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La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertó que unos 14 países tienen un alto riesgo de sufrir esta temporada en su seguridad alimentaria los efectos negativos del fenómeno de El Niño.
El responsable de la División de Emergencias y Rehabilitación de la FAO, Dominique Burgeon, advirtió, además, que el episodio actual de ese fenómeno meteorológico puede ser uno de los más fuertes que se hayan registrado, lo cual tendrá un significativo impacto en la agricultura.
En un encuentro efectuado en Roma, Burgeon señaló que las naciones en peligro son: El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Somalia, Etiopía, Kenya, Zimbabwe, Malawi, Filipinas, Papúa Nueva Guinea, Indonesia, Mongolia y en general las islas del Pacífico.
Dijo que según los pronósticos, El Niño se intensificará en las próximas semanas y meses, y a continuación instó a adoptar las medidas pertinentes cuanto antes.
El funcionario señaló que de acuerdo con el mapa de prioridades de la FAO, el centro y el sur de Amíérica, el sur y el este de ífrica, el sur y el sudeste de Asia, y parte de Oceanía, están entre las regiones que más atención necesitan.
Se estima que en Centroamíérica hasta un 80 por ciento de los cultivos se han perdido en el llamado Corredor Seco debido a la falta de lluvias, lo que ha afectado a 4,2 millones de personas.
De acuerdo con el organismo internacional, en Somalia, la cantidad de personas que requieren ayuda alimentaria podría incrementarse en 2016 a 15 millones, mientras que en Papúa Nueva Guinea alrededor de un tercio de la población (unos 2,4 millones) ya se ha visto damnificada por El Niño.
En opinión del responsable de Emergencias del organismo, Neil Marsland, ese evento meteorológico, que se caracteriza por el calentamiento anormal de las aguas superficiales en el Pacífico, está obligando a acelerar los trabajos para dar una respuesta rápida y coordinada.
La FAO estima que solo en Somalia se necesitan 55 millones de dólares (unos 50 millones de euros) para implementar el plan de prevención y de respuesta temprana frente a ese fenómeno.
Además de sequías, el evento desata fuertes lluvias, inundaciones y temperaturas extremadamente cálidas o frías, lo que golpea la producción alimentaria y puede provocar brotes de enfermedades infecciosas animales, plagas en las plantas e incendios forestales.