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Autor Tema: Internet desarrolla una propia consciencia  (Leído 656 veces)

Scientia

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Internet desarrolla una propia consciencia
« en: Noviembre 15, 2015, 09:47:54 pm »
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Internet desarrolla una propia consciencia

Los amantes de la ciencia ficción tienen en cuenta el papel de Skynet, la gigante consciencia red informática predicho en Terminator, la pelí­cula de James Cameron que salió en 1984.

Basado en un sofisticado microchips producido por Cyberdyne Systems, poco despuíés de su activación, Skynet se vuelve consciente de sí­ mismo, lo que desató un holocausto nuclear global que le permitió tomar el control del planeta.


 
Lo descrito en la pelí­cula es sólo una espeluznante historia de ciencia ficción, ¿O podrí­a ser una profecí­a de lo que podrí­a suceder en la realidad? ¿Es posible que Internet, la red mundial que conecta los ordenadores de todo el mundo, un dí­a sea consciente de sí­ mismo? Es posible que su siniestra conciencia podrí­a poner en peligro a toda la especie humana?

Christof Koch es un neurocientí­fico estadounidense mejor conocido por sus estudios sobre las bases neurales de la conciencia. Actualmente, es director del departamento de investigación del Instituto Allen para la Ciencia del Cerebro en Seattle.

Koch cree que la auto-conciencia es el producto de la red de neuronas en el cerebro. Así­ que, si el Internet tiene un cerebro, ¿cuál serí­a su nivel de conciencia?

“Internet es, de lejos, el más complejo artefacto hecho por el hombre”, dice Koch en el Show de Ciencia de Morgan Freeman. “Actualmente cuenta con un número de transistores que supera las sinapsis de un cerebro humano por un factor de 10 mil. Existe la posibilidad, dada la complejidad de la infraestructura, y en el futuro, continuando con el actual nivel de desarrollo, Internet podrí­a adquirir un cierto grado de conciencia”.

Algunos investigadores sostienen que Internet ya puede ser sensible, pero su nivel de conciencia serí­a similar a la de un reciíén nacido. “La Internet tiene una especie de conciencia confusa”, dice Koch, “pero lo que importa es el nivel de inteligencia asociada con la conciencia. Un reciíén nacido es vagamente consciente de la presencia de la madre y de la sensación de hambre, pero no es muy inteligente”.

Podrí­a decirse que el Internet seguirá aprendiendo y desarrollándose, hasta haberse convertido en adulto. Si así­ va ha ser, ¿cómo entenderemos cuando se convierta en más que una red informática?

“El sistema estuvo en linea el 04 de agosto de 1997. Skynet comenzó a aprender a un ritmo exponencial. Se convirtió en auto-consciente a las 2:14 de la mañana, hora del Atlántico, el 29 de agosto “. [Terminator de James Cameron].

El grado de conciencia se puede medir con la prueba de Turing, el cual consiste en abordar con una serie de preguntas a un hombre y una computadora, sin saber quiíén o quíé da las respuestas. Si no puedes reconocer las respuestas de la computadora, es decir, si la máquina es capaz de engañarte, entonces significa que la computadora en cuestión es una “máquina inteligente”.

La prueba de Turing

Para las ‘maquinas inteligentes’ Turing propone que es capaz de pensar, que es capaz de concatenar las ideas y expresarlas. Para Turing, entonces, todo se limita a la producción de expresiones no sin sentido.

Koch está trabajando en una versión mejorada de la prueba de que es capaz de medir no sólo la inteligencia de la máquina, sino tambiíén el grado de conciencia. La prueba consiste en la utilización de una serie de imágenes que la maquina tiene que decidir si va a hacer plausible o absurdo.

Si piensas que esto es real, ¡entonces eres una máquina!

Algunas de las imágenes elegidas por Koch, para nosotros, los humanos serí­an totalmente irreal. Pero las computadoras, incluso las mejores, pueden ser fácilmente engañados. “Un maquina, a menos que le des una lista interminable de todas las excepciones posibles, no puede pasar la prueba. El objetivo de la prueba es su conciencia visual”, dice Koch.

Koch quiere someter a Internet a esta prueba. Si la enorme red mundial de computadoras supera la prueba, uno puede definir si es consciente. Pero ¿Que si esa posibilidad se hiciera realidad? ¿Quíé podrí­a uno querer? ¿Cómo hacerlo? ¿Podrí­a ser amistosa u hostil? Quizás podrí­an querer de nosotros que sólo les hagamos algunas reparaciones ocasionales, o quizás deseen nuestra energí­a.

“Si Internet ha desarrollado un comportamiento independiente, esto darí­a lugar a todo tipo de implicaciones para la seguridad global”, dice Koch. “Sin duda, serí­a la señal que ha desarrollado su propia forma de autonomí­a.”

Sin embargo, se cree que la posibilidad de que Internet se convierta en una conciencia siniestra nunca podrí­a ocurrir, ya que está compuesto principalmente de “bot”, programas repetitivos y automatizados que representan el 60% de todo el tráfico de la red.

¿Es posible que la Internet, una red neuronal artificial gigante, está empezando a tomar conciencia de sí­ mismo? ¿Debemos de preocuparnos?

Uno puede imaginar que las diversas partes de la Internet, la BOT financiera, la BOT de seguridad y así­ sucesivamente, podrí­an actuar como las diferentes partes del cerebro humano. El cerebro de la Internet podrí­a tener todo tipo de programas especializados, al igual que el cerebro humano se ha especializado áreas para diferentes funciones. Pero esto no implica necesariamente la conciencia.

“Hay que imaginarse el BOT como ejecutantes precisos no conscientes: realizar una tarea, como la colocación de algún producto en tu computadora para ser vendido. Esta acción tan estereotipada es lo contrario de una entidad consciente. La especialización conduce a operar inconscientemente”, dice Koch.

Finalmente, gracias a la interacción entre la neurociencia y la fí­sica cuántica, que es ampliamente aceptado entre muchos investigadores es que la mente humana no es simplemente el resultado de la conexión entre las neuronas en el cerebro, sino algo mucho más.

Una teorí­a revolucionaria, llamada Teorí­a cuántica de la conciencia, sostiene que la conciencia humana es una de las estructuras fundamentales del Universo y que su existencia puede demostrarse a travíés de las operación de las leyes de la fí­sica cuántica.

Con la muerte fí­sica, la información cuántica que forman la conciencia de la mente humana no se destruyen, sino que dejan el sistema nervioso para ser devueltos al Universo.

Por lo tanto, el total no es la suma de las partes, sino algo que une la mente humana al gran misterio del cosmos: el hombre es mucho más que una simple calculadora, y una calculadora, no obstante inteligente, no tendrá nunca en sí­ mismo esa chispa de eternidad que es una de las estructuras fundamentales del universo.