míédiums o hechiceros, al punto de asumir la forma de un fallecido o de un vivo, suscitando así­ nefastos engaños…

Por su parte, el cascarón etíérico es el cadáver que queda del cuerpo etíérico tras el proceso de desintegración del cuerpo fí­sico, aunque ventajosamente no ofrece las posibilidades de animación que ofrece el cascarón astral.

El Cascarón Vitalizado

El “cascaron vitalizado” posee el mismo grado de consciencia de un elemental artificial, entidad creada en virtud de lo que se denomina “forma de pensamiento”. Las formas de pensamiento están asociadas a pensamientos emitidos por sujetos, y en el caso del cascarón vitalizado, pueden haber sido creadas a partir de pensamientos malintencionados, proyectados con mucha energí­a y persistencia.  Así­, formas de magia negra como el vudú y el obeah, crean cascarones vitalizados a partir de formas de pensamiento, pudiendo engendrar entes con un poder suficientemente grande como para matar personas. Por fortuna, se dice que el karma por crear cascarones vitalizados es terriblemente elevado.

Animales

Se cree que los animales capaces de sentir emociones (perros, delfines, monos, etcíétera), esto es los animales más evolucionados, poseen cuerpos astrales, aunque mucho más díébiles y simples que los cuerpos astrales humanos. Estos cuerpos astrales serí­an la causa de las diversas historias que existen sobre animales fantasmas. Ahora bien: ¿por quíé estos fantasmas animales están más que todo vinculados al bajo astral? Según refieren muchos expertos en el tema, cascadas de animales fantasmas surgen cada dí­a en los mataderos de chanchos, vacas y otros animales que el hombre devora en embutidos, carnes empacadas y cosas por el estilo. Y esos entes están, en opinión de los citados expertos, imbuidos en terror y odio hacia el hombre, por lo que pasan directamente al síéptimo subplano… Esa es pues, según se dice, una de las principales razones espirituales por las que se recomienda ser vegetariano; ya que, la energí­a que esos animales producen en el mundo astral, nos perjudica aunque no lo notemos.

Suicidas y ví­ctimas de accidentes

Se cree que ambas clases de fallecidos suelen afrontar una vida astral complicada. Si la ví­ctima del accidente era una buena persona, estará en un estado de inconsciencia hasta que transcurra el tiempo que, según su karma, debió de haber vivido. Transcurrido ese tiempo, recuperará la consciencia en los subplanos astrales elevados, por lo que antes habrá sido una entidad inconsciente en los subplanos inferiores, ya que no habí­a acumulado suficiente energí­a negativa como para que su conciencia se active en el Bajo Astral, cosa aquella que representa un verdadero tormento. Pero lo mismo no ocurre con una mala persona que muere en un accidente: íésta va directo al Bajo Astral, donde permanecerá consciente por un buen tiempo…

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En cuanto al suicida, siempre incurre en una gran deuda kármica con su suicidio, pero la situación puede variar dependiendo de por quíé se suicidó, en quíé estado de consciencia se suicidó, y cuál fue su naturaleza moral y espiritual, tanto en la globalidad de su vida como en sus últimos momentos. El karma por el suicidio suele ser una próxima vida llena de complicaciones y usualmente en un cuerpo seriamente limitado (alguien que nazca sin piernas, por ejemplo), y cierta teorí­a afirma que el suicida se queda penando en el Bajo Astral hasta que haya cumplido el tiempo que debió haber vivido, pero sumido en un estado de angustia, confusión y algo de pesar.

Vampiros y Lobos

Una teorí­a afirma que estas entidades, cuyos nombres son meramente metafóricos, pertenecen a restos de razas inferiores, que se quedaron muy atrás en la evolución general del hombre. Son los llamados individuos de la “cuarta raí­z”, anterior a la quinta raí­z a la que pertenece el hombre actual.

Por su parte, otra teorí­a dice que los vampiros y lobos astrales son personas fallecidas que se niegan a abandonar la Tierra e intentan permanecer en ella drenando la energí­a vital de las personas vivas, razón por la cual los míédiums se debilitan cuando sin querer los contactan en las reuniones de espiritismo. Pero… ¿Cuál es la diferencia entre los vampiros y los lobos astrales dentro de esta teorí­a? La diferencia es que el lobo ha sido siempre una persona que, además de no querer abandonar la Tierra una vez muerta, en vida fue realmente mala y además llegó a adquirir cierto poder sustentado sobre su energí­a oscura, siendo así­ más peligroso que el vampiro.

El Mago Negro y sus discí­pulos

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No existe entidad astral más poderosa que el mago negro, el cual puede estar en el Bajo Astral por dos causas: 1) se ha desdoblado, ha realizado un viaje astral, y por ende está allí­ transitoriamente, 2) ha muerto. Lo realmente inquietante es el segundo caso, ya que se sabe que, tanto los magos negros como sus discí­pulos, gozan de gran poder en el Bajo Astral, a lo cual hay que agregar el hecho de que conocen el Bajo Astral y en consecuencia no están desorientados o temerosos; pero, y esto es lo peor, suelen permanecer allí­ mucho más tiempo que las demás entidades, ya que para ese fin realizaron terribles prácticas de magia negra antes de morir, se hayan parasitando a los vivos desde el Bajo Astral, o bien ambas cosas…

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FUENTES: 1 – 2 – 3 – 4 – 5 – 6 – 7 – 8 - 9

Tags: bajo astral, fantasmas, infierno, plano astral