EFE
Una iniciativa presentada hoy en la Asamblea de California (suroeste, EE.UU.) busca que las empresas de este estado compradoras y distribuidoras de frutas y vegetales provenientes de Míéxico revisen que sus proveedores en ese país no cometan abusos laborales.
La denominada "Ley para Detener los Tomates Sangrientos", del representante demócrata de San Diego Juan Vargas, busca que las grandes empresas que compran a firmas agrícolas en Míéxico realicen auditorías y supervisen que estas compañías no empleen mano de obra infantil ni abusen de sus trabajadores.
De ser aprobada, la medida obligaría a las compañías compradoras a publicar los resultados de las auditorías de sus proveedores en sus sitios de internet.
Según destacó el representante hispano, la propuesta de ley refleja el interíés creciente que demuestran los consumidores sobre el origen de los productos que compran.
"Las empresas que compran y distribuyen deben responsabilizarse sobre la forma en que se elaboran o cultivan estos productos y evitar que sean producto de casos de abuso infantil o laboral", recalcó Vargas.
El legislador, cuyos padres Tomás y Celina Vargas llegaron a Estados Unidos a finales de la díécada de 1940 como parte del programa Bracero, creció en medio de la pobreza, en una finca productora de huevos, cerca de la frontera con Tijuana (Míéxico).
La legislación de Vargas se inspiró en una serie de artículos publicados por el diario Los íngeles Times en diciembre de 2014, en los que se denunciaban las extremas condiciones de abuso y pobreza que sufren muchos trabajadores de fincas mexicanas exportadoras a Estados Unidos.
Uno de los artículos denunció las "brutales condiciones en Bioparques", uno de los más grandes exportadores de tomate mexicano y que fue proveedor de la cadena de almacenes Walmart", corporación que poco despuíés anunció que revisaría las condiciones en las que trabajan los obreros en sus cadenas de suministro.
En otro artículo se denunció que más de 100.000 niños menores de 14 años trabajan en la recolección de cosechas a lo largo de Míéxico, aún cuando el trabajo infantil es ilegal en ese país.
Vargas es consciente de que su proyecto recibirá presión de parte de algunas empresas comerciales, pero guarda esperanzas de que tambiíén encuentre apoyo de parte de productores estadounidenses, como los cultivadores de tomates de Florida (sur)