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Autor Tema: Los depredadores emocionales  (Leído 663 veces)

Scientia

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Los depredadores emocionales
« en: Octubre 02, 2015, 07:35:50 pm »

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Los depredadores emocionales


Una mirada, una palabra o una simple insinuación son suficientes para comenzar un proceso de destrucción del otro. Los actos que llevan a cabo los depredadores emocionales son tan cotidianos que a veces parecen normales. Las ví­ctimas callan y sufren en silencio. Mediante un proceso de acoso moral o maltrato psicológico, un individuo puede conseguir hacer pedazos a otro.

Así­ como en la naturaleza existen los depredadores animales que capturan y aniquilan a otros animales para alimentarse, en el ser humano tambiíén podemos observar un fenómeno similar, conocido como el acoso moral, protagonizado por los depredadores emocionales y sus ví­ctimas.

El acoso moral o maltrato psicológico es un fenómeno que se da en todo tipo de ambientes, como en la pareja, en el trabajo, en la familia o en el grupo de amigos.

¿Cómo es el depredador emocional?
El depredador emocional se distribuye entre todas las edades, estatus sociales, culturas y sexo. Aparentemente son sujetos normales, casi nunca lí­deres. Suelen ser tacaños, egocíéntricos y narcisistas.

Su objetivo es el desmantelamiento moral, personal, psicológico y sociológico de las ví­ctimas, pudiendo conseguir muchos que íéstas acaben con sus vidas.

Son individuos que se sienten profundamente inferiores aunque no den esa impresión, ya que se muestran arrogantes y grandilocuentes. Son sacos de remordimientos y rabia enmascarados. Suelen de ser de fuerte ideologí­a.



Sienten la necesidad de ser admirados, deseados, con ansias desmesuradas de íéxito y poder. Presentan una desconexión con sus emociones, despreciando así­, profundamente a sus ví­ctimas.

Cuando son niños, suelen ser los tí­picos que tiran la piedra y esconden la mano, aquellos que causan las peleas pero que no se ven envueltos en ellas. Anhelan el protagonismo. En la adolescencia, son frí­os y distantes, con poco íéxito social, rodeados de uno o dos amigos, a los que manipulan. Y en la adultez se distinguen por ser arrogantes, manifestándose como poseí­dos de la verdad, la razón y la justicia.

A primera vista parecen sujetos controlados, sociables y aceptables, pero tras esta máscara se esconde un cúmulo de intenciones y procesos inconscientes mucho más complicado y enrevesado.

¿Quiíénes son las ví­ctimas de los depredadores emocionales?
Las ví­ctimas se caracterizan por ser personas bondadosas, honestas, generosas, optimistas, con fuerza espiritual… Son aquellas personas que presentan caracterí­sticas que el depredador humano anhela y envidia, caracterí­sticas que no ha tenido. Se convertirán en un chivo expiatorio responsable de todos los males.

Un depredador emocional busca a este tipo de personas, para absorberles su energí­a y vitalidad. Es decir, quieren absorber aquello que envidian.


Las ví­ctimas resultan sospechosas a ojos de los demás, ya que el proceso de acoso moral ocurre de tal manera que hace que la ví­ctima sea vista como culpable, ya que la gente se imagina o piensa que íésta consiente o es cómplice, conscientemente o no, de las agresiones que recibe.

A menudo, oí­mos decir que si una persona es ví­ctima es por su debilidad o carencia, pero por el contrario, podemos observar que son elegidas por algo que tienen de más, por algo que el agresor quiere apropiarse.

Pueden parecer ingenuas y críédulas, ya que no se imaginan que el otro es básicamente un destructor e intentan encontrar explicaciones lógicas. Comienzan a justificarse, intentando ser transparentes. Comprenden o perdonan porque aman o admiran, incluso consideran que tienen que ayudar porque son las únicas que comprenden al otro del todo. Sienten que tienen una misión que cumplir.

Mientras que el depredador emocional se agarra a su propia rigidez, las ví­ctimas intentan adaptarse, procurando comprender quíé desean consciente o inconscientemente su perseguidor y no dejan de preguntarse nunca por su propia parte de culpabilidad.