Una de las reglas de oro que defienden siempre los bancos de inversión es la importancia de contar con una cartera diversificada. Sin embargo, una cosa es la teoría y otra la realidad y esa diversificación no deja de ser una utopía, al menos en lo que al ahorro a largo plazo se refiere.
Y no solo en el caso de la inversión pública -hay que recordar que el Fondo de Reserva de la Seguridad Social solo invierte en deuda pública europea, española en su mayor parte-, sino tambiíén y cada vez más en lo referente a la inversión privada.
En concreto, y según los últimos datos publicados por Inverco correspondientes al cierre de 2014, los fondos de pensiones cuentan con 27.825 millones de euros invertidos en deuda pública española.
La cifra no solo supone un 35% de todo el patrimonio que hay en fondos de pensiones, sino que tambiíén es un 340% superior a lo que se invertía en estos activos en 2008, antes de que estallara la crisis de las subprime, cuando solo se destinaban a deuda pública poco más de 6.000 millones de euros, o el 12% del total.
"Es normal que los gestores optaran por cargar la cartera de deuda pública española hace años, ya que han conseguido sacar rentabilidades del 4 o 5% anuales en ese periodo, porque esas compras se hicieron con duraciones medias de la cartera de 5 años. Si hubiesen sido de 10 años, habrían obtenido rentabilidades del 20-30%", afirma David Cienfuegos, director de inversiones de Towers Watson. De hecho, los mayores incrementos anuales se vieron de 2008 a 2009, cuando se disparó la demanda de activos refugio, y de 2013 a 2014, aprovechando el espectacular rally que protagonizó la renta fija despuíés de la rentabilidad del bono español tocase el 7,6% en 2012.
Por quíé no es buena idea
El problema está en que, como dice cualquier folleto que se precie, rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras. Sobre todo si esas rentabilidades del pasado han sido históricamente altas como ha sucedido con la deuda pública europea en los últimos años, cuando las ganancias de dos dígitos han sido el new normal en este tipo de activos.
"Con los tipos de interíés en mínimos, la opción de la renta fija puede resultar nefasta, ya que en diez años la inflación puede comerse su poder adquisitivo", advierten desde Abante Asesores.
Y lo explican: "Dado que a la rentabilidad le queda poco margen de bajada, los bonos en los que se invierta ahora tienen escasas posibilidades de que su precio se revalorice, por lo que van a pagar cupones muy reducidos. Por lo tanto, cuando suban los tipos en unos años el valor liquidativo del fondo de pensiones que estíé invertido en deuda caerá".
Es por ello que la recomendación de los expertos es clara, sobre todo para aquellos inversores que aún tengan la jubilación muy lejana: hay que diversificar la cartera para evitar píérdidas, ya que aunque no se pueden dar cifras concretas, sí hay estimaciones. Por ejemplo, según Cienfuegos, una cartera invertida al 100 por cien en deuda con una duración de 5 años y con una expectativa de subidas de tipos en ese plazo se traducirá en una píérdida de valoración en torno al 15%.
Además, esa diversificación ya se ha visto que ha funcionado a largo plazo o así al menos se desprende de un estudio realizado por Towers Watson, que afirma que los gestores que diversifican mejor sus carteras han conseguido en los últimos cinco años rentabilidades medias anualizadas del 4,7% frente al 4% que consiguen los que no diversifican tanto.
En esa diversificación mucho tiene que ver el peso que los fondos de pensiones destinan a activos alternativos, aquellos que van más allá de la renta variable o la renta fija. De hecho, desde Mercer, recomiendan que "se empiece a considerar una pequeña parte de la cartera a activos que no sean líquidos como el capital riesgo ya que estas inversiones solo suponen en España el 2%, frente al 9% de Europa", afirma Oriol Ramírez, senior associate del área de Inversiones de Mercer.
De momento, en estos últimos siete años de crisis, los gestores de pensiones no parecen haber aumentado su interíés por este tipo de activos alternativos ya que junto con la deuda pública nacional, ha sido la renta variable internacional la que más ha aumentado en sus carteras. Así, lo ha hecho un 151% hasta superar los 9.000 millones de euros, frente los 6.773 millones que se invierten en bolsa española.
¿Volverá la prima a los 28 puntos?
Febrero de 2008. Sin atisbos aún de crisis en el horizonte, la prima de riesgo entre el bono español y el alemán se situaba en los 28 puntos, con la rentabilidad del bono alemán a 10 años cotizando en el 3,85% y la del español en el 4,163%. Hoy, siete años más tarde y pese a la caída de rentabilidad de ambos bonos, la prima de riesgo se sitúa en los 125 puntos. Aunque el rendimiento del bono español haya caído un 61% en este periodo, el alemán lo ha hecho en 90%.
Ana Palomares