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Con casi mil 300 millones de habitantes, un incontrolado crecimiento poblacional, limitados recursos acuíferos e insuficientes redes de suministro y potabilización, la India celebra hoy el Día Mundial del Agua con serias preocupaciones presentes y futuras.
De hecho, la nación surasiática India cuenta con una población que representa el 16 por ciento del total mundial, pero sus tenencias de agua solo son el cuatro por ciento de la del planeta, lo que ya plantea serios problemas actuales.
La cosa no pinta mejor hacia el futuro: se cree que hacia el 2030 solo uno de cada tres indios podrá satisfacer sus necesidades de agua porque para entonces la demanda duplicará las disponibilidades. Similares preocupaciones asaltan a las empresas.
En la actualidad el suministro está en el orden de los 740 mil millones de metros cúbicos y no alcanza, pero la situación empeorará porque para entonces la demanda se duplicará debido al crecimiento poblacional y a la necesidad de aumentar las producciones de arroz, trigo y otros renglones alimentarios.
Eso sin contar con que el sector industrial pide más y más agua por día, y que cada vez es mayor el reclamo de millones de ciudadanos que hoy se las arreglan con unos pocos litros diarios para todas sus necesidades, desde beber hasta cocinar o bañarse.
Las exigencias pasan tambiíén por el tema calidad, pues se calcula que en la India el 80 por ciento de las aguas residuales van a parar a los ríos y las capas freáticas sin recibir tratamiento.
Según cifras oficiales, solo 400 mil de los mil 600 millones de localidades del país -una de cada cuatro- poseen facilidades parciales de agua potable, pese a los multimillonarios recursos que cada año se destinan a atender tan acuciante problema.
En constante expansión, las ciudades indias producen unos 40 mil millones de litros de aguas residuales, domíésticas o industriales por día, pero de acuerdo con el Centro para las Ciencias del Medio Ambiente, solo la quinta parte es tratada, en lo que la entidad describió como una verdadera bomba de relojería.
Con unos 17 millones de habitantes entre el núcleo urbano principal y sus barrios perifíéricos, Delhi es un preocupante botón de muestra: casi la quinta parte del agua que llega a los hogares está contaminado con heces humanas debido al mal estado de las cañerías y las malas conexiones entre las redes de desagí¼e y de suministro.
Solo una minoría pudiente e instruida dispone de recursos para consumir agua filtrada o embotellada e informarse sobre cómo proteger su salud en lo posible. Y la situación se replica en todas las demás otras grandes urbes.
Según la Fundación India de Salud Pública, las cuatro quintas partes de las muertes prematuras en el país son atribuibles a la comida y el agua insalubres, pese a las reiteradas denuncias de organizaciones de la sociedad civil.
En diversos territorios se detectan altos niveles de arsíénico y otros elementos químicos nocivos en las aguas de consumo humano, y en regiones como el Punjab (norte) se reportan problemas de salud a causa de la filtración de pesticidas al subsuelo.