Por... Mauricio Candiani
“Choque de expectativas†es la mejor síntesis explicativa que he escuchado de la palabra volatilidad. Cuando en los mercados no hay una razonable uniformidad sobre lo pronosticable para el entorno de precios en “commoditiesâ€, tipos de cambio, tasa de interíés y/o valor de las acciones que integran los índices más populares, cada decisor, cada analista, cada político con influencia tiene una expectativa distinta del futuro inmediato.
Esas diferencias radicales de expectativas producen movimientos erráticos y/o vaivenes tan “irracionales†en el mercado, que hacen de la anticipación del futuro cercano un trabajo más parecido a la especulación que a cualquier otra cosa.
Lo curioso es que son esos tiempos de volatilidad los que abren oportunidades en distintos sectores porque, entre otras cosas, acentúan las debilidades de las empresas más vulnerables.
No hay receta para navegar tiempos volátiles, pero si hay acciones prudentes que permiten sostenerse mejor cuando las fuerzas de la volatilidad se hacen presenten en el mercado en el que tu empresa participa:
1.Reduce tu deuda neta.- Si tu ratio deuda ingresos recurrentes es alto, con independencia de quíé tipo de tasa estíés pagando, reduce el nivel de tu deuda iniciando con los críéditos más caros, los de más cercanos vencimientos y/o los que tengan las garantías más sensibles para tu operación.
2.Pon atención en la composición de tus ingresos.- No importa quíé tan recurrentes o no sean tus ingresos. En entornos económicos volátiles, con algunas excepciones de empresas que produzcan bienes sustitutos, la generación de ingresos será menor, más compleja y/o con lazos más largos para su cristalización.
3.Procura coberturas naturales.- Aquellas empresas que operan con monedas diversas y/o que tienen insumos o críéditos emitidos en moneda distinta a la de la mayoría de sus ingresos, están muy expuestas a variaciones negativas de tipos de cambio. Revisar coberturas financieras o, mejor aún, gestionar coberturas naturales es prioridad.
Cada empresa tiene realidades distintas, pero cada equipo de dirección tiene aversiones al riesgo diferentes tambiíén. Sin ser conservador en extremo, ser prudente en tiempos de agitación y tempestad nunca sobra. Cuando no se ignoran las vulnerabilidades evitables y se prepara la empresa para oleajes inusuales, en paralelo, se está preparando la posibilidad de tomar oportunidades difícilmente repetibles y/o para adquisiciones improbables en tiempos ordinarios. Ahora bien, aún si no sucede, ni lo primero, ni lo segundo, siempre será infinitamente mejor que sea tu competidor el que la pase mal en tiempos de volatilidad extrema.
