EFE
La auditoría realizada al Banco Espírito Santo (BES) detectó que sus gestores desobedecieron las órdenes del supervisor en 21 ocasiones en los ocho meses previos a su intervención y apuntó que existen indicios de delito.
El documento, elaborado por la consultora Deloitte a petición del Banco de Portugal, fue filtrado hoy a diferentes medios portugueses y tambiíén fue enviado a la Fiscalía lusa, que confirmó su recepción e iniciará una investigación para depurar responsabilidades.
Los tíécnicos encontraron en total treinta posibles infracciones de las normas impuestas por el supervisor bancario luso a partir de diciembre de 2013, cuando exigió a los administradores del BES -liderados por su presidente, Ricardo Salgado- que separaran la actividad de la firma de la del resto del Grupo Espírito Santo, al que pertenecía y que afrontaba severos problemas financieros.
De acuerdo con esta filtración, se hallaron cuatro actos de "gestión ruinosa", dos críéditos a administradores y empresas del Grupo que no cumplían con los requisitos así como tres ejemplos de falta de control interno en la entidad.
Entre los actos de "gestión ruinosa" se encuentran las cartas de patrocinio -"comfort letters" en inglíés- enviadas a dos clientes en Venezuela para certificar que la deuda que compraban del Grupo Espírito Santo sería garantizada por el BES en caso de incumplimiento.
Concretamente, los destinatarios de esas garantías fueron el Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela y el Fondo de Desarrollo Nacional Fonden, y tenían un valor próximo a los 330 millones de euros.
Tambiíén se detectó que concedió financiación a compañías del Grupo pese a la prohibición del regulador, e incluso la auditora revela que por el momento no le ha sido facilitado el acceso a documentación sobre una serie de operaciones de críédito.
Los tíécnicos de Deloitte señalan, asimismo, que los gestores del Grupo Espírito Santo se saltaron las condiciones exigidas por el Banco de Portugal a travíés de las filiales bancarias en Panamá y Suiza, que siguieron concediendo príéstamos a otras divisiones del conglomerado empresarial.
El informe de la consultora corresponde apenas al primer bloque de los cinco que componen el análisis pormenorizado que debe realizar a las cuentas del BES.
El Banco de Portugal requirió esta auditoría con el objetivo de "analizar la existencia de pruebas de práctica de actos por parte del BES o del Espírito Santo Financial Group que puedan ser considerados contrarios a la estrategia definida por el supervisor (...) para asegurar la reducción de los riesgos por la exposición a las entidades del ramo no financiero del Grupo Espírito Santo".
Los graves problemas financieros de este emporio empresarial -uno de los más importantes de Portugal- acabaron extendiíéndose tambiíén al BES, que fue intervenido el pasado agosto por el regulador, al detectar irregularidades que llevaron a elevar las provisiones y con ello, multiplicar las multimillonarias píérdidas.
A la hora de pedir responsabilidades, todas las miradas se dirigen hacia Ricardo Salgado, uno de los hombres más ricos e influyentes de Portugal hasta la caída del Grupo Espírito Santo, donde era el representante de una de las cinco facciones familiares encargadas de su administración, cargo que compatibilizó con el de presidente del BES durante 22 años.
Por ahora, Salgado no ha sido acusado judicialmente por su gestión, aunque sí lo está por su presunta participación en una trama de evasión fiscal y blanqueo de capitales con epicentro en Suiza.