EFE
Mónica Collado
El innovador y minimalista casco plegable creado por una empresa de Valencia (este de España) hace dos años quiere colarse entre los ciclistas urbanos de EEUU y sus creadores dialogan con los ayuntamientos de Boston y Nueva York para incorporarlo a su servicio de alquiler de bicicletas.
La empresa emergente valenciana Closca Design, creada en 2011, acaba de lanzar al mercado la segunda generación de su casco, el Closca Fuga, una evolución de su primer diseño y con el que han consolidado su presencia como marca internacional en más de 60 países, con ventas en la web y en distribuidores y tiendas.
EEUU y Canadá han valorado especialmente el diseño, la innovación y la estíética diferente de este nuevo producto y concentran el 40 % de su venta, pero tambiíén se ha introducido en Japón, Alemania y Reino Unido, además de en España.
El nuevo casco ha sido el resultado de casi dos años de trabajo e inversión y ha dado lugar a un producto "altamente competitivo" tanto en funcionalidad como en estíética y estilo.
"Queríamos hacer del casco un accesorio de moda y promover su uso, no desde la obligatoriedad" sino logrando que el ciclista lo integrara en su forma de vestir, explica a Efe el cofundador de la empresa, Carlos Ferrando.
La necesidad de potenciar el diseño les llevó a asociarse con una consultora creativa para crear un producto bajo directrices, preferencias y opiniones que los propios ciclistas urbanos han aportado y cuyo resultado es un casco, "simple, minimalista y con personalidad".
Precisamente, lo que le da esa personalidad son "dos líneas horizontales y un mecanismo complejo pero escondido" para el usuario que permite "plegarlo y dejarlo plano, como un libro, en un solo movimiento y en menos de un segundo", que reduce su tamaño en más de un 50 % de su volumen y se puede guardar en cualquier bolso o mochila.
Este nuevo producto ha recibido el Red Dot Design Award 2015, considerado uno de los premios de diseño internacional más prestigiosos, lo que para sus creadores ha supuesto "un sello de garantía de que es un producto real" y "un certificado de confianza para el cliente".
Ferrando apunta que sus miras están puestas en quienes usan la bicicleta como medio de transporte y especialmente para ir a trabajar porque "hay mucho potencial" -ya hay empresas y países como Francia que potencian su uso con el pago de los kilómetros a sus trabajadores- y una "oportunidad de conseguir un impacto social importante".
La empresa arrancó gracias a la aportación de más de 60.000 dólares (unos 45.700 euros) conseguida en la plataforma de microfinanciación norteamericana Kickstarter y con su primer producto facturó 160.000 euros, que sus creadores han reinvertido para poder crear el nuevo Closca Fuga ("closca" significa caparazón en valenciano).
Para Ferrando, se trata de "convertir un elemento de seguridad en accesorio de moda y promover que haya más gente que use el casco y la bici porque se sienta más seguro".
De momento, la empresa se encuentra en una plataforma estadounidense de reservas, donde ya tiene 500 clientes, entre ellos trabajadores de Google, a los que esperan servir su producto -se consigue ahora por 72 euros y luego subirá a 90- en un plazo de tres a cuatro semanas.