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Autor Tema: DISTINTOS NIVELES DE VIBRACIONES ESPIRITUALES  (Leído 481 veces)

Scientia

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DISTINTOS NIVELES DE VIBRACIONES ESPIRITUALES
« en: Septiembre 28, 2015, 09:20:35 pm »
DISTINTOS NIVELES DE VIBRACIONES ESPIRITUALES

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Con respecto al universo en sí­, nosotros pensamos que es infinito, pero bien podrí­a suceder que dicho universo en su totalidad, desde la partí­cula más pequeña hasta la galaxia más grande, fueran solo una parte de un universo energíético mucho mayor .

En esta realidad suprafí­sica habrí­a partí­culas de más alta vibración, pero análogas a las partí­culas de la materia conocida. Habrí­a ondas de supraenergí­a, análogas a las ondas de luz visible que percibimos diariamente.

En conjunto, conformarí­an un mundo de una vibración más elevada, a la que podrí­amos denominar nivel 2 de vibración espiritual , siendo el nivel 1 nuestro universo fí­sico.

Según la teorí­a del vórtice, bien podrí­a haber muchos universos suprafí­sicos en la creación.

Los universos superiores englobarí­an a los inferiores, puesto que las velocidades mayores “contienen” a las velocidades inferiores.

Como todas las velocidades están centradas en un punto cero en común, podemos llegar a representar dichos universos como esferas concíéntricas.

Las esferas interiores representarí­an a los universos más densos (más lentos) y las esferas exteriores, los universos más elevados (más rápidos).

Por revelación, se sabe que hay seis planos de vibraciones espirituales positivas (del 1 al 6) y dos planos de vibraciones más densas que nuestro universo fí­sico (-1 y -2).

Como los planos se representan como esferas en forma concíéntrica, al plano -2 se lo denomina la Octava Esfera .

Hay planos superiores, cuya vibración es infinitamente más sutil: el plano 7, que es donde moran las Energí­as Crí­stica y Búddhica, y el plano 8, donde habitan los elohim o dioses menores.

Hay incluso planos más elevados, que se acercan al Absoluto, el Dios creador de todos los planos y todos los universos.

El detalle de quíé entidades habitan en cada plano es un tema poco conocido, pero muy interesante.

El universo observable es el universo del plano 1. Se sabe por revelación que hay 22 universos paralelos en este plano fí­sico, donde la misma persona puede estar viviendo una vida distinta en cada universo o, incluso, puede no existir en alguno de esos mundos.

En un universo, una persona puede estar casada y en otro puede haber permanecido soltera. En un mundo puede haber llevado una vida exitosa y arrastrar fracasos continuos en otro mundo paralelo. Hay infinitas opciones…

Con los conocimientos actuales, es imposible pasar de un universo a otro. Sin embargo, en diversos estudios de fí­sica cuántica, se ha experimentado con partí­culas elementales y íéstas, en un momento dado, desaparecí­an.

No se transformaban en una forma más sutil de energí­a. Literalmente desaparecí­an del campo de observación. ¿Dónde iban esas partí­culas? í‰ste es un tema aún no resuelto por los hombres de ciencia, aunque muchos apoyan la teorí­a de las múltiples dimensiones, que difiere muy poco de la teorí­a de los universos paralelos.

Volviendo al tema de las vibraciones, sabemos que el nuestro es un universo fí­sico.

Las vibraciones suprafí­sicas conforman otros planos mucho más sutiles. ¿Quiíénes los habitan?

Lo importante es familiarizarnos con algunos tíérminos. Uno de ellos es la palabra Thetán .

Cientí­ficamente se sabe que el hombre se compone de tres partes: 1) Thetán (alma o espí­ritu); 2) mente y 3) cuerpo .

De las tres, obviamente, el Thetán es la entidad superior, ya que sin alma el cuerpo no tendrí­a animación ni mente, mientras que sin un cuerpo o una mente, el alma continúa teniendo animación y vida.

El tíérmino Thetán fue acuñado por L. Ronald Hubbard para referirse al alma o espí­ritu, y resulta más apropiado utilizarlo para erradicar la concepción errónea de que el hombre “tiene” un alma: el hombre ” es ” esa alma.

La palabra Thetán proviene de la letra griega theta que, en electroencefalografí­a, indica un ritmo cerebral más lento y predomina en el nivel de la percepción extrasensorial.

En el plano fí­sico, sólo un 10 % de nuestro Thetán anima nuestro cuerpo y nuestra mente. El otro 90 % se encuentra en un plano de vibración superior, el que nosotros llamamos el mundo espiritual .

Cuando desencarnamos seguimos existiendo como Thetán [6] , ya que íéste es inmortal.

Mediante la telepatí­a (propia o utilizando un míédium) es posible comunicarse con cualquier Thetán , encarnado o desencarnado.

A travíés de diversas revelaciones ha sido posible saber que los espí­ritus habitan distintos planos en el universo suprafí­sico, según la categorí­a de Luz que posea dicho espí­ritu.

Los Espí­ritus del Error , que son aquellos que han desencarnado con determinado karma , pueden habitar en los planos 2 y 3. Aquellos espí­ritus que han alcanzado un grado de Maestrí­a , se encuentran en el plano 4. En la vibración siguiente, el plano 5, moran los espí­ritus que alcanzaron la máxima Luz.

El plano 6 está habitado por los ángeles , que no sólo están en una frecuencia vibratoria mucho más alta que la del mundo fí­sico que percibimos, sino que incluso vibran en una sintoní­a más fina que la del mundo de los espí­ritus.

En el plano 7 moran las Energí­as Crí­stica y Búddhica, formadas por la Luz y el Amor del Absoluto, aparte de otras energí­as de Luz que han iluminado a distintos Avatares a lo largo de la historia de nuestra humanidad.

El plano 8 está habitado por los elohim o dioses menores, que fueron los encargados de crear a los distintos seres angíélicos, a los elementales de la naturaleza y a los espí­ritus que moran en los diversos planos de vibración.

Cada eloah o dios menor tuvo una misión determinada en el planeta Tierra. Uno de los más conocidos fue Jehová que, para poder comunicarse telepáticamente con los hombres tuvo que descender parte de su esencia del plano 8 al plano 4.

En realidad, parte de sí­ mismo vibró más lentamente, descendiendo automáticamente a la 4ª vibración, mientras el resto de su esencia se mantuvo en su plano original.

Así­ pudo contactarse con Moisíés. De otra manera su vibración hubiese sido tan alta que nunca se habrí­an captado sus mensajes.

El antiguo pueblo judí­o llegó a confundir a Jehová con el Absoluto, hasta que Ieshu ben Iosef, más conocido como Jesús, nos describió al verdadero Padre, diciíéndonos que í‰l es todo amor, toda comprensión y que no castiga , porque el avance hacia la Luz o el retroceso hasta la Oscuridad, tiene un mecanismo mucho más simple y más sutil.

Si un espí­ritu de Luz es invadido por el ego, estando en el plano 5 de vibración, nadie lo expulsa de ese plano a una vibración más baja. Ante cualquier atisbo de ego, ese espí­ritu empalidece y la misma Luz del plano que habita “se le hace incompatible” y, en forma automática, desciende de nivel.

En los niveles 2 y 3, los espí­ritus no sufren las necesidades fí­sicas del nivel 1, pero sí­ atraviesan otro tipo de necesidades generadas por su ego . Por ejemplo, necesidad de notoriedad, que les trae aparejadas fuertes ansias de poder.

Así­, buscan someter al espí­ritu más díébil. Se cargan de su energí­a, ignorando que el Absoluto tiene su Luz disponible para todas sus criaturas.

A su vez, se rebelan contra las entidades que tratan de someterlos a ellos. Arman grandes legiones y protagonizan luchas tremendas en esos planos de vibración.

Al encarnar en el plano 1, muchos de esos espí­ritus siguen la rebeldí­a en el universo fí­sico y, en vez de evolucionar, retrasan más y más su camino hacia la Luz.

Al desencarnar, la deuda kármica que generaron es mayor que la que habí­an traí­do. Y en muchos casos su caudal negativo es tanto que esos espí­ritus descienden al plano -1, llamado el plano de la Soledad .

En esa vibración negativa, el aprendizaje es tremendo. Están rodeados de la más absoluta soledad. Aparte, la luz, que invade a todos los planos de vibración positiva, no existe en ese nivel.

No importa la cantidad de espí­ritus que moren en el plano -1: no se pueden comunicar entre ellos.


 
Cada entidad tiene el libre albedrí­o para desplazarse en cualquier dirección. Sucede que no llega a ningún destino. El vací­o en ese nivel es tan notorio que el espacio del plano 1 agobiarí­a en densidad.

Así­ como no hay luz, tampoco hay sonidos, El silencio se hace palpable. No hay encierro, pero una libertad sin comunicación visual, auditiva o telepática se hace insoportable.

Cabe aclarar, por otra parte, que las comunicaciones visuales o auditivas no son iguales que en el plano fí­sico.

En ese nivel, como en los otros niveles, la única manera de subir de vibración es a travíés de un cambio de actitud e identificarse con una verdadera vocación de servicio, sin alimentar el ego con rencores.

Hay otra vibración más baja: el plano -2, conocida como la Octava Esfera , teniendo en cuenta que los distintos universos suprafí­sicos son como esferas envolventes y son 8 los planos espirituales: desde el plano -2 al plano 6.

La Octava Esfera es habitada por entidades espirituales que alcanzaron el lí­mite de la crueldad.

Según una rama de la doctrina teosófica, los espí­ritus que son confinados por su gran crueldad en esa zona misteriosa llamada la Octava Esfera , pueden ser separados del origen de su ser, para ser allí­ desintegrados y sus partí­culas diseminadas en el vací­o absoluto. Serí­a el fin del Mago Negro. Por revelación, se sabe que no es así­. El Absoluto nunca condena eternamente, pues dentro de Su Esencia se encuentra la Divina Misericordia [7] y todas las entidades espirituales siempre tienen una nueva oportunidad de recomenzar el camino evolutivo hacia la Luz. Y se evoluciona con enseñanza, no con castigo. No existe el fuego eterno .

En el plano -2 el dolor se siente magnificado, pues cada entidad que habita allí­ puede palpar el sufrimiento de todos los espí­ritus del error y lo vive como propio.

No se puede describir con palabras esa sensación tan agobiante. El espí­ritu aprende a compartir el dolor. Se da cuenta de que hay muchos que sufren tanto o más que íél. Y al final deja de pensar en su dolor para tratar de calmar el dolor ajeno. Con esa actitud, automáticamente eleva su vibración y asciende de nivel.

Otras informaciones equivocadas decí­an que la Octava Esfera destruí­a por completo la esencia del mal. No la destruye, la transmuta…, pero la transmuta porque el espí­ritu aprende su lección.

La mayorí­a de los Espí­ritus del Error habitan en los planos 2 y 3. Su aprendizaje en esos planos es lento y por eso vuelven a encarnar. De esa manera tienen la oportunidad de evolucionar de una forma más rápida.

Claro que el riesgo es grande, pues ningún espí­ritu encarnado recuerda sus vidas anteriores, como tampoco tiene memoria de sus vivencias en los planos suprafí­sicos. Y en lugar de evolucionar puede seguir cometiendo errores, generando un karma mayor que el que trajo al plano fí­sico.

En el plano 4 moran los espí­ritus que lograron ascender al grado de Maestrí­a, eliminando el ego por completo y asumiendo su vocación de servidores. Son entidades que dedican todo su tiempo a servir a sus semejantes, pues carecen de necesidades propias.

Tambiíén buscan orientar a aquellos espí­ritus que han perdido el rumbo hacia la meta evolutiva.

El plano 5 está habitado por Espí­ritus de Luz. Son entidades de una vibración tan elevada que “su brillo” se destaca del de otras almas de menor nivel.

Su misión no sólo es Servir, sino tambiíén guiar a sus semejantes.

Por encima de los Espí­ritus de Luz está el mundo angíélico . Es el plano 6 del universo suprafí­sico y los seres que viven en íél son los tan conocidos ángeles .

Ver un diagrama alegórico de los planos espirituales.

Otro tema muy interesante es el de las tan nombradas almas gemelas .

Siempre nos han enseñado que las almas gemelas eran las dos mitades de un alma que se buscaban para volver a unirse. Lamentablemente, eso es crear en el ser humano una dependencia afectiva. La realidad es todo lo contrario de lo que enseñan en las clases de autoayuda.

Tambiíén nos explicaban que las almas gemelas eran dos almas tan iguales que, cuando encarnaban en el plano fí­sico, siempre eran de distinto sexo para poder ejercer una atracción recí­proca.

De esa manera nos enseñaban a necesitar, a ser dependientes de un amor personal. No entendí­an que, al no necesitar, podí­amos usar toda nuestra energí­a de amor para dar al otro.

Al mostrarnos la teorí­a de esa manera nos indicaban todo lo contrario del genuino camino espiritual, que explica que el verdadero amor no necesita, porque es Amor de Servicio. í‰se es el Amor impersonal. Porque el amor personal que damos y recibimos a diario se alimenta de emociones negativas difí­ciles de controlar, de dudas, de celos, de diversos roles de control entre uno y otro protagonista de ese sentimiento.

Por el contrario, el Amor Impersonal no intenta manipular ni busca dominar a la persona a la que va dirigido ese afecto, sino que trata de serle útil… pues no importa uno, sino el otro.

Pero para brindar ese amor tan excelso, tan elevado, no es necesario buscar la excusa de que somos la mitad de un todo y que la otra mitad es aquel ser a quien tenemos que amar.

Gracias a Dios , la respuesta es más sencilla y menos egoí­sta. Porque, en realidad, las almas gemelas no son dos partes de un mismo espí­ritu. Tampoco son necesariamente espí­ritus de distinto sexo, pues los espí­ritus no tienen sexo.

La teorí­a espiritual explica que las almas vibran en forma sutil o en forma densa, de acuerdo a su altruismo o egoí­smo. Cada vibración es distinta a la otra, casi siempre. Pero hay espí­ritus que tienen vibraciones afines.

Destaco que hay almas que vibran en la misma sintoní­a . Son espí­ritus cuya vibración está en resonancia .

Si dichos espí­ritus fueran sonido, se podrí­a decir que son ondas acústicas de la misma frecuencia y amplitud. í‰sas son las almas gemelas.

La definición correcta es que las almas gemelas son espí­ritus que vibran en un acorde determinado, producido en repercusión con otro espí­ritu.

Es muy importante aclarar otro equí­voco. Hay otra creencia errónea que sostiene que las almas gemelas siempre son dos. Esto no tiene que ser necesariamente así­, ya que puede haber muchos espí­ritus que vibren en una misma frecuencia.

Creer que solamente dos son las almas que pueden estar en resonancia entre sí­ es limitar la afinidad de los espí­ritus.

De todos modos, es importante destacar que en los Espí­ritus de Luz la afinidad es matizada por un amor impersonal y no por un sentido de posesión.

Por ejemplo, el Maestro Jesús vibra en resonancia con su discí­pulo amado Juan Zebedeo, que antes habí­a encarnado como Ananda, primo de Siddharta Gautama.

Pero las almas gemelas no necesariamente están en un plano de Luz. Hay espí­ritus regidos por la crueldad que se encuentran en los planos más densos… y tambiíén son afines entre ellos. No se conocen entre sí­, pero se comportan de la misma manera. Poseen la misma mezquindad, tienen similar egoí­smo y hasta su carácter es parecido. Pero, a diferencia de los espí­ritus de Luz, estas almas aun siendo compatibles, pueden llevarse mal entre ellas.

Esto demuestra que no siempre las almas gemelas se aman entre sí­â€¦ ¡aquellos espí­ritus invadidos por el ego sólo se aman a sí­ mismos! Eso lo vivimos comprobando diariamente.

Con respecto a las afinidades, las almas gemelas solo tienen afinidad verdadera en los planos de Luz, porque en los planos inferiores, su resonancia no es garantí­a de compatibilidad.

Lo satisfactorio es que todos tenemos más de un alma gemela a la nuestra. Si vibramos en Amor, podremos percibir esas almas y, a la vez, seremos percibidos.

Antes de referirme a las entidades angíélicas del plano 6, quiero acotar muy brevemente el ciclo del eloah Jehová, que moraba en el plano 8.

Fue elegido por el Absoluto para conducir a la raza humana a un ciclo preparatorio, para luego señalar a los hombres el camino de la perfección espiritual.

Debió bajar al nivel 4 de vibración para poder comunicarse telepáticamente con Moisíés y Aarón.

La Energí­a Crí­stica, tambiíén conocida como El Cristo, que en aquel entonces era el Logos Solar, fue autorizado para nominar a Jehová el nuevo Logos del planeta Tierra.

El eloah Jehová se destacaba por su poder de comunicación. Por eso fue escogido por El Creador. Con el tiempo, fue alabado y venerado por el pueblo judí­o