Acaban de darse a conocer unos datos oficiales que ilustran de maravilla uno de los sablazos más crueles que nos ha traído la crisis, un ejemplo del despropósito en la gestión de la administración pública que golpea directamente en nuestros bolsillos y en nuestra calidad de vida en uno de los periodos más difíciles de nuestra reciente historia.
Son los datos de cómo se ha disparado lo que pagamos por el impuesto de bienes inmuebles, el IBI, el cuarto en importancia de este país. Un impuesto que suponía el 27,23% de los ingresos totales de los consistorios en 2012, según datos del Ministerio de Hacienda. Es por tanto el impuesto municipal que más recauda y ha sido salvavidas para evitar que muchos ayuntamientos quebraran a la vez que ha sido demoledor e incluso humillante para muchas familias y propietarios de viviendas cuando peor lo estaban pasando.
Y para hacer más sangrante el atropello, el impuesto, que es un cargo sobre el valor teórico del inmueble, ha ido subiendo mientras el precio real de las viviendas se desplomaba. Desde los picos del boom, el precio medio de la vivienda en España ha caído mas del 40%. A su vez, es un impuesto casi universal ya que este es un país en el que casi el 80% de los hogares es propietario de vivienda.
La situación recuerda a aquella que narra la leyenda de Robin Hood, cuando el rey Juan sin Tierra de en Inglaterra, en el momento en que peor lo estaba pasando la gente por las malas cosechas mandaba a sus recaudadores a quitar lo poco que les quedaba a sus vasallos para sufragar sus guerras o su tren de vida vergonzante.
Porque no se corresponde ese sablazo a los contribuyentes con los esfuerzos de austeridad que debían haber aplicado los ayuntamientos de este país, en general. Se han recortado mucho servicios y prestaciones pero poco el gasto corriente y suntuario y el destinado al servicio de una deuda que se ha disparado hasta niveles astronómicos.
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En total–dejando al margen a Navarra y País Vasco–, los consistorios en España elevaron su recaudación por IBI un 53% entre 2008 y 2014 por encima de los 12.000 millones. En el mismo periodo, en Madrid los ingresos se elevaron un 74%. Si en 2008 representaban 712 millones para el ayuntamiento, el año pasado cerró con 1.244 millones de recaudación.
El abuso manifiesto cometido con este impuesto explica la mejora de las arcas públicas de las corporaciones locales, que han sido las únicas administraciones que han conseguido en los últimos años superávit presupuestario, es decir, ingresar más de lo que gastan. El ejercicio pasado, las administraciones locales consiguieron cerrar sus cuentas con un excedente del 0,52% del Producto Interior Bruto.
Pero pese a la montaña de dinero recaudada, al cierre de 2014, la deuda viva financiera de los municipios ascendía a 31.722 millones, un 9,6% menos que el año anterior. Si se incluye el conjunto de entes locales, el pasivo escala hasta los 38.386 millones, un 7,4% menos.
El número de municipios que no debe ni un euro al banco tambiíén se incrementó en 347 ayuntamientos. Hoy, 3.436 consistorios pueden presumir de no tener cuentas pendientes con las entidades financieras. Representan el 42% de los 8.118 municipios que hay en España, aunque solo suman 2,6 millones de habitantes. Es decir, son una excepción.
De media, la deuda de los municipios asciende a 670 euros por habitante pero se producen importantes diferencias entre las distintas localidades. Si a esa deuda que soportamos, le sumamos la que nos toca por cabeza por la deuda de Estado y autonomías, a lo mejor no nos daban críédito ni para comprarnos un móvil a plazos.
total todo esto para pagar las comisiones delas contratas ,la corrupcion , los sueldazor de asesores y otras personas que rascan los que sesin pegar golpe ,pagar el maiguismo,pagar los previlegios , y todo a costa de que tenemos que dejar nuestros privilegios a un lado para paga rel de ellos :023: