La capital catalana se va vaciando poco a poco como centro de decisiones de Grifols. Primero fueron las inversiones en Estados Unidos, despuíés que buena parte de sus acciones cotizaran en el Nasdaq y ahora se ha optado porque Irlanda concentre la gestión de sus tesorerías y la dirección de la parte que más factura, la denominada biociencia, que desarrolla fármacos derivados del plasma. Cuando toda España alineaba al presidente de Grifols, Víctor Grifols, con el independentismo catalán, con este golpe de mano vuelve a dejar descolocados a tirios y troyanos.
La razón: sobre todo, pagar menos al fisco en este nuevo centro de decisión. El impuesto de sociedades en Irlanda es del 12,5%, contra el 30% en España. El vicepresidente financiero de Grifols, Víctor Arroyo, restó ayer importancia desde Irlanda a este hecho, asegurando que vía desgravaciones “la ventaja competitiva fiscal efectiva está en línea con la española, ya que el grueso de las ventas sigue siendo internacional y la tributación conjunta del grupo seguirá rondando el 22%. Las acciones de Grifols subieron ayer un 2,61%, hasta los 40,8 euros, más que el Ibex 35, que escaló un 2% en la jornada.
Víctor Grifols tambiíén señaló en la presentación ventajas operativas, como “el inglíés y que un trayecto en avión de Irlanda a los íngeles es como un vuelo domíésticoâ€. La mayor parte del negocio de Grifols ya hace años que se encuentra en Estados Unidos.
Las acciones de Grifols subieron ayer un 2,61%, hasta los 40,8 euros, más que el Ibex 35, que escaló un 2% en la jornada
Además, Grifols es una empresa que siempre ha jugado con fuertes volúmenes de deuda para protegerse de una opa hostil. En 2014 ya financió una parte de ese endeudamiento con una emisión de bonos por valor de 1.000 millones que cotizan en Irlanda y que ofrecen una rentabilidad del 5,25%. Por tanto, tiene todo el sentido empresarial concentrar en ese país el área financiera.
Pero la maniobra no se queda ahí. En Dublín se centralizará la toma de decisiones sobre política comercial, I+D y cadena de suministro de la división de Grifols especializada en tratamientos con proteínas plasmáticas. Una división que factura más de 2.500 millones anuales, tres cuartas partes del volumen de negocio de Grifols.
Gran inversión
De partida, la operación no es barata para Grifols. La inversión prevista de esta operación suma 100 millones de dólares. Y de hecho implica la píérdida de peso específico de Sant Cugat (Barcelona) como centro de operaciones del grupo. Eso sí, quedan las plantas, como la de Parets, y la sede corporativa y jurídica. Dublín, de hecho, ya se anunciaba como un centro de almacenamiento y distribución mundial en el plan estratíégico del grupo. Queda pendiente dónde se ubicará la nueva planta de fraccionamiento. Grifols está deshojando la margarita entre Estados Unidos y Cataluña.
La entrada en funcionamiento del centro irlandíés está prevista para el primer semestre de 2016, y una vez operativo, generará aproximadamente 140 puestos de trabajo. Además de la tesorería, en Irlanda se controlará el almacenamiento de plasma, de producto intermedio y de producto terminado; el etiquetado, empaquetado y acondicionamiento final de producto; actividades regulatorias y de calidad relacionadas con el suministro de plasma y hemoderivados; la gestión y coordinación de la I+D, y actividades administrativas y comerciales. En la práctica, un gran centro logístico que copa tambiíén poder de decisión que hasta ahora estaba disperso entre diversos países.
Todo son ventajas
Según explicó Arroyo, todo son ventajas en Irlanda: es un país de la zona euro, pero tambiíén mira hacia Estados Unidos y está estrechamente ligado con Norteamíérica.
Ayer, al contrario que otras veces, Víctor Grifols prefirió sentirse arropado por autoridades españolas. Así, en el parque empresarial Grange Castle de Dublín las instalaciones fueron inauguradas por el ministro de Trabajo de Irlanda, Richard Bruton, y se contó con la presencia de la ministra de Justicia irlandesa, Frances Fitzgerald; del alto comisionado del Gobierno para la Marca España, Carlos Espinosa de los Monteros, y del embajador de España en Irlanda, Josíé María Rodríguez Coso. No participó ningún representante de primera línea de la Generalitat.
Marcos Lamelas.