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Autor Tema: LOS ESPíAS PSíQUICOS DEL EJí‰RCITO BRITíNICO  (Leído 514 veces)

Scientia

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LOS ESPíAS PSíQUICOS DEL EJí‰RCITO BRITíNICO
« en: Abril 18, 2015, 08:46:46 pm »
LOS ESPíAS PSíQUICOS DEL EJí‰RCITO BRITíNICO

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La posibilidad de descubrir determinados objetivos militares, nuevos modelos de armas y planes secretos, así­ como encontrar a terroristas, probablemente animaron al Ministerio de Defensa (MD) británico a poner en marcha un programa de investigación psí­quica con la ayuda de voluntarios

El Ministerio de Defensa (MD) británico intentó reclutar a doce videntes conocidos, que se anunciaban en Internet. Sin embargo, todos ellos rehusaron la propuesta y entonces se decidió recurrir a voluntarios «novicios». Los sujetos que participaron en el experimento debí­an visualizar con los ojos tapados las imágenes de objetos y fotografí­as de personajes públicos que estaban guardadas en sobres lacrados. Un experimento «fallido» El informe del experimento, desclasificado en febrero de 2007 bajo la Ley de Libertad de Información –y que es, por tanto, accesible a todo aquel que desee consultarlo– ha mostrado que sólo el 28% de los sujetos participantes consiguieron adivinar correctamente los contenidos de los sobres, entre los que figuraban imágenes de la Madre Teresa de Calcuta, un cuchillo y un individuo asiático. El 72% restante apenas acertó. Así­ pues, los jefes de defensa llegaron a la conclusión de que el empleo de los poderes psí­quicos de dichas personas era de escaso valor para la defensa de la nación y la investigación se dio por terminada. Tras procederse a la desclasificación, la portavoz del MD dijo que «este estudio de visión remota se llevó a cabo para evaluar las afirmaciones hechas en algunos cí­rculos acadíémicos y para validar la investigación llevada a cabo por otros paí­ses sobre esta habilidad psí­quica». Con esta explicación, el MD justificaba la inversión de 18.000 libras esterlinas procedentes de los impuestos de los contribuyentes.

Sin embargo, el experimento ha suscitado todo tipo de crí­ticas, aunque Nick Pope, director del citado programa de investigación y antiguo funcionario del MD durante 21 años, no lo considera un despilfarro: «No creo que sea una píérdida de dinero público. Muchas personas pensarán que sí­, pero creo que es fantástico que el Gobierno se plantee investigaciones que rompen sus esquemas». Lo que Pope sí­ ha cuestionado es la finalidad de dichas investigaciones: «Sólo podemos hacer conjeturas, pero no se dedica tanto tiempo y esfuerzo para encontrar dinero debajo del colchón. Eso sólo se hace con fines muy importantes. Seguro que intentaban buscar a Bin Laden y armas de destrucción masiva». Habida cuenta de que el Ministerio se ha negado a discutir las posibles aplicaciones de las tíécnicas psí­quicas y que la investigación se inició en noviembre de 2001, año de la invasión de Afganistán y exactamente cuando Bin Laden consiguió eludir a sus perseguidores dejando en evidencia a los servicios de inteligencia británicos y norteamericanos, es posible que haya mucho de verdad en las palabras de Pope. Tambiíén Matthew Taylor sugerí­a algo similar en el periódico The Guardian el 4 de febrero de 2007: «Los militares han estado realizando pruebas secretas para descubrir si los soldados británicos pueden ser entrenados para utilizar sus poderes psí­quicos. Posiblemente para localizar almacenes con armas escondidas o para descubrir el escondite de Osama Bin Laden».

Espionaje militar

Los píésimos resultados obtenidos tras este experimento británico dan a entender que la «visión remota» es una entelequia. Sin embargo, experimentos de estas caracterí­sticas realizados hace díécadas en los EE UU resultaron en íéxito. Para comprobarlo no hay más que revisar tanto la literatura cientí­fica que hay sobre la visión remota como las aplicaciones que los norteamericanos hicieron de ella. La idea de utilizar «espí­as psí­quicos» no es reciente, ni mucho menos. Antes de este experimento fallido, los británicos habí­an pensado en esta posibilidad a raí­z de los experimentos psí­quicos con el dotado francíés Alexis Didier sobre los cuales habí­a escrito el reverendo Chauncey H. Townshend en The Zoist (1851), la publicación londinense más famosa sobre hipnotismo que seguí­an todos los profesionales interesados en tales fenómenos y en la mente humana. Los británicos «fantasearon» entonces si díécadas atrás Napoleón no habrí­a recurrido a los servicios de dotados como Didier para espiar sus secretos. Aquella fantasí­a se hizo realidad en los Estados Unidos siglo y medio siglo despuíés, durante la Guerra Frí­a. La CIA se encargó de reclutar reconocidos clarividentes con la esperanza de que podrí­an obtener informaciones sobre lugares soviíéticos ultrasecretos.

Los experimentos se iniciaron en 1972 en el Stanford Research Institute y fueron dirigidos por Russell Targ y Harold Puthoff. Tras cientos de experimentos concluyeron que la visión remota es una experiencia psí­quica que se manifiesta de forma natural en muchas personas y sobre todo que la mayorí­a de los individuos entrenados a «ver a distancia» –aunque no poseyeran habilidad o experiencia previa– eran capaces de «ir» a un lugar y describir con exactitud edificios, personas, rasgos geográficos y actividades. Al principio trabajaron con algunos dotados como el pintor Ingo Swann y Pat Price, quienes demostraron su capacidad para describir cualquier objeto o escenario distante. A Price, por ejemplo, le solicitaron que se «situara en espí­ritu» en un enclave militar ultrasecreto. No se le facilitaron referencias cartográficas; sólo le dijeron que se trataba de un sitio soviíético de gran interíés para los analistas. El vidente se concentró y al cabo de pocos minutos percibió un complejo de edificios, bajo el tejado de un inmueble en construcción con una grúa gigante montada sobre un tren. Dibujó el lugar y despuíés las fotos satíélites confirmaron la presencia de una grúa montada sobre raí­les, muy parecida a la dibujada por Price, en Semipalatinsk (Kazakstán) donde existí­a una instalación nuclear secreta.

Lo más importante, sin embargo, fue la descripción del interior de uno de los edificios donde se encontraba una esfera metálica gigante de 20 metros de diámetro. Nadie del servicio secreto americano tení­a noticia de semejante estructura. Tres años despuíés se confirmó la existencia de dicha esfera, cuya descripción se publicó en la publicación Aviation Week. Proyectos como Sunstreak, Stargate o Grill Flame arrojaron resultados sumamente interesantes desde el punto de vista de la parapsicologí­a, aunque fueran insuficientemente fiables para aplicaciones militares. Además de los citados, entre los videntes que participaron en dichos proyectos cabe destacar a Paul H. Smith, Lyn Buchanan, Mel Riley, F. H. Skip Atwater (que fue presidente del Instituto Monroe donde dirige programas de experiencias extracorpóreas) y Joe McMoneagle. Este último fue agente de los servicios secretos y descubrió sus dotes clarividentes a raí­z de una experiencia cercana a la muerte. Pronto ofreció sus dotes a la CIA, la NASA y el FBI. Los íéxitos que obtuvo en diferentes misiones de recuperación de rehenes le valieron varias condecoraciones. Su trabajo en Stargate fue excepcional: participó con íéxito en cerca de 200 misiones supervisadas por Edwin May. Las pruebas se realizaban bajo un control estricto, pero la precisión de las visiones remotas de McMoneagle no dejaban duda sobre su habilidad (ver recuadro). La CIA dejó de financiar los programas de visión remota en 1995, pero lo motivos no están claros. La información al respecto todaví­a no se ha desclasificado.