EFE
Antonio Hermosín
La economía de Japón se contrajo menos de lo previsto en abril-junio aunque mantuvo síntomas de debilidad, según los datos revisados publicados hoy, que no son suficientes para dar oxígeno a "Abenomics", la estrategia económica del Gobierno nipón.
El PIB nipón se contrajo un 1,2 por ciento a ritmo interanual, lo que representa una mejora de cuatro díécimas sobre la cifra publicada en agosto, pero tambiíén confirma su nueva caída tras seis meses de crecimiento.
Esta revisión mantiene intacto el diagnóstico preocupante sobre la tercera economía mundial, en la que "Abenomics" sigue sin ofrecer los frutos esperados al verse lastrada por el aníémico consumo domíéstico y por el declive de las exportaciones.
Las sombras sobre la economía nipona crecen con las turbulencias bursátiles originadas en Pekín, que han sumido al parquíé tokiota en una de sus peores rachas negativas de los últimos años, mientras que la temida ralentización del gigante asiático amenaza con asfixiar aún más a Japón, su primer socio comercial.
La mejora del indicador publicado hoy por el Gobierno nipón se debe sobre todo al incremento en los inventarios de las empresas, mientras que otros componentes clave, como las inversiones tanto del sector privado como del público, fueron peores que en el cálculo anterior.
"No hay una gran diferencia salvo en los datos de inventarios", admitió en rueda de prensa el ministro japoníés de Política Económica y Fiscal, Akira Amari, quien añadió que la inversión empresarial "no ha aumentado tal y como se esperaba".
El Gobierno "seguirá impulsando 'Abenomics' en otoño", recalcó Amari, con lo que dejó entender que tomará medidas adicionales para animar a las empresas nacionales a reinvertir sus ganancias ríécord cosechadas el ejercicio pasado.
Hasta ahora, y a pesar de su agresivo programa de flexibilización monetaria y de cuantiosa inversión pública -dos de los pilares de "Abenomics"-, el Ejecutivo no ha logrado poner en marcha el deseado círculo de crecimiento basado sobre los beneficios corporativos, la inversión empresarial, los sueldos y el consumo.
í‰ste último, que aporta prácticamente el 60 por ciento del PIB nipón, se contrajo un 0,7 por ciento en abril-junio, una díécima menos que la estimada inicialmente, debido a unas mayores ventas en los sectores del automóvil y de las bebidas.
Por su parte, las exportaciones, otro de los pilares de la segunda economía de Asia, permanecieron sin cambios con una caída interanual del 4,4 por ciento.
En cambio, la inversión en capital de las empresas se revisó a la baja ocho díécimas hasta una caída del 0,9 por ciento, mientras que la inversión pública, aunque creció, tambiíén sufrió una rebaja de cinco díécimas hasta el 2,1 por ciento.
Los datos "no ofrecen muchas esperanzas sobre una recuperación robusta para el período julio-septiembre", señaló en este sentido el analista nipón Junichi Makino, de Nikko Securities, en declaraciones a la agencia local Kyodo.
"Si el consumo privado sigue sin recuperarse, sería más probable que el Gobierno apruebe un paquete extraordinario de estímulo en otoño", añadió el experto, que se refirió así a posibles medidas que respalden el gasto de los hogares y la inversión empresarial.
El Banco de Japón (BoJ)activó en abril de 2013 un programa masivo de compra de activos para ampliar la base monetaria y dejar atrás casi dos díécadas de deflación, pero su objetivo de alcanzar una inflación del 2 por ciento para septiembre de 2016 se aleja cada vez más debido a la caída de los precios del crudo y al frágil consumo.
El frenazo del PIB de Japón en abril-junio es el primero tras seis meses de crecimiento que pusieron fin a su recesión tíécnica registrada entre abril y septiembre de 2014, motivada en gran parte por el alza del impuesto al consumo en abril del 5 al 8 por ciento que entró en vigor hace casi año y medio.