Taper tantrum. Esta expresión se puso de moda a mediados de 2013 para definir la sacudida que se vivió en los mercados financieros cuando el entonces presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke, preparó el terreno para empezar a frenar los ingentes estímulos monetarios que el banco central estadounidense estaba enviando en ese momento. Esa volatilidad impactó especialmente en los mercados emergentes, que tras haber sido el destino de muchos de los más de 3 billones de dólares impresos por la Fed con sus sucesivos programas de expansión cuantitativa (QE1, QE2 y QE3) ahora veían cómo el dinero emprendía el camino de vuelta.
Casi dos años despuíés, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, recuperó ayer esa expresión. Aprovechando su presencia en uno de los países emergentes más pujantes, como es India, la francesa refrescó el concepto taper tantrum. No lo hizo por capricho ni al azar.
Lo refrescó porque justo ahora la Fed ya debate cuándo subir los tipos de interíés. Es más, este miíércoles finaliza su reunión de política monetaria de marzo, en la que enviará con toda seguridad más pistas sobre las prisas para comenzar a encarecer el precio del dinero. Y como el banco central norteamericano no ejecuta ningún aumento desde 2006 y el mundo se ha acostumbrado en los últimos años a que la entidad haga justo lo contrario, Lagarde advierte de "los efectos colaterales" que puede desencadenar esa medida. "Me temo que [lo sufrido en 2013] podría no ser un episodio aislado", avisa.
En la mente de Lagarde están especialmente los mercados emergentes, que pueden volver a ser los más damnificados, tal como ya ocurrió en el verano de 2013, cuando las bolsas de Brasil, Rusia, India y China sufrieron descensos comprendidos entre el 5 y el 15%. Pero previene de que la onda expansiva se sentirá en todos los mercados. "Posiblemente nos estamos acercando a un punto en el que, por primera vez desde 2006, Estados Unidos subirá los tipos a lo largo de este año para ser el primer país en iniciar el proceso de normalización de su política monetaria", expone. Y avisa: "Incluso si este proceso es bien gestionado, la previsible volatilidad en los mercados financieros podría aumentar los riegos potenciales sobre la estabilidad".
Lo que Lagarde trasluce es que, tras años de descargas monetarias sin precedentes, hasta la más mínima subida de los tipos se puede indigestar
En lo que concierne propiamente a los mercados emergentes, Lagarde explicita dos peligros. El primero, la fortaleza del dólar, que encarece la factura que tienen que afrontar las Administraciones Públicas, las empresas y los hogares que se han endeudado en dólares. Y el segundo, la salida de capitales que pueden sufrir estos países si el dinero regresa a EEUU para buscar los crecientes rendimientos de la deuda pública estadounidense.
La "paciencia" es la clave
Lagarde evocó el taper tantrum y alertó de los efectos colaterales derivados de la subida de los tipos en EEUU precisamente a horas de conocer las autíénticas intenciones de la Fed. Y estas pasan por una palabra: "paciente".
Su presencia o su ausencia protagonizará la reunión que culmina este miíércoles, puesto que telegrafiará las prisas que tiene por encarecer el dinero. Y no es poca cosa, tal como previene Lagarde, porque la economía norteamericana no soporta un encarecimiento del precio del dinero desde 2006 y porque los intereses llevan congelados en el mínimo histórico del 0-0,25% desde diciembre de 2008.
La entidad presidida por Janet Yellen introdujo en su comunicado de diciembre que podría ser "paciente" a la hora de comenzar a incrementar los tipos. Y en la primera reunión de política monetaria de 2015, celebrada a finales de enero, mantuvo esa observación para confirmar que no tenía intención de cambiar el paso. Un mes despuíés, Yellen prolongó esa impresión al confirmar que la Fed no aumentará los intereses en ninguna de las dos siguientes reuniones –la de esta semana y la de finales de abril–.
Pero el asunto puede cambiar en la cita de los días 16 y 17 de junio. Sobre todo, despuíés de conocer los datos de empleo de febrero. El mes pasado la mayor economía del mundo generó 295.000 empleos, por encima de los 235.000 previstos, y la tasa de paro se redujo al 5,5%, la más baja desde mayo de 2008. O lo que es lo mismo, unas cifras que calentaron la expectativa de que la Fed pueda apretar el gatillo de los tipos en esa reunión de junio.
El regreso del 'dólar fuerte'
Sin embargo, y precisamente al calor de esa posibilidad, por el camino se ha cruzado un obstáculo que tambiíén es citado por Lagarde y que puede invitar a que la Fed continúe siendo paciente. Se trata del dólar, que está fortaleciíéndose por momentos animado por esa posibilidad de que Yellen suba pronto los tipos.
Sobresale su empuje contra el euro, puesto que ya compra 0,94 euros –a la inversa, 1,06 dólares por euro– y ya acumula una apreciación del 14% contra la moneda europea en lo que va 2015, con lo que se acerca a una paridad –1 dólar, 1 euro– que no alcanza desde 2002. Pero el billete verde no sólo se revaloriza contra la moneda única. Tambiíén sube, y con mucha fuerza, contra el resto de las principales divisas del mundo –se aprecia contra todas, sin excepción– y contra la mayoría de las emergentes.
Como una apreciación de la moneda equivale a una subida de los tipos, la Fed puede entender que, por ahora, con lo que se ha apreciado el dólar, puede ser un endurecimiento monetario suficiente. Más que nada, para no perjudicar más al sector exportador y poner en riesgo una recuperación que, pese a todo, sigue sin ser demasiado convincente. Y tambiíén para no alentar las presiones deflacionistas, despuíés de que el índice de precios al consumo (IPC) arrojara en febrero su primera tasa interanual negativa (-0,1%) desde 2009.
"Los inversores han sido muy agresivos descontando que la Fed va a comenzar a subir tipos de interíés más pronto que tarde. Pero el dólar tan fuerte puede ralentizar la recuperación económica y, por tanto, quizás veamos un nuevo cambio de discurso por parte de Yellen en esta reunión", avisa Miguel Paz, director de la unidad de gestión de Unicorp Patrimonio. Ese cambio buscaría retrasar el reloj de la subida de los intereses.
Si la Fed pretende frenar al dólar y manifestar que la cuenta atrás para aumentar los tipos no está tan avanzada, mantendrá que puede seguir siendo "paciente". Si opina lo contrario, prescindirá de esta expresión y abonará el terreno para ese repunte de los intereses.
"Eliminar la promesa de que será paciente podría ser visto como un detonante de que elevará los tipos en junio", certifican desde ETF Securities. "Creemos que la Fed prescindirá de la expresión paciente en favor de un lenguaje que resalte que la situación económica garantiza un gradual aumento de la política acomodaticia", apuntan desde Barclays. Y añaden: "Aunque eso no significa necesariamente que el primer aumento se produzca en junio, nuestros economistas piensan que las previsiones sobre el empleo y la economía sí lo garantizan".
Tres en uno
La Fed desplegará todo su arsenal de comunicación para resolver estas incógnitas. A las 19 horas –en EEUU ya se ha cambiado el horario– dará a conocer el comunicado oficial de costumbre. Será en este documento en el que los inversores buscarán si la Fed mantiene o elimina la expresión "paciente".
En paralelo, tambiíén a las 19 horas, anunciará un segundo bloque de documentos, en los que actualizará sus previsiones económicas y sobre los tipos. En diciembre, la entidad situaba el crecimiento para este año entre el 2,6 y el 3%; el paro, entre el 5,2 y el 5,3%; y la inflación, entre el 1 y el 1,6%. Con respecto al precio del dinero, en diciembre 15 de los 17 miembros de la Fed entendían que este año ya iban a comprobarse subidas de los intereses. Y 9 de los 17 veían los tipos entre el 1 y el 2% a finales de 2015.
Pedro Calvo
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