EFE
Josíé ílvarez Díaz
Una batería de intervenciones sin precedentes impulsadas esta semana por Pekín rescató en dos días las bolsas de Shanghái y Shenzhen, que antes llegaron a perder tres billones de dólares, un tercio de su valor, en tres semanas y media.
Esta cantidad (unos 2,7 billones de euros) equivale tambiíén a casi un tercio del Producto Interior Bruto (PIB) de China en 2014 (10,36 billones de dólares, según el Banco Mundial) o lo que es lo mismo, al PIB del Reino Unido, más que el de Brasil, dos veces el de España o unas 12,5 veces el de Grecia.
Despuíés de que el Partido Comunista de China (PCCh) movilizase todo tipo de organismos oficiales, corredoras y empresas estatales bajo su control directo, incluida la policía, ambos mercados repuntaron. El jueves volvieron a subir y el viernes consolidaron su recuperación con ganancias de cerca de un 10 % en dos días.
Sin embargo, las cuatro semanas de pánico de los 90 millones de inversores individuales del país, responsables de cuatro quintas partes de la actividad diaria en el joven mercado de valores chino, que acaba de vivir la peor racha de hundimientos de su cuarto de siglo de historia, sólo se resolvieron tras un anuncio policial.
La Oficina de Delitos Bursátiles del Ministerio de Seguridad Pública (policía) y la Comisión Reguladora del Mercado de Valores de China (CRMV) están investigando a las entidades y personas que hicieron "venta en corto maliciosa" en los últimos minutos del miíércoles, mientras Pekín orquestaba intentos de salvar los parquíés.
Ese día Shanghái se hundió un 5,9 % y Shenzhen otro 2,95 %, pero el jueves, prácticamente al minuto de que el viceministro policial informara de esa investigación, ambas bolsas se dispararon, en el caso de Shanghái para firmar su mejor jornada desde 2009, con ganancias de un 5,76 %.
"No fue sólo el anuncio de la policía, sino la acumulación de toda una serie de medidas", aunque esa última fue la gota que colmó el vaso, explicó a Efe el analista Chen Jiahe, director y jefe de estrategia del departamento de investigación de la corredora Cinda.
De la misma opinión es el experto en mercados financieros Rui Meng, profesor de Finanzas y Contabilidad de la Escuela Internacional de Negocios China-Europa de Shanghái (CEIBS), que cree que el anuncio no fue el único factor a favor, dado que "lleva cierto tiempo que las medidas anteriores empiecen a ser eficaces".
"No creo que el repunte se deba sólo al anuncio", explicó Rui, quien añadió: "la valoración de las acciones más estables del mercado alcanzaron ya niveles razonables".
"Cuando el mercado se dio cuenta de lo decidido que estaba el Gobierno a solucionar este tema, algunos inversores experimentados empezaron a volver al mercado", indicó el economista, en busca de "acciones a precio de saldo".
Eso acabó arrastrando a los inversores individuales, responsables de la gran volatilidad habitual en China, señaló el experto de CEIBS.
Según Chen, por ahora la intervención de Pekín para financiar la compra de acciones y evitar que continuara la sangría, ha conseguido frenar, al menos por el momento, la extrema volatilidad de estas últimas semanas, y "reducir el apalancamiento" (endeudamiento para invertir) de estos pequeños inversores.
"Creo que no hará falta mucho tiempo para volver a los niveles del 12 de junio", pronosticó el analista.
Esa jornada fue la última de los recientes siete meses de galopante racha alcista vivida desde noviembre, con la burbuja desatada por esos mismos inversores, mientras la economía china tiende a crecer a su menor ritmo en 25 años (7 %).
"El mercado podría seguir siendo volátil a corto plazo, debido al comercio marginal (que buscará la recuperación de fondos, para pagar las deudas contraídas por muchos inversores durante la reciente racha alcista), así que preveo que el mercado rebote gradualmente", alertó Rui.
"El espíritu de la racha alcista sigue estando ahí", señaló y recordó que, despuíés de todo, "el Gobierno está sobreprotegiendo a los inversores minoristas" al intervenir hasta ese punto en el mercado.
En efecto, la mayoría son inversores aficionados, con escasos o nulos conocimientos financieros, que han volcado sus ahorros en la bolsas pero actúan de manera intuitiva, y muchos con la mentalidad de quien ha pasado casi toda su vida bajo una economía planificada y siente que, en caso de emergencia, el PCCh actuará para rescatarles.
"Todo el mundo debería comprender las reglas del mercado: una rentabilidad mayor significa un riesgo mayor", insistió Rui.
"Espero que tanto el Gobierno como los inversores individuales puedan aprender una valiosa lección de esta crisis", añadió.