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El presidente Barack Obama sostuvo ayer que la firma de nuevos tratos comerciales, incluido el Acuerdo de Asociación Transpacífico (AAT), constituye una manera de sostener el liderazgo de Estados Unidos en la economía global.
Mientras se levantan voces críticas contra el AAT -que incluiría 11 naciones- en este país, Obama apeló en su mensaje de fin de semana al expediente de la competencia con China en el terreno económico.
Si Estados Unidos no da forma a las reglas de la economía mundial hoy, para beneficiar a nuestros trabajadores, mientras nuestra economía está en una posición de nueva fuerza global, entonces China escribirá esas reglas, afirmó el mandatario.
Obama defendió su política comercial asegurando que esta incluye fuertes disposiciones para los trabajadores -quienes temen la eventual exportación de empleos a otros continentes- y el medio ambiente cuyo cumplimiento podrá exigirse.
El jefe de la Casa Blanca ha encontrado oposición al AAT incluso dentro de su partido -como en el caso de la senadora Elizabeth Warren, cuyo nombre se maneja para aspirar a la Presidencia en 2016-, pero este sábado aseguró que "si no pensara que esto era lo mejor para las familias trabajadoras, no hubiera luchado por ello".
Una vez más, Obama retomó su discurso sobre la recuperación económica durante su gestión y aseveró que "si hubiera alguna vez un acuerdo que socavara ese progreso, o dañara a esos trabajadores, no lo firmaría".
Recientemente, el Comitíé de Finanzas del Senado avaló (20-6 votos) una propuesta de legislación arreglo que aceleraría la agenda comercial de la Casa Blanca, que tambiíén incluye el Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión con Europa. Se trata de una iniciativa de "vía rápida" (fast track) que, en caso de ser aprobada en amabas cámaras del Congreso, facilitaría a la administración las negociaciones de tratos comerciales, al evitar eventuales modificaciones en el propio Capitolio.
Esta legislación, conocida como "autoridad para la promoción del comercio", daría poder al Legislativo para votar sobre el AAT, pero no permitiría hacer enmiendas al texto conveniado entre los gobiernos parte.
Si el acuerdo no cumpliera con los objetivos fijados, en cuanto a normas laborales, ambientales y de derechos humanos, una mayoría de 60 votos en el Senado anularía las normas de "vía rápida" y abriría el texto a un proceso de enmiendas.