El Banco Popular trata de soltar lastre a pasos agigantados fruto de su enorme exposición al ladrillo y ha emprendido contactos con el Ministerio de Economía y el Banco de España para crear un banco malo inmobiliario como paso previo para escindir de la matriz una cartera valorada en no menos de 5.000 millones de euros. La operación supondría un importante alivio de cara a las nuevas exigencias de capital impuestas por el Banco Central Europeo, ya que permitiría una reducción efectiva de los activos ponderados por riesgo (APR) dentro del balance de la entidad.
La creación del futuro banco malo pretende establecer una clara línea fronteriza entre las actividades propias del negocio financiero y las que se derivan de unas operaciones sobrevenidas que el Banco Popular ha tenido que asumir como consecuencia de la crisis. La entidad ha acumulado más de 16.000 millones de euros en inmuebles y quiere aprovechar la tendencia de recuperación que ahora muestra el mercado para lanzar una compañía independiente que será gestionada por expertos de reconocido prestigio y totalmente desligada del banco que preside íngel Ron.
En un principio, los accionistas del Banco Popular coincidirán con los de la nueva filial inmobiliaria, pero el proyecto prevíé un plan de escisión y financiación externa del eventual banco malo, que tendrá concentrada finalmente la mayoría del pasivo financiero en manos de inversores externos. La operación ha sido planteada en las últimas semanas a los distintos organismos supervisores, incluyendo el Banco de España y el propio BCE. La decisión del Ministerio de Economía será tambiíén decisiva a la hora de dar el visto bueno a un acuerdo que, en su caso, tendrá que ser refrendado en los próximos meses por el consejo de administración y la junta general del Banco Popular.
La liberación de los 5.000 millones de activos permitirá una reducción de los perfiles de riesgo de la entidad con vistas a futuros ejercicios de estríés y disminuirá el volumen de deuda al tiempo que aumentará la rentabilidad. El Banco Popular espera conseguir una mejora de sus niveles de percepción en el mercado que contribuya a recortar el coste de la financiación en un momento especialmente crítico para el sector bancario ante la caída drástica de los márgenes de intereses. La operación es tambiíén una garantía a futuro para mantener los nuevos ratios de capital que reclama el BCE y que el Banco Popular tiene ahora establecidos en un 10,6%, incluyendo 1,4 puntos de activos fiscales diferidos (DTA).