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Autor Tema: Las hondas raí­ces de la telepatí­a  (Leído 534 veces)

Scientia

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Las hondas raí­ces de la telepatí­a
« en: Abril 22, 2015, 08:44:23 pm »
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Las hondas raí­ces de la telepatí­a



Definición
La palabra telepatí­a deriva de dos palabras griegas: tele, que significa a distancia, y pathos, que significa sentimiento. Por ello, se definirí­a literalmente como sentimiento a distancia. F.W.H. Meyers, acadíémico del mundo clásico y uno de los fundadores de la Sociedad británica para la investigación psí­quica, acuñó por primera vez el tíérmino a partir de sus componentes griegos. Para íél, era la comunicación de impresiones de cualquier tipo desde una mente hacia otra, con independencia de todo canal reconocido de los sentidos.
Historia
A lo largo de la historia de todas las culturas, tanto del Este como del Oeste, desde la antigí¼edad hasta la era moderna, se ha reivindicado en muchas ocasiones que ciertos individuos (desde profetas, santos y fundadores de tradiciones religiosas hasta personas normales) han podido, en alguna ocasión, leer los pensamientos, las emociones y los acontecimientos relacionados con las vidas de otros, ya se encontraran cerca o lejos. En el siglo pasado se llevaron a cabo muchas investigaciones extensivas sobre el fenómeno de la telepatí­a, y estas han demostrado su veracidad más allá de cualquier duda razonable.
El 9 de septiembre de 1848, en el asedio de Mooltan, el General R., C.B., que era en aquel momento ayudante del ríégimen, estaba herido de gravedad y creí­a que iba a morirse, por lo que pidió que le quitaran el anillo y se lo enviaran a su esposa. Al mismo tiempo, ella estaba en Ferozepore (a unos 240 km de distancia) tumbada en la cama adormilada. En ese instante, vio con claridad cómo se llevaban a su marido del campo y escuchó que su voz decí­a “Quitadme este anillo y enviádselo a mi mujer”. El caso fue verificado. Se dieron a conocer todos los nombres a la sociedad.
La investigación cientí­fica moderna en telepatí­a
La edición de 1974 de la Enciclopedia Británica declara que los más de 40 años de investigación cientí­fica controlada en laboratorios, llevada a cabo por más de 200 investigadores profesionales de 27 paí­ses, establece la existencia objetiva de los fenómenos psí­quicos mentales en general.
Las cartas Zener del Dr. J.B. Rhine
La investigación, ahora famosa, del Dr. J.B. Rhine de la Universidad de Duke está tan extendida en la actualidad que no es necesario hablar mucho de ella. Uno de los experimentos más conocidos del Dr. Rhine implica el uso de las cartas Zener, las cuales están marcadas con varios sí­mbolos geomíétricos: por ejemplo, un cí­rculo, un cuadrado, una estrella u ondas. Desde una habitación del laboratorio, el emisor se concentra en el dibujo especí­fico de una carta elegida al azar. El receptor, que se encuentra en otra habitación, intenta captar impresiones mentales e identificar la carta en la que el emisor se está concentrando.
La telepatí­a en los sueños y en estado de duermevela
En los años 60 y 70 se hicieron experimentos de telepatí­a más recientes pero menos conocidos. Estos se llevaron a cabo tanto en estado de sueño como despierto en el Centro sanitario de Maimonides, en Nueva York. Los responsables fueron un grupo de psiquiatras y psicólogos, entre los que se incluye al Dr. Montagne Ullman, al Dr. Stanley Krippner y a Charles Honorton. En estos experimentos, el emisor, que se encontraba en una habitación, se concentraba en un cuadro o fotografí­a escogido al azar. En este caso, quien participaba voluntariamente como receptor se encontraba en un estado alterado de conciencia en otra habitación. Podí­a hallarse despierto, en estado de duermevela (generado a partir de sentarse en un columpio con movimiento libre, con los ojos vendados y escuchando música) o tambiíén en estado dormido y soñando. Despuíés de que el emisor hubiera enviado la imagen, se interrumpí­a o despertada al receptor y se le pedí­a que narrara su flujo de pensamiento o sueños. A menudo se descubrí­a que la imagen de la carta escogida al azar en la que se habí­a concentrado el emisor se integraba con todo detalle en las visiones o en los sueños del receptor.
Lo más sorprendente e incluso inquietante es que las personas que captaron y asimilaron en su propio flujo de pensamiento o sueños la imagen que les habí­an enviado de forma telepática creí­an que la imagen formaba parte de su propio proceso mental, y no del proceso mental del emisor. Esto sugerirí­a que en ocasiones estamos abiertos a la posibilidad (tanto si lo sabemos como si no) de captar los pensamientos de otra persona y creer que forman parte de nuestras propias ideas.
La telepatí­a en el espacio: el experimento del astronauta
Durante el vuelo del Apolo XIV, el capitán astronauta Edgar Mitchell realizó un experimento de percepción extrasensorial desde la superficie de la luna. Este consistí­a en que Mitchell se concentrara en un número de siete dí­gitos elegido al azar e intentara transmitirlo mediante telepatí­a a cuatro personas, seleccionadas con anterioridad, que se encontraban en cuatro ubicaciones distintas de la tierra. Varios investigadores profesionales computaron los increí­bles resultados con míétodos estadí­sticos estándar. El astronauta se jubiló tras la misión del Apolo y fundó el Instituto de ciencias noíéticas de California para el estudio cientí­fico de la conciencia humana y de las facultades psi.
En 1977, recorrí­ la India con el astronauta Mitchell, Swami Vishnu Devananda (el Swami volador de la India) y el Padre Dr. John Rossner, sacerdote anglicano de la Universidad de Concordia. La idea consistí­a en que un míédium (yo), un astronauta (el capitán Mitchell), un Swami indio (Swami Vishnu) y un sacerdote anglicano (el Padre John) unieran fuerzas para hacer conferencias con el tema El Yoga y los descubrimientos psí­quicos. Nuestro mensaje, y cito al Padre John, era que al igual que ha habido astronautas y cosmonautas que han explorado el espacio exterior, ha habido tambiíén «psiquenautas», o yoguis y míédiums de la India que han explorado el espacio interior a lo largo de los siglos. En la práctica, le estábamos diciendo al tercer mundo: Sí­, quedaos con nuestra ciencia y tecnologí­a occidental que puede mandar al hombre al espacio y a la luna; pero a su vez no os olvidíéis ni despreciíéis vuestras tradiciones espirituales nativas que saben apreciar la realidad y el poder de las cualidades humanas espirituales y de la mediumnidad. Esperamos que llegue el dí­a en que el estudio de la conciencia (incluida la telepatí­a) unifique las dimensiones internas y externas de la experiencia humana por todo el mundo globalizado.
Dra. Marilyn Rossner
Traducción: Davinia Albert