El país árabe, con 80 millones de habitantes, plantea a las empresas oportunidades ante una retirada de las sanciones de EEUU y la UE.
Si se retiran las sanciones a Irán, es probable que las compañías energíéticas sean las primeras empresas extranjeras que entren allí, ya que Irán es el cuarto país con más reservas de petróleo del mundo y el segundo con más reservas de gas natural. Pero inversores y consultores señalan que el mercado de consumo será todavía más apetitoso: 80 millones de habitantes que en los últimos años han tenido poco acceso a los productos extranjeros.
"A los iraníes les gusta consumir y son muy fieles a las marcas", señala Ali Borhani, fundador de la firma de asesoría Incubeemea de Dubai, que trabaja con multinacionales que quieren entrar en Irán.
Abogados declaran que al principio las compañías europeas tendrán ventaja sobre las estadounidenses porque las sanciones de la UE son menos estrictas y las compañías estadounidenses serán más precavidas, pero Borhani dice que los iraníes tienen nostalgia por los productos americanos, lo que dará una ventaja a las compañías de EEUU a largo plazo: "Muchos iraníes conducían coches estadounidenses antes de la revolución islámica de 1979."
Además, los consumidores iraníes están muy poco endeudados. Los ricos tienen tarjetas de díébito, pero en Irán no hay tarjetas de críédito y operan pocos bancos extranjeros. Si íéstos vuelven a Irán -un proceso que se espera que sea lento por las grandes multas impuestas por violaciones de las sanciones- los críéditos y el gasto de los consumidores fomentarán el crecimiento económico, lo que beneficiará a los inversores extranjeros.
Pero a pesar de este potencial económico sigue habiendo escepticismo, porque según el acuerdo marco firmado el pasado jueves, las sanciones se retirarán el 30 de junio únicamente si Irán cumple sus compromisos de transparencia y producción nuclear, pero podrán volver a imponerse si los incumple luego, por lo que hacer negocios en Irán seguirá conllevando riesgos.
Compañías extranjeras ajenas que no pertenecen a los sectores afectados por las sanciones, especialmente empresas europeas de productos de consumo, han seguido operando en Irán y muchas han tenido íéxito. Danone tiene una empresa conjunta que fabrica el agua mineral de mayor venta en el país, e incrementó su participación en ella del 40% al 70% en 2010.
Pero las sanciones impuestas hace tres años tambiíén han creado problemas a estas compañías. Nestlíé tuvo que frenar sus planes de expansión hace dos años porque tenía problemas para sacar dinero del país. El operador de telefonía móvil sudafricano MTN tambiíén sufrió estos problemas y además, la debilidad de la divisa iraní afectó a sus beneficios.
Previendo el fin de las sanciones, Etihad Airways ha declarado que va a incrementar de 3 a 7 la frecuencia de vuelos semanales entre Abu Dhabi y Teherán para facilitar las conexiones con una docena de ciudades de EEUU. La estadounidense Hewlett-Packard ha presentado contratos a distribuidores iraníes para que vendan ordenadores portátiles en el país, gracias a una exención del Gobierno de EEUU para los productos electrónicos de consumo emitida hace dos años.
Si se llega finalmente a un acuerdo nuclear, se cree que el flujo de inversión del exterior será gradual pero significativo. Las compañías que todavía no operan en Irán tendrán que dedicar tiempo a hacer estudios de mercado, buscar socios locales y conocer el entorno legal. Los extranjeros pueden poseer el 100% de empresas conjuntas en Irán y hay leyes que les protegen, pero el sistema no se ha puesto mucho a prueba con las sanciones
Asa Fitch / Nicolas Parasie.