Los chinos siguen de compras por Italia. La última adquisición es el fabricante de neumáticos Pirelli, quinto fabricante a nivel mundial y uno de los símbolos de la industria italiana. La operación, valorada en 7.100 millones de euros, permitirá a ChemChina hacerse primero con el 26% que la compañía italiana Camfin posee en Pirelli y más tarde lanzar una oferta de compra obligatoria para el resto de los accionistas, entre los que se encuentran el gigante energíético ruso Rosneft y la banca americana JP Morgan. El acuerdo contempla que el actual presidente de Pirelli, Marco Tronchetti Provera, se mantenga al frente de la compañía durante los próximos cinco años.
Las negociaciones empezaron en noviembre y fue el pasado viernes cuando se empezaron a filtrar algunos detalles de la operación. Las acciones de Pirelli, que nació hace 142 años fabricando artículos de caucho, fueron valoradas en 15 euros, el máximo desde los años 90.
La compra de una de las joyas de la corona de la industria de Milán concita de nuevo el debate sobre la creciente desamortización de Italia. La crisis ha provocado que marcas tan italianas como Parmalat, Edison, Bulgari, Valentino, Alitalia, Ansaldo Sts, La Rinascente o Coin hayan terminado bajo control extranjero.
Oleada de inversiones chinas
Y, con respecto a las inversiones chinas, se pueden encontrar en el 2% Enel, Eni, FCA, Saipem, Medioabanca, Genarali, Telecom y Prysmian, el 35% de Cdp Reti o el 49%de Ansaldo Energía. Según Claudio De Vincenti, viceministro de Desarrollo Económico, “la llegada de capitales extranjeros es en sí algo positivo, pero lo importante es que, en este caso, la centralidad de Pirelli se quede en Italiaâ€. Es ahí, como en el caso reciente de Fiat --que ahora tiene la sede legal en Holanda, la residencia fiscal en Londres y la dirección en Estados Unidos— donde los sindicatos encuentran el mayor peligro. Ya lo de menos es que se haya encendido el piloto rojo del autoestima nacional –la cerveza Peroni es ya inglesa, la pasta Garofalo española y Valentino árabe, por citar solo tres ejemplos--, sino hasta cuándo las factorías van a permanecer en Italia y no en países donde la mano de obra y el despido son más baratos.
La operación de ChemChina (China National Chemical Corp) se produce además en un momento en que la devaluación del euro hace muy atractivo un mercado donde la recuperación de la crisis es más teórica real. De ahí que la prensa italiana recoja estos días la supuesta preocupación del gobierno de Estados Unidos por la falta de estrategia de Europa ante la voracidad compradora de los chinos o incluso de los rusos. “Despuíés de los rusos de Rosneft, el gigante de Pekinâ€, titulaba el diario La Repubblica un análisis en el que se desliza una duda inquietante: ¿por quíé Italia de hoy gusta más a inversionistas de países lejanos y no particularmente transparentes?
Pablo Ordaz