Puede que haya intercambio de posiciones en algunos momentos, que unas se adelanten a otras o que sufran baches temporales y concedan ventajas al inmediato rival, pero en el mundo nacional de los fondos de inversión hay una verdad que ha permanecido inmutable a lo largo del tiempo: tres megagestoras dominan el sector.
Si se sigue el orden que muestra la última clasificación oficial de su tamaño, sus nombres son InverCaixa (la gestora de CaixaBank), Santander Asset Management y BBVA Asset Management. Y cada uno de estos grupos gestionaba más de 30.000 millones de euros en activos a cierre del primer trimestre de este año, según los datos de Inverco. El hecho de que la siguiente de la lista, Sabadell, estíé a 20.000 millones de euros de patrimonio de distancia (cuenta con 11.532 millones en estos momentos) basta para hacerse una idea de las diferencias en las que se mueve la industria local, sobre todo porque hay unos 80 grupos que tienen sede y venden sus productos desde España.
Pero hay más. La suma de los patrimonios de las tres grandes asciende a 104.571 millones de euros y eso supone que el 3,75% del sector controla el 48,6% de los 215.205 millones en activos gestionados que tienen en conjunto las gestoras nacionales.
Sin embargo, quizá lo más significativo es la evolución de esta cuota, porque demuestra que la lucha de las firmas más pequeñas por hacerse un hueco está comenzando a fracasar.
Y eso que lo han intentado y que incluso han llegado a ganar algunas batallas. Si se toman los datos del arranque de siglo, todo comenzó con un trío a la cabeza (los mismos nombres, aunque en distintas posiciones) con una cuota que llegaba al 53% del patrimonio. Moneda única, apertura del mercado, más competencia, nuevos productos, arquitecturas abiertas y una crisis financiera sin precedentes hicieron mella en el grupo de cabeza y llevaron el poder de CaixaBank, Santander AM y BBVA AM a un mínimo incluso inferior al 43% de los activos gestionados a cierre de 2012, según los datos históricos de Inverco.
Llega el desquite
A partir de ahí se inició la remontada. Los depósitos dejaron de ser la niña mimada de la política comercial de los bancos, que comenzaron a ver una clara oportunidad de mejorar sus castigados márgenes en las comisiones que proporcionaban sus gestoras. Las redes se pusieron a trabajar y las estrategias corporativas empezaron a ver que hacerse cargo de las gestoras que traían consigo los bancos adquiridos en el proceso de consolidación no era un mal negocio en absoluto.
Dos de las tres megagestoras dieron pasos de gigante a ese ritmo. BBVA sumó las fuerzas de Unnim y pronto hará lo propio con Catalunya Caixa (cuyas cifras se han incluido en los cálculos de 2015). CaixaBank ha incorporado ya a Banca Cívica, Banco de Valencia y Barclays.
El resultado es que la cuota de patrimonio de CaixaBank, Santander AM y BBVA AM ha recuperado casi seis puntos porcentuales en poco más de dos años. Y eso significa volver a los niveles que tenían hace diez años, en 2005. Camino de ida y vuelta en el sector.
Eso sí, realmente solo uno de esos tres nombres tiene motivos de celebración por su evolución en lo que va de siglo en el negocio de la inversión colectiva. CaixaBank ha multiplicado por 3,7 veces el patrimonio que tenía a cierre de 2001, por ejemplo, al pasar de 10.230 millones escasos a 37.700 millones. Santander y BBVA han seguido el camino contrario; la primera sin comprar y la segunda pese a haberlo hecho, lo cierto es que pierden cerca de 12.000 y 7.000 millones de patrimonio, respectivamente, sobre el que tenían en 2001
Iníés Abril
