(PL)
El reclamo de un nuevo orden financiero internacional justo y equitativo cobra fuerza en Naciones Unidas, donde hoy concluye un foro que desnuda la fragilidad del sistema, ante el auge de los llamados fondos buitre.
Despuíés de tres jornadas, cierra sus puertas aquí la segunda de las tres sesiones previstas por el Comitíé de la ONU sobre el Proceso de Reestructuración de la Deuda Soberana, evento en el cual Argentina compartió sus experiencias en la lucha contra esos fondos especulativos, que encontraron en componentes de la justicia estadounidense un aliado.
La víspera, el ministro de Economía del estado sudamericano, Axel Kicillof, intervino en el órgano creado por la Asamblea General en diciembre pasado, para frenar el avance de acreedores guiados por la codicia.
De acuerdo con el titular, se trata de "parásitos especializados" en extorsionar a países en dificultades, con un poder insoportable, que amenaza su desarrollo y obstaculiza los esfuerzos de reestructuración de la deuda.
No es solo un problema de Argentina u otra nación específica, más bien es el resultado de fallas en el funcionamiento del actual sistema financiero, dijo.
En declaraciones a Prensa Latina durante un encuentro con periodistas despuíés de participar en los debates del Comitíé, Kicillof defendió el establecimiento de un marco regulador multilateral que garantice el proceso de reestructuración.
A su juicio, la soberanía y la transparencia deben caracterizar el mecanismo, que de materializarse constituiría un golpe a la codicia y la especulación.
Como ha sido abordado en el evento, Argentina no es el único país atacado por los fondos buitre, que según Kicillof, amenazan en todo el mundo a unos 900 billones de dólares de deuda emitida, sacando provecho de la fragilidad de la arquitectura financiera imperante.
El endeudamiento a travíés de la emisión de títulos significa acceso a financiamientos clave para el desarrollo, pero bajo las actuales circunstancias, tambiíén un enorme riesgo, precisó.
Para el funcionario, es muy importante que la ONU tome cartas en el asunto, y lo haga con el respaldo de una amplia mayoría de sus miembros.
El año pasado, 124 países apoyaron en la Asamblea General la regulación de los procesos de reestructuración de la deuda soberana, lo cual permitió crear el Comitíé, todo esto en el contexto de las luchas de Buenos Aires, luego de la decisión del juez norteamericano Thomas Griesa de obligarla a pagar a los fondos buitre.
La primera sesión del órgano se celebró en febrero, cuando Bolivia fue electa para presidir sus trabajos, mientras la tercera y última tendrá lugar en junio próximo.