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Más de 73 millones de jóvenes carecen de empleo en el mundo, para una tasa del 13 por ciento que denota estabilidad tras la crisis en años recientes, reportó la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Pese a la leve recuperación en el período 2012-2014, todavía el índice de desocupación juvenil sigue por encima de los registros precedentes al debacle económico-financiero internacional iniciado 2008, avalan las estadísticas de la OIT.
En su informe "Tendencias mundiales del empleo juvenil 2015", la agencia del sistema de Naciones Unidas estimó que en 2014 el número de desempleados en ese sector de la población llegó a 73,3 millones.
Lo anterior representa un descenso de 3,3 millones frente a los 76,6 millones inscritos en 2009, cuando la crisis internacional tuvo su peor momento.
Para el cierre de 2015 el pronóstico apunta hacia un ligero ascenso en la tasa de desempleo juvenil hasta 13,1 puntos porcentuales, precisó el análisis.
A juicio de la experta Sara Elder, principal autora del informe, resulta alentador observar una mejora en las tendencias frente a las observadas hasta 2013.
"Pero no deberíamos perder de vista el hecho de que la recuperación no es universal y que alrededor del 43 por ciento de los jóvenes de la población activa del mundo no tiene empleo o son trabajadores que viven en la pobreza", advirtió.
"Aún no es fácil ser joven e incorporarse en el mercado laboral hoy día", insistió la especialista.
Un número mayor de mujeres y hombres jóvenes estudian pero la transición hacia el mercado laboral sigue siendo difícil, valoró el examen.
A lo largo del tiempo, la participación mundial de los jóvenes en la fuerza laboral, bien sea como empleados o como desempleados, está disminuyendo, pues un número superior dedica su tiempo al estudio.
Sin embargo, contrastó la OIT, en las naciones con bajos ingresos, millones de personas en edades tempranas continúan abandonando la escuela para aceptar puestos laborales.
El 31 por ciento de los jóvenes en los países pobres no posee ningún título educativo, frente al seis por ciento en los Estados de ingresos medianos bajos y dos por ciento en las naciones ubicadas en el nivel mediano alto, ilustró el texto.