Por... Javier Pastor
Muchas son las ventajas que tecnologías como internet han aportado a nuestras vidas, pero tambiíén han hecho que hoy más que nunca podamos ser monitorizados y espiados de forma masiva. Lo han demostrado los programas secretos de la NSA, y ahora parece que quieren hacerlo -y no secretamente- los responsables del gobierno del Reino Unido.
Theresa May, la actual ministra del interior de este país anunciaba un borrador de la llamada Investigatory Powers Bill que de aprobarse permitiría algo sorprendente: obligar a los proveedores de internet a retener el historial de navegación web de todos sus usuarios durante un año. Esos registros podrían luego ser consultados por las agencias de seguridad en caso de necesidad.
La privacidad en juego una vez más
El acceso a tales historiales estaría teóricamente muy restringido, ya que sería necesario que el secretario de estado autorizara dicha consulta, pero además debería tambiíén estar aprobada por un juez antes de poder llevarse a cabo. Solo en casos urgentes se podría autorizar esa consulta de forma inmediata, pero luego un juez podría revocar esa decisión.
Theresa La ministro del interior británica, Theresa May.
May explicaba que esta ley "no es espionaje masivo", y señalaba que estos registros no mostrarían la información consultada específicamente, sino "solo mostraría que han accedido a ese sitio, no a las páginas en concreto a las que accedieron, con quiíén se comunicaron o lo que dijeron".
Las críticas a la potencial aprobación de esta medida han sido muy duras por parte de organismos que defienden la privacidad y los derechos de los ciudadanos. Es el caso de Jim Killock, director del Open Rights Group, que señalaba que "a primera vista esta ley es un intento de lograr capacidades de vigilancia aún más intrusivas y no hace lo suficiente para evitar la recolección masiva de nuestros datos personales por parte de los servicios secretos".
La propuesta de ley tendrá que ser revisada por un comitíé en el Parlamento, y luego revisada para ser presentada la próxima primavera. May afirma que su intención es convertir la propuesta en una ley antes de finales de 2016. No son buenas noticias teniendo en cuenta que entre los documentos filtrados por Edward Snowden se incluían pruebas de que la agencia de inteligencia británica GCHQ colaboró con la NSA para monitorizar las comunicaciones en internet de millones de usuarios.