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Autor Tema: La adicción al sufrimiento. Cómo resolverlo segíºn la medicina cuántica  (Leído 737 veces)

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Entrevista a Claudia Thurne sobre la adicción al sufrimiento de los humanos y cómo resolverlo según la medicina cuántica
Escrito por Elena Carrera . Publicado en í‰tica y Filosofí­a de Vida
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sanacion cuantica

Claudia Thurne lleva más de 10 años sanando a las personasy por medio de ellas a sus ancestros , recomponiendo los árboles genealógicos de la familia, porque de íél nos vienen la mayorí­a de nuestros problemas de salud. Trata los diferentes cuerpos del ser humano, tanto el plano fí­sico como los cuerpos más sutiles: mental, emocional etc. La adicción al sufrimiento es un problema común a casi todos nosotros y ella nos explica cómo encarlo desde la medicina cuántica y la comprensión de nosotros mismos.

Entrevistíé a Claudia hace unos meses, podíéis ver la entrevista en este enlace http://goo.gl/5RK2yg : Me impactó tanto una de sus respuestas en la que aseguró precisamente que los humanos somos adictos al sufrimiento que le propuse hacer un diálogo sólo sobre este tema. Hoy podíéis ver el interesante diálogo que mantuvimos en este video. Tambiíén os dejamos este resumen para los que os guste más la letra impresa o lo queráis leer antes de ver el video.

¿Quíé es el sufrimiento?

Hay 3 elementos fundamentales para en ser equilibrado y en armoní­a:

1. La felicidad. Un estado de plenitud, serenidad y satisfacción.

2. El bienestar. Una situación agradable fí­sica y espiritual.

3. Una actitud positiva: se enfrenta la adversidad con entusiasmo, confianza y esperanza sabiendo que la vida no nos pertenece.

El sufrimiento es una inversión psí­quica que genera una alergia a la felicidad y el bienestar, y una actitud negativa . La inversión psí­quica se genera de un trauma en la vida de la persona o generacional de sus ancestros. Y, significa ir a contracorriente. El Dr. Roger Callagen lo llamó el auto-sabotaje. Es inversión se activa para mantener la integridad psí­quica cuando el sufrimiento traspasa los lí­mites aceptables de cada uno como mecanismo de supervivencia y en algunos casos como una reacción puntual ante una situación.

La actitud es “Lo que es bueno para los demás es malo para mí­â€. Uno de los motivos frecuentes de esta condición es ser yaciente, hijo de sustitución que no ha recibido un duelo apropiado y conlleva la carga de no vivir su vida. Tambiíén se da en algunas circunstancias del nacimiento.

Que los seres humanos sufrimos es un hecho pero ¿a quíé se debe este sufrimiento?, ¿cuál es el origen?



La adicción al sufrimiento tiene diversos orí­genes. Pero su raí­z es una desconexión con la realidad. El entorno en el que la persona ha crecido. Abusos emocionales y fí­sicos condicionan a la persona a asociar el sufrimiento al amor desencadenando la codependencia, el masoquismo y sadomasoquismo, y otras condiciones. Tambiíén las memorias heredadas de ancestros influencian la tendencia a sentirnos más cómodos en el sufrimiento. Una forma de sentirnos cómodos y justificados de estar sufriendo. El sufrir nos de permiso para vivir la vida. El sufrimiento es como un bucle, una espiral que se retroalimenta.

En este momento hay sufrimiento de guerra entre hombres y mujeres, que empieza en el origen de los ancestros con la madre . Y vivimos esa guerra de sufrimiento formando un hábito en mujeres que las lleva a regresar a ese sufrimiento porque se sienten vivas y queridas a travíés de la violencia.

La adicción a ciertas hormonas, se reflejan en hábitos emocionales. Las hormonas que más nos afectan son la dopamina que rige nuestro sistema de acción y recompensa, en exceso se ve en el estereotipo de predadores corporativos. La adicción a la adrenalina nos lleva a una vida de riesgos por encima de nuestros lí­mites. Oxitonina en exceso lleva a la adicción al sexo.

En cuanto a la adicción al sufrimiento, las hormonas que más nos afectan son la serotonina que nos pone en un estado de placer, tambiíén causa su efecto contrario al pasar su efecto; y las endorfinas que regulan el control del dolor fí­sico. La adicción a hormonas que podemos producir emocionalmente de forma natural, o inducida por ingerirlas, tienen una tendencia a hacernos bipolares o tener variaciones emocionales muy marcadas. Para cambiar los hábitos hormonales hay que crear nuevas autopistas neuronales y así­ cambian nuestras reacciones.

Para ello ¿que podrí­amos hacer?

Lo primero que hay que hacer es reconocer que tenemos un problema. Lo segundo, tener una clara intención de cambio . Para ello habrá que modificar y aceptar nuevos hábitos. Es un camino que requiere determinación y esfuerzo. Al ver las causas de nuestra condición podemos comenzar a corregir estas energí­as y sanar para disfrutar en plenitud en lugar de en dolor.

Plantearnos ¿quiíénes somos o quienes no somos?

Somos Seres de luz y consciencia capaces de co-crear nuestra realidad. Somos protagonistas de nuestra vida. NO somos ví­ctimas indefensas. Para ello hay que sacar del inconsciente los programas obsoletos a travíés de terapia y autoconocimiento.

O sea reconociendo nuestra ignorancia

Es el primer paso que debemos dar cada dí­a para estar en un lugar de aprendizaje. La realización de la conciencia es un trabajo continuo y de recompensa inmediata.

¿Investigar en nosotros mismos?

El conocimiento de tu propio Ser es el más importante y elevado . Allí­ residen las respuestas que necesitamos para crecer y llegar a un estado pleno.

¿Ir a nuestro interior?

El conocimiento de uno mismo se encuentra en nuestro interior. Lo que vemos fuera son solo catalizadores de nuestra realidad interior.

¿Apaciguar nuestras vidas?

Eso viene por sí­ solo, como efecto secundario al reconocer nuestra ignorancia y conocernos a nosotros mismos. Tambiíén debemos estar dispuestos a reconocer nuestras dolencias y carencias para poder recuperarnos como Seres í­ntegros, plenos y felices.

¿Intentar darnos cuenta de lo que hacemos?

Sí­, aunque muchas veces necesitamos ayuda para poder vernos con más objetividad. De allí­ la relación entre paciente y sanador. Mas bien el sanador es un facilitador para que el paciente utilice su poder de auto-sanación más allá de sus propios pre conceptos.

¿Vivir el momento presente?

Experimentar el momento presente es fundamental para entender quienes somos, que tenemos, y cual es nuestra situación real. En la experiencia del momento presente no hay sufrimiento. Sufrimos por nuestros conceptos del pasado y del futuro. Cuando logramos salir por algún tiempo del sufrimiento tenemos una gran tendencia a volver a quedar atrapados ¿por quíé? Por nuestra adicción y hábitos a estar en ese estado. Por eso es necesario una evolución y transformación para salir de allí­.

¿Quíé diferencia hay entre dolor y sufrimiento?

El dolor es una dolencia fí­sico o emocional en un momento determinado. El sufrimiento es un estado de Ser al que podemos ser adictos y habituarlo a nuestra personalidad.

¿Quíé diferencia el dolor fí­sico del sufrimiento emocional y mental?

El efecto del dolor es el mismo más allá que sea fí­sico o emocional. Un dolor emocional puede ser más fuerte que uno fí­sico dependiendo de la situación. El sufrimiento puede existir aunque no tengamos dolor, es un estado de Ser.

¿Quíé recomendarí­as, Claudia, a esas personas que sufren psicologicamente o emocionalmente?

Reconocer que tienen un problema, tomar la decisión de salir de ese estado aceptando que tendrán que confrontar cosas que han evitado ver inclusive aceptando dolor y sufrimiento, y comenzar a tratarse.

¿Deberí­amos descodificar todos los patrones heredados de nuestros ancestros?

Los que sean negativos y obsoletos para el desarrollo de una vida plena, sin duda.

¿Es importante comprender el significado de la muerte?

Es más importante comprender el significado de la vida . Un camino que solo se puede recorrer con consciencia, plenitud y alegrí­a.

Por Elena Carrera

Directora de Tu Nueva Información

Agradecimiento Hernán Kern realización y producción video

Para más información : www.míétodothurne.com



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http://evolucionconsciente.org/sabes-que-son-las-emociones-toxicas/

¿Sabes que son las emociones tóxicas?



EMOCIONES TOXICAS: “Nuestras emociones están allí­ para ser sentidas, pero no para dominar nuestra vida, porque, de hacerlo, se volverán tóxicas”.
Sanar nuestras emociones implica prepararnos para liberarnos de las emociones negativas y tóxicas que, en definitiva, no nos ayudan a encontrar una solución.
La ansiedad, la angustia, la insatisfacción crónica, el apego, la envidia, el miedo, la culpa, el rechazo, los celos… Son algunas de las «emociones tóxicas» que debemos identificar y trabajar para alcanzar la paz interior.
La cuestión es otorgarle a cada emoción el verdadero significado que tiene. Las emociones no pueden ser controladas desde fuera sino que deben serlo desde dentro de nuestra vida diaria. Vivir significa conocerse, y ese conocimiento es el que nos permite relacionarnos con el otro y con nosotros mismos.
Cualquier emoción que reprimamos o guardemos —sea positiva o negativa— es susceptible de convertirse en tóxica. Esa emoción se puede llamar miedo, ansiedad, enojo, envidia, malhumor, etc. Cuando vivimos la emoción tóxica, de alguna forma nuestro cerebro la reconduce y al final va a parar a algún órgano del cuerpo, enfermándonos.
Hay personas que les cuesta expresar, por ejemplo, el enojo. Creen que estar enfadado es malo y que no es correcto mostrarse así­, por lo que reprimen esa emoción, la guardan, se la tragan o la disimulan y, sin querer, esa emoción no expresada la enví­an a una parte de su cuerpo y pudiendo tener un problema de salud, como un infarto.
Otras personas tienen miedo a tener miedo; entonces evitan situaciones que les generen ansiedad, como por ejemplo hablar en público o estar con otras personas, convirtiendo esa emoción en tóxica.
Otros individuos guardan las emociones por tener una autoestima baja y creen que no tienen derecho a expresar lo que desean o sienten, por lo que anulan las emociones, canalizando erróneamente los sentimientos y llevándoles a un estado fí­sico y psí­quico enfermizo.
Hay multiplicidad de causas, pero todas ellas tienen algo en común: cada vez que guardamos una emoción o la reprimimos, esa emoción puede acabar siendo tóxica.
Nos afecta produciendo enfermedades psicosomáticas, infartos, enfermedades gastrointestinales, etc.
Por lo general, todas las emociones tienen una plataforma emocional: el estríés.
Cuando una persona tiene una sobrecarga, llámese una deuda económica, un problema en el hogar, con los hijos o con el trabajo, toda esa sobrecarga al final produce una enfermedad, ya sea con más o menos incidencia o más o menos gravedad.
Por esto es importante discernir lo que sentimos y ponerlo en palabras para liberar cualquier sobrecarga emocional.
Las emociones no son ni buenas ni malas, simplemente son energí­a, y la energí­a es una fuerza que hay que gastarla o liberarla.
Una de las emociones nocivas es la llamada ansiedad tóxica. Utilizaremos un paralelismo musical para entender su desarrollo en nuestros cuerpos. Por ejemplo, las cuerdas de una guitarra pueden estar muy tensas o poco tensas. Cuando están muy poco tensas, la guitarra prácticamente no suena; pero cuando están excesivamente tensas, la guitarra produce notas cada vez más agudas, rompiíéndose fácilmente por la presión de la tensión. Por ello, la afinación correcta de una guitarra se sitúa en el tíérmino medio, en el lugar donde suena bien y puede hacer buena música.
Esto es exactamente lo que sucede con la ansiedad. Existe una presión básica que toda persona necesita; pero cuando hay una excesiva tensión es cuando se produce la ansiedad tóxica.
Preocupaciones que uno no puede controlar como ‘y si pierdo el trabajo…’, ‘y si no me va a ir bien este negocio…’, ‘y si no me van a querer…’, ‘y si no me separo…’, todas estas preocupaciones no resueltas son las que nos pueden llevar a un trastorno de ansiedad. Son preguntas del futuro que no tienen respuesta o, más concretamente, que tienen una respuesta catastrófica.
El pesimismo es una caracterí­stica habitual del ansioso. Este tipo de persona siempre ve el final de la pelí­cula: ve que lo echarán del trabajo, ve que la relación le irá mal, ve que no será capaz de cumplir un objetivo y casi siempre imagina un futuro negro.
Es entonces cuando el organismo reacciona con taquicardias, con sudoración, con mareos, con constipados, con problemas de sueño, durmiendo todo el dí­a o no durmiendo nada, con problemas de alimentación, comiendo mucho o no comiendo nada…
El cuerpo está avisando de que hay una preocupación que es tóxica. En el caso extremo del proceso, se dan casos de angustia profunda, en los que el individuo siente que se va a morir, por lo que, por ejemplo, puede ir al cardiólogo para hacerse pruebas, sin dar resultados positivos, o puede estar andando por la calle y sentirse angustiado hasta el punto de sufrir mareos, sudoraciones y trastornos generales sin existir una razón orgánica para tales alteraciones.
El cuerpo reacciona negativamente al proceso de angustia sin, en realidad, tener ninguna razón orgánica que lo produzca.

Otra emoción que puede ser tóxica es la angustia. La angustia es como la alarma de un coche: si alguien quiere robarlo, suena; pero si la alarma suena en cualquier momento, significa que el coche está funcionando mal.
La angustia es buena frente a una situación de desafí­o o cuando tenemos realmente miedo por algo puntual. Ahora bien, si la angustia es permanente o se dispara aleatoriamente en cualquier momento, estamos frente a una angustia tóxica.

Otra emoción tóxica es la envidia.
Es una emoción que por fuera parece dar una imagen normal, pero por dentro sufre la carga de la disconformidad y el deseo incontrolado.
La envidia puede ser muy falsa, porque aparenta para sobrevivir. Muchas veces se oye decir: ‘tengo envidia sana’, como si, por poner un ejemplo paralelo, se pudiera tener un cáncer terapíéutico.
No existe el cáncer terapíéutico como no existe la envidia sana. La envidia es una emoción tóxica que se alimenta de un deseo totalmente incontrolado, de una emoción desbocada, que intenta descalificar para adquirir una supuesta seguridad propia.
Para vencer la envidia como para vencer otras emociones nocivas es conveniente tener conciencia de que existen y que nos afectan. Es el primer paso.

Una emoción negativa, es tóxica para el cuerpo e interfiere en su equilibrio y su funcionamiento armonioso.
El miedo, la ansiedad, la ira, el rencor, la tristeza, el odio o el intenso disgusto, los celos, la envidia; todos ellos perturban el flujo de energí­a a travíés del cuerpo, afectan al corazón, al sistema inmunitario, a la digestión, a la producción de hormonas, etc.
Hasta la medicina convencional, que todaví­a sabe muy poco sobre el funcionamiento del ego, está empezando a reconocer la conexión entre los estados emocionales negativos y las enfermedades fí­sicas.
Una emoción que daña al cuerpo infecta tambiíén a las personas con las que se está en contacto e indirectamente, por un proceso de reacción en cadena, a muchas otras con las que uno no trata nunca.
Hay un tíérmino geníérico para todas las emociones negativas: infelicidad.

Entonces, ¿las emociones positivas tiene el efecto contrario en el cuerpo fí­sico? ¿Refuerzan el sistema inmunitario, vigorizan y sanan el cuerpo?
Desde luego que sí­, pero es preciso diferenciar entre emociones positivas generadas por el ego y emociones más profundas, que emanan del estado natural de conexión con el Ser.

Las emociones positivas generadas por el ego contienen ya sus contrarias, en las que pueden transformarse rápidamente.
Veamos algunos ejemplos: lo que el ego llama amor es sentido de posesión y apego adictivo, que puede transformarse en odio en un segundo.
La expectación ante un suceso venidero, que es la sobrevaloración del futuro por el ego, se transforma fácilmente en su contraria – frustración o decepción – cuando el suceso ha terminado o no cumple las expectativas del ego.
El elogio y el reconocimiento te hacen sentir vivo y feliz un dí­a; ser criticado o no reconocido te hace sentirte rechazado y desdichado al dí­a siguiente.
El placer de una fiesta salvaje se convierte en tristeza y resaca a la mañana siguiente.
No hay bueno sin malo, no hay subida sin bajada.

Las emociones generadas por el ego proceden de la identificación de la mente con factores externos que, por supuesto, son todos inestables y pueden cambiar en cualquier momento.
Las emociones más profundas no son en realidad emociones, sino estados del Ser.
Las emociones existen en el reino de los contrarios.
Los estados del Ser pueden estar eclipsados, pero no tienen contrarios. Emanan desde el interior, como el amor, la alegrí­a y la paz que son aspectos de tu autíéntica naturaleza.

Eckhart Tolle, El Poder del Ahora

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Aprende a protegerte de pensamientos negativos


http://micartastral.com/aprende-a-protegerte-de-pensamientos-negativos/#


Las medidas siguientes se recomiendan para los receptores de energí­a y pensamientos negativos.

Los ayudarán a fortalecerse y a debilitar a las entidades que les torturan, hasta que se las despeje. Sin embargo, cada caso es diferente.

De todos modos si sientes que alguien te enví­a pensamientos negativos, debes:

1. Lleva constantemente un pedazo de espejo, para que la energí­a negativa enviada a ti se reflecte hacia fuera. Si no quieres atraer la atención de la gente, pí­dele a un platero que te haga un amuleto con un espejo. O simplemente pega un espejito en una prenda de vestir, en el cinturón o en un bolso que llevas.

2. Haz el siguiente ritual: Coge una vela blanca y un pedazo de papel marrón (p.ej. un trozo de una bolsa de fruterí­a), enciende la vela y concíéntrate en tu intención, dejando de lado los sentimientos negativos.

Escribe en el papel “Pido a la Luz (o a Dios) que hiele toda influencia negativa de parte de fulano sobre mí­, sea íésa fí­sica, psí­quica, mental o espiritual ”. Fí­rmalo y escribe la fecha. Coge una bolsa de plástico, llíénala de agua, íéchale un poco de sal marina, mete el papel dentro, ciíérrala hermíéticamente y míétela en el congelador. En el caso de que lo descongeles , haz el ritual otra vez.

3. Visualiza a diario que tu cuerpo entero se llena de luz blanca y que esta luz se expande hacia fuera, formando una esfera alrededor de ti. Si te cuesta visualizar, pí­deles a los ángeles que te rodeen con su luz.

4. Al acostarte, imagina que te cubren las alas doradas del Arcángel Miguel.

5. Coloca imágenes del Arcángel Miguel en todos los cuartos, salvo el baño. Puedes llevar o usar cualquier imagen de arcángeles o santos para los que sientas afinidad, una cruz o un pentáculo . Puedes incluso dibujar un pentáculo (con la punta hacia arriba) debajo de la cama.

6. Duerme con una piedra protectora debajo de tu almohada, como una turquesa, un lápiz lázuli o una malaquita.

7. Coloca en tu cuarto de dormir un recipiente con sal marina y un cuarzo transparente. Cambia la sal cada mes o cada semana, dependiendo de la gravedad del problema.

8. Si sufres de pesadillas, coloca tus zapatos o zapatillas con la punta hacia direcciones diferentes delante de tu cama.

9. Reza, ve a misa, toma agua bendita, comulga o vete a la iglesia, aunque estíé vací­a.

10. Pinta la casa con colores vivos, cambia de decoración, pon cubrecamas nuevos, ví­stete con colores alegres.

11. Coloca flores frescas en la mesa o macetas en la terraza.

12. Escucha música suave, preferentemente clásica. Evita de ver las noticias u otros programas negativos. Evita las pelí­culas tristes. Una comedia es una buena idea.

13. Come sanamente con mucha verdura y fruta.

14. Mantente activo, haciendo cosas que requieren creatividad, como la artesaní­a o las artes, o lee cosas interesantes.

15. Evita las personas negativas o abatidas, así­ como los vampiros energíéticos. Guarda una actitud positiva, mantíén la esperanza y pensamientos optimistas.

16. Pasa tiempo con personas que te hacen sentirte bien. Si no tienes a nadie, mejor estar solo.

17. Escucha grabaciones con sugerencias positivas.
18. Deja que entre el sol dentro de la casa. Haz caminatas largas en el campo o incluso en la ciudad, si eso te agrada.

19. Haz ejercicio.

20. Nada de adicciones (alcohol, cigarrillo, drogas, demasiados dulces o comida, sexo sin sentido, demasiada televisión o videojuegos, etc).

21. Viaja, aunque sea solo, preferentemente a un lugar lejano y de otra civilización.

22. Cuida tu limpieza personal, mantíén la casa limpia y tira todo lo que no necesitas.

23. Adopta una mascota, si es posible un gato, ya que los gatos absorben la energí­a negativa.

24. Entra a menudo en contacto con niños.

25. Si te hacen magia negra, visualiza una capa protectora alrededor de ti. Refuíérzala varias veces al dí­a y experimenta con diferentes materiales, por ej. metales, así­ como formas geomíétricas. Visualiza en el interior una capa esponjosa que absorba los golpes. Visualiza un espejo en el exterior. Puedes hacerlo tambiíén para otra persona o incluirla en tu propia capa. Visualiza un espejo en el plexo solar al enfrentarte con un enemigo.

26. Cambia de peinado o córtate bastante el pelo.

27. Vete de compras. Puedes encontrar cositas simples y bonitas con muy poco dinero.
28. Prepara una comida nueva o un dulce. La idea general es salir de la rutina.

29. Perdona a toda persona que te haya herido en el pasado, no olvidándote a ti mismo.

30. Para los que prefieren una oración, propongo la siguiente a San Miguel:

“San Miguel Arcángel, defiíéndenos en la batalla. Síé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Que lo reprenda Dios, pedimos suplicantes. Y tú, prí­ncipe de la milicia celestial, arroja al infierno con el poder divino a Satanás y a los otros espí­ritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amíén.”

Quiero recalcar que la oración hay que decirla con pasión, sintiendo cada palabra, pues si no no llega al destinatario.
31. He aquí­ otra oración a San Miguel: “San Miguel delante de mí­, San Miguel detrás de mí­, San Miguel a mi derecha, San Miguel a mi izquierda, San Miguel por debajo de mí­, San Miguel por encima de mí­, San Miguel dentro de mí­, San Miguel alrededor de mí­.

32. Compra piramides y colgantes de orgonita, coloca una en cada rincón de tu cuarto y lleva uno en el cuello.

33 .La siguiente oración ayudará a mejorar tu karma y protegerte de los pensamientos negativos:

“Le pido a Dios que lleve a mis almas perdidas de vidas pasadas a la luz y ayudar a mis vidas paralelas a ver la luz y dejar su actividad oscura. Le pido a Dios que recoja mis entidades oscuras, fragmentos y yos pasados perdidos de alma, purificarlos y llevarlos a la luz. Le pido a Dios que bendiga la comida que como de todos los elementos impí­os y tóxicos y que neutralice cualquier participación mí­a en rituales satánicos que se hayan realizado sin mi conocimiento, a travíés de la comida o del sexo.

Le pido a Dios que destruya cualquier clon mí­o, etíérico o fí­sico y energí­a ajena y oscura dentro de mí­.”