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Autor Tema: Radiación electromagníética: “Hay que crear conciencia, porque el cambio es pers  (Leído 622 veces)

Scientia

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Radiación electromagníética: “Hay que crear conciencia, porque el cambio es personal”

 
Pilar Elgueta entrevista a Zulema Higueras / Fotografí­as: Josíé Miguel Rojas



“Usar dispositivos inalámbricos forma parte de la cotidianidad. Sin embargo, su uso  excesivo puede generar ciertas patologí­as y sí­ntomas mayoritariamente asociados al sistema nervioso, a raí­z de los campos electromagníéticos no ionizantes producidos por dichos dispositivos. Ya hay más de 2.000 estudios cientí­ficos que avalan los riesgos, pero aún falta que estos sean reconocidos por las organizaciones mundiales.”

En el mes de mayo de este año, un grupo de 190 cientí­ficos de 39 paí­ses pertenecientes al Llamado Internacional Cientí­fico sobre Campos Electromagníéticos (International EMF Scientist Appeal), y dedicados al estudio de los efectos biológicos sobre la salud de los campos electromagníéticos no ionizantes (CEM), envió una carta a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a los estados miembros de la ONU y a la Organización Mundial de la Salud (OMS) solicitando tomar nuevas medidas y regular la actual y creciente exposición a los campos electromagníéticos generados por los dispositivos elíéctricos e inalámbricos.

 Si bien estos especialistas afirman que existen más de 2.000 artí­culos cientí­ficos sobre los daños que podrí­an ocasionar en el ser humano los dispositivos electrónicos que utilizan ondas electromagníéticas, vivimos en una sociedad que ya casi no puede hacerles el quite. Muchos de los estudios existentes se  realizan para grandes corporaciones que fabrican estos dispositivos, los que lamentablemente omiten mucha de la información sobre los riesgos que producen en la salud humana. Esto ocurre porque los trabajos cientí­ficos son financiadas por empresas multinacionales, con fines comerciales.
 

“No es difí­cil ver antenas al lado de centros míédicos, por ejemplo. Muchos de mis pacientes que presentan sí­ntomas de irritabilidad, ansiedad y alteraciones del sueño y que se relacionan con la radiación electromagníética, tienen una antena instalada al lado de sus casas”

Según la carta, dichos estudios incluyen –pero no exclusivamente- los dispositivos emisores de radiación de radiofrecuencia, como los telíéfonos móviles, el wifi, las antenas emisoras, los monitores para bebíés, así­ como los dispositivos elíéctricos y la infraestructura utilizada para el suministro de electricidad que generan campos electromagníéticos de muy baja frecuencia.

 Al respecto, la doctora Zulema Higueras, míédico y experta en terapias florales, medicina sintergíética y que actualmente integra la medicina ortomolecular, comenta los riesgos de estos dispositivos en las personas. “Desde la lí­nea sintergíética, trabajo con lo energíético y cuento con dispositivos que a travíés del pulso te pueden decir si una persona tiene contaminación electromagníética o no. Es frecuente ver sí­ntomas como irritabilidad, ansiedad, alteraciones del sueño, de lo que llamarí­amos estríés. Muchos de esos sí­ntomas se relacionan con la radiación electromagníética”, comenta Higueras y agrega que siempre están presentes en casos de depresión y esencialmente en crisis de pánico. 

 De acuerdo con la petición internacional, la mayor contaminación electromagníética se da en los paí­ses industrializados, como es crecientemente el caso de Chile, donde según la especialista, solo en la Región Metropolitana existen casi 10 mil antenas de celulares. “Y las regulaciones las aceptan. No es difí­cil ver antenas al lado de centros míédicos, por ejemplo. Muchos de mis pacientes que presentan estos sí­ntomas tienen una antena instalada al lado de sus casas”, sostiene.

 La mayorí­a de las personas están expuestas a diario a la radiación electromagníética. “Otros de los sí­ntomas son cefaleas, jaquecas, palpitaciones, cansancio, problemas de concentración, píérdida de memoria y reducción de la libido. Con respecto a las patologí­as, se asocia a enfermedades como depresión, crisis de pánico, tumores cerebrales, cáncer, epilepsia, alteraciones hormonales, Alzheimer, Parkinson e infertilidad”, afirma Zulema.

 La doctora inglesa Erica Mallery-Blythe, miembro de la Sociedad Británica de Medicina Ecológica, a travíés de un video, muestra una prueba que se le hace a un hombre antes y despuíés de tener el celular en el bolsillo por mucho rato. En primera instancia, los espermios tienen motilidad normal, pero luego de que el telíéfono estuvo unas horas en el bolsillo de la persona, aparecen inmovilizados.  “Ahí­  te das cuenta de la relación directa que existe con la infertilidad masculina”, dice la doctora Higueras.

 Otro de los riesgos que observa esta doctora experta en medicina sintergíética es la alteración cardiovascular.  Un ejemplo simple es llevar el celular en el bolsillo de la camisa. “Esto no está muy publicado, pero para mí­ es obvio que altera al corazón, ya que va a la altura del pecho y pegado al cuerpo”, dice ella.

 Por otro lado, la mayorí­a de los instructivos que acompañan a los telíéfonos móviles nuevos  recomiendan usarlos a una distancia de 2,5 centí­metros del cuerpo.  Pero, ¿cómo podemos usar el telíéfono portátil sin tocarlo?

Lo que sucede con los aparatos elíéctricos

 En el caso de Chile, y en especial en invierno, muchos ocupan el calientacama o mejor conocido como “escaldasono” para calentarse. Zulema Higueras asegura que no hay que dormir con ellos prendidos, ya que la radiación que emiten es importante. “Hay que desenchufarlo de la pared, no te sirve si no lo apagas; porque si no, es como si estuvieras durmiendo conectada a la corriente elíéctrica”, comenta. Pero lo peor, eso sí­, son las tecnologí­as inalámbricas: celulares, tablets, consolas de videojuegos, routers para conectarse a Internet en forma inalámbrica, entre otros. La doctora recomienda tener estos dispositivos siempre conectados con un cable de red y que tratemos, en lo posible, de no utilizarlos en las habitaciones mientras dormimos.

“Si comparamos el sistema simpático con el parasimpático, con el primero logras estar vivo y activo durante el dí­a para funcionar. Al llegar la noche, el organismo se pasa al sistema parasimpático, para descansar y estar bien al otro dí­a.  La luz y la oscuridad a nivel de la glándula pineal regulan estos procesos”, resume Zulema. “Si duermes con el celular cerca de la cabeza, para el organismo es como si la luz siguiera prendida, ese es el efecto de la radiación, y el cuerpo no logra la función reparadora del sueño. Es ahí­ cuando observo que mis pacientes empiezan a cansarse en horas inhabituales durante el dí­a”, agrega. “Aún no se comprueba cientí­ficamente, pero para mí­ como míédico, sí­ tiene sentido esta observación”, sostiene Higueras.

 Por otra parte, los más afectados son las nuevas generaciones; y con ello, nos referimos a los bebíés y niños, que teniendo un cráneo más delgado y aún en crecimiento absorben 60% más de radiación que los adultos. Por eso, los monitores para las cunas son peligrosos, ya que están prendidos dí­a y noche, muy cerca de los niños. ¡Y ni hablar de cuando juegan con el telíéfono de los papás o toman las tablets, que en muchos casos incluso se echan a la boca!

 Otro de los puntos que debemos tener en cuenta según nuestra experta es el uso de los telíéfonos móviles en un ascensor. “Estos espacios cerrados funcionan como caja de resonancia y cuesta más que entren las ondas a las paredes, por lo que la radiación se concentra y quienes van al lado tuyo tambiíén se ven afectados”, comenta la experta.

“Los más afectados son las nuevas generaciones; y con ello, nos referimos a los bebíés y niños, que teniendo un cráneo más delgado y aún en crecimiento absorben 60% más de radiación que los adultos.”

Hay que tener clara la intensidad de la radiación. El wifi es mucho más riesgoso que un computador conectado a la red de internet o un televisor, que tambiíén irradia ondas dañinas pero en menor intensidad. “La distancia a la fuente de la radiación es muy importante”, comenta Zulema. “Es al cuadrado de la distancia. Es decir, si te alejas un poco, la radiación no es un poco menos, es mucho menos. Por eso, si llegas a un lugar, es mejor dejar el celular en una mesa, es decir, tenerlo lo menos posible en contacto con el cuerpo.”

Y otra cosa que merece la pena recordar, es que el efecto de la radiación es acumulativo, algunas personas empiezan a tener problemas despuíés de 10 o 15 años de uso. Así­ que el tiempo de exposición a los distintos dispositivos tambiíén se ha de tomar en cuenta.

¿Quíé medidas debemos tomar para protegernos de la radiación electromagníética?

 La doctora Higueras recomienda, en la medida de lo posible, desconectar los aparatos inalámbricos cuando no estíén en uso.

 En esta temporada de invierno, con respecto a los escaldasonos, sugiere mantenerlos prendidos hasta que la cama ya estíé caliente y desenchufarlos cuando nos vayamos a acostar.

 Por otro lado, sobre el uso del celular como despertador, cuenta que al usarlos en “modo avión”, estamos más seguros. De hecho, así­ es como debemos usarlos si queremos cuidarnos.  Aún mejor es utilizar un despertador convencional y a pilas. Tambiíén es necesario recordar que no debemos mantener los celulares cargando en nuestras habitaciones, y que ojalá estíén a una distancia mí­nima de tres metros de la persona a la hora de dormir.

 Debemos habituarnos poco a poco a estas prácticas para proteger a nuestra familia y a nuestro organismo. Son pequeños cambios, pero los resultados pueden ser muy significativos.

 Otra de las recomendaciones es caminar descalzo en la arena o en el cíésped para liberarnos de la radiación que tenemos acumulada, usar siempre manos libres para hablar por celular y si se puede, elegir el telíéfono fijo.

 Realizar cambios en nuestra rutina de vida puede ser complicado, porque la tecnologí­a nos brinda mucha comodidad, pero hay que tomar conciencia de los daños que representa para la salud. Por eso, Zulema Higueras, desde la lí­nea ortomolecular, sugiere tomar vitaminas y antioxidantes, por ejemplo. “Si me voy a la cosa fina de que el daño es por estríés oxidativo y por exceso de radicales libres, comprendo que de manera preventiva y probablemente paliativa, podrí­an ser muy útiles, comenta.  “Hay que crear conciencia, porque el cambio es personal. Primero, hay que darse cuenta de los daños, informarse dentro de lo posible y cuidar la alimentación”, sostiene la Dra. Higueras. Por eso, recomienda comer muchos vegetales y tener una dieta equilibrada. “Uno tiene que hacerse responsable de su salud, desde su propio conocimiento y elegir dentro de eso”, dice la doctora.