El dinero manda
Publicado por Financial Times
La peor semana para las bolsas desde la crisis de 1987. ¿O desde la depresión de los años 70? O incluso antes de eso, desde la díécada de los años 30? Ha sido realmente espantoso. Un cicló crediticio de categoría 5 arrebató casi 7 billones de dólares (5,1 billones de euros) de valor a las bolsas de todo el mundo. Muchos mercados sencillamente cerraron las escotillas y no abrieron.
¿Quíé ha sucedido?
La respuesta más simple es: ventas movidas por la angustia. Las liquidaciones de los hedge fund provocaron una ronda de ventas. Las marcadas píérdidas en el mercado de críéditos apalancados, relacionadas con los bancos islandeses, añadieron más presión.
Entonces surgió el miedo a la decisión que se tomara la tarde del viernes sobre los swap de impagos de críéditos por valor de 450.000 millones de dólares usados para asegurar los bonos de Lehman Brothers. La angustia se extendió a partir de aquí. Las gangas se rechazan. Pero esos acuerdos permanecerán sobre la mesa hasta que los inversores tengan más claro cuáles son las normas y las valoraciones.
De hecho, resulta sorprendente que la renta variable permaneciera en tan buen estado durante tanto tiempo. La crisis de los mercados crediticios comenzó en marzo, con el colapso de Bear Stearns. La renta variable no ha hecho más que caer desde la quiebra de Lehman Brothers. Si la historia sirve de guía, la situación podría empeorar. Por ejemplo, desde su máximo el año pasado hasta su nivel actual, el FTSE All-Share británico ha caído un 41% al igual que el S&P 500. Estas caídas quedan eclipsadas por el colapso del mercado de los años 30. En espacio de 15 meses, el S&P 500 perdió el 86%.
Un motivo para la esperanza de que no lleguemos a ese límite es que los gobiernos están actuando con rapidez para abordar los problemas. Otro para temer que pudiera llegar a suceder es que los problemas son más profundos y globales. Ese es elmotivo de que los inversores rescaten su dinero. Para muchos es demasiado tarde. Habrían hecho mejor si hace 12 años hubieran metido su dinero en una hucha debajo de la cama y se hubieran ido a dormir. Al despertarse hoy habrían tenido algo que gastar.