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Autor Tema: Así­ es el sí­ndrome de abstinencia -o ‘mono’- de las 14 drogas más comunes  (Leído 480 veces)

Scientia

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Así­ es el sí­ndrome de abstinencia -o ‘mono’- de las 14 drogas más comunes

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Las drogas son sustancias quí­micas que modifican el funcionamiento de nuestro organismo, en especial de nuestro sistema nervioso central.

Existen algunas con efecto muy relajados, como el cafíé o el tíé, y otras sumamente potentes como el LSD o la heroí­na. Por esta razón, y según la tradición cultural, los paí­ses han legalizado o prohibido unas sustancias respecto a otras.

Las drogas, además de los efectos lúdicos, tienen un gran impacto en nuestro organismo, pudiendo inducir estados de euforia o relajación. Sean legales o no, su consumo puede crear dependencia y un fuerte daño en nuestra salud.


Descubre los efectos de las drogas en nuestro organismo y los principales sí­ntomas de abstinencia.

Alcohol
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El alcohol es una de las drogas más antiguas conocidas por el hombre, y cuyo consumo está ampliamente aceptado. Es un depresor del sistema nervioso que altera las percepciones, las emociones y los sentidos, por lo que tambiíén puede crear una fuerte dependencia.

El alcohol actúa primero como un estimulante creando una fuerte euforia, conforme transcurre el tiempo su efecto cambia haciíéndonos sentir relajados y un poco adormecidos. Con dosis elevadas, comienzan los problemas de coordinación, dificultades en el habla (arrastrar las palabras al hablar), confusión, depresión, píérdida de la memoria a corto plazo y tiempos de reacción más lentos. Superada la dosis máxima, se produce una intoxicación etí­lica que puede producir un estado comatoso, e incluso la muerte.

La adición del alcohol

Comienza como una dependencia psicológica, que nos aporta una falsa sensación de seguridad para afrontar el estríés, relajarnos ante los problemas o envalentonarnos frente a los desafí­os. Poco a poco su consumo y tolerancia aumentan, creando una fuerte dependencia fí­sica que termina por dañar nuestro hí­gado y nuestras funciones neuronales.

La abstinencia del alcohol puede ser dolorosa, e incluso puede poner en riesgo la vida. Los sí­ntomas van desde temblores, sudoración, náuseas, ansiedad y depresión hasta alucinaciones, fiebre y convulsiones.

Anfetaminas (anfetas, pastillas)
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Las anfetaminas son estimulantes que aceleran las funciones del cerebro y del organismo. Si se ingieren o se inhalan producen un rápido efecto estimulante, que hace sentir a los consumidores poderosos, eufóricos, cargados de energí­a y en alerta. Sin embargo, esa sensación contrasta con los movimientos espasmódicos y la falta de atención continuada.

Las anfetaminas aceleran el ritmo cardí­aco, la respiración e incrementan la presión sanguí­nea; además, pueden provocar sudoración, temblores, dolor de cabeza, somnolencia y visión borrosa.

Son adictivas y, aunque comienzan consumiíéndose esporádicamente, pronto se vuelven imprescindibles para sus consumidores, hasta el punto de que no conciben salir de fiesta sin su dosis. Su uso prolongado puede provocar alucinaciones y una paranoia intensa. Quienes abandonan esta droga experimentan problemas relacionados con el estado de ánimo, ansiedad y una gran necesidad de consumirlas.

Barbitúricos (barbis, barbs, bombones, caramelos)
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Los tranquilizantes o barbitúricos (Valium, Xanax…) son medicamentos que ayudan a relajar los músculos y calmar la ansiedad, por ello son suministrados con receta míédica. Sin embargo, crean una fuerte dependencia que hace que su consumo se vuelva crónico o se alargue durante años, ya que al intentar dejarlos las personas pueden experimentar cuadros de ansiedad, insomnio, temblores, delirio y convulsiones.

A dosis elevadas, pueden provocar confusión, dificultad en el habla, falta de coordinación y temblores. En dosis muy altas o combinados con alcohol, pueden hacer que una persona deje de respirar y, por ende, provocar la muerte.

Cafeí­na
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La cafeí­na está clasificada como una droga psicoactiva y está presente en el cafíé (60 a 120 mg), tíé (15 mg tíé verde – 100 mg tíé negro), mate, e incluso, aprovechando su situación de drogas legales, en las bebidas energíéticas (50 – 150 mg).

Aunque poco tiene que ver con otras drogas peligrosas, la cafeí­na, en pequeñas dosis, nos ayuda a estar activos y alerta. Sin embargo, más de 250 mg al dí­a puede ser perjudicial para nuestra salud, provocando insomnio, taquicardia e irritabilidad.

Cocaí­na (coca, nieve, lí­nea, farlopa) y Crack
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Este polvo blanco cristalino, fabricado a partir de las hojas secas de la planta de coca, se suele inhalar por la nariz. Es un fuerte estimulante del sistema nervioso que brinda una rápida e intensa sensación de energí­a y poder.

Su consumo acelera la frecuencia cardí­aca, la respiración y eleva la presión sanguí­nea y la temperatura corporal. Tambiíén es frecuente la tensión mandibular, sangrado nasal y, a la larga, píérdida de dentición y daño permanente o perforación del tabique nasal.

El crack, que recibe el nombre del crujido que hace al ser calentado, se fabrica a partir de la cocaí­na y debe ser calentado para aspirar sus vapores. Esta ví­a de administración es más rápida, intensa, y adictiva.

Ambas sustancias son sumamente adictivas, tanto que su consumo y frecuencia dependen más del acceso a la sustancia que de una necesidad fí­sica. Tanto tienes, tanto consumes. De superar la cantidad máxima tolerada, puede provocar un paro cardí­aco o muerte súbita.

Crean una fuerte dependencia fí­sica y psicológica que hace que para el consumidor resulte sumamente difí­cil dejarlas, causando depresión, irritabilidad, insomnio, cambios en el apetito, náuseas, letargia, anergia, enlentecimiento psicomotor, trastornos en el ritmo del sueño, hipersomnia, apatí­a.

í‰xtasis – MDMA (M, pastis)
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El íéxtasis es una droga de diseño que se ofrece en forma de polvo cristalizado, comprimidos o cápsulas, muy popular en fiestas electrónicas.

Combina un leve efecto alucinógeno con un efecto estimulante que hace que las emociones, tanto las negativas como las positivas, resulten mucho más intensas.

Su efecto inmediato es calor, presión mandibular y la dilatación de la pupilas, energí­a, gran embriaguez y sensación de euforia y felicidad.

Tambiíén se esperimenta sequedad bucal, calambres, visión borrosa, escalofrí­os, sudoración y náuseas. El dí­a posterior al consumo se sufren dolores musculares, depresión, paranoia, ansiedad y confusión. Su efecto es agradable y sus efectos perniciosos. Durante la abstinencia hacen que los consumos aumenten paulatinamente hasta caer en dependencia.

GHB (í‰xtasis lí­quido, G, GHB, X)
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Tambiíén de diseño, el GHB es un lí­quido incoloro e inodoro que deprime el sistema nervioso, y que puede causar efectos tanto eufóricos como alucinógenos.

Es muy fuerte y mezclado con alcohol resulta muy potente, tanto que puede causar la píérdida de conocimiento. Tiene varios efectos secundarios peligrosos, lo cual incluye náuseas severas, problemas respiratorios, frecuencia cardí­aca reducida y convulsiones.

El problema es que existe una mí­nima diferencia entre la dosis justa para sentir embriaguez y la sobredosis, por lo que esta droga ha causado en el mundo más muertes desde que fuera inventada en 1995, que el íéxtasis en toda su historia.

Tras recuperarse de esta intoxicación, los consumidores experimentan sí­ntomas de abstinencia, insomnio, ansiedad y problemas para manejar el estríés.

Heroí­na (smack, caballo, dama blanca)
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Obtenida a partir de las semillas de opio del mismo modo que la morfina, la heroí­na es una de las drogas más adictivas que existen. Este polvo blanco, o marrón, se diluye y es inyectado directamente en el torrente sanguí­neo.

La heroí­na provoca sentimientos repentinos de euforia, seguido de somnolencia, náuseas, calambres en el estómago y vómitos cuando finalizan sus efectos. Por ello, los consumidores sienten una imperante necesidad de volver a consumirla para sentirse bien.

Su poder adictivo es tan fuerte y su abstinencia tan dura, que actualmente hay procesos de desintoxicación que inducen al paciente en coma durante varias semanas hasta que su organismo está limpio. De igual modo, la heroí­na debe ser sustituida por otras sustancias como la metadona para hacer una desintoxicación gradual, ya que de verse privado de forma tajante, en algunos casos puede provocar shock y muerte.

El intercambio de jeringuillas provoca que muchas personas contraigan tambiíén enfermedades como VIH/SIDA, hepatitis B o C, y endocarditis bacteriana.

Inhalantes – Pegamentos, disolventes, aerosoles…
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Los inhalantes se respiran directamente del recipiente original (inhalación o esnifado), desde una bolsa plástica o sujetando un trapo embebido en el inhalante dentro de la boca, y sus efecto provoca aturdimiento y confusión, muy parecidos a los efectos del alcohol.

Son muy baratos, por lo que suelen ser utilizados por personas con pocos recursos económicos. Quienes los consumen durante mucho tiempo presentan dolor de cabeza, sangrado nasal y pueden sufrir la píérdida de la audición y del olfato. Además son sustancias muy volátiles, por lo que presentan mayor riesgo de provocar intoxicaciones graves y la muerte.

Ketamina (queta, coqueta, doña queta, vitamina K)
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Este anestíésico de cirugí­a menor, utilizado para animales de gran tamaño, se presenta en polvo e inhalado, y provoca delirios, alucinaciones y píérdida de la noción del tiempo y la realidad.

Sus efectos duran hasta dos horas, pero en dosis más elevadas puede provocar náuseas o vómitos, sufrir delirios, píérdida de la razón transitoria y problemas de movimiento.

La sobredosis de ketamina puede detener la respiración y provocar la muerte.

LSD (ácido, tripi, cartones)
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El ácido lisíérgico, descubierto por Albert Hoffman, es una sustancia quí­mica con efectos alucinógenos extremadamente potente. Una gota se impregna en un papel, que se divide en cuartos para controlar la dosis, y en mayor o menor medida, sus efectos.

Una vez consumido es imposible de detener sus efectos hasta que el LSD es metabolizado por el hí­gado. Los consumidores experimentan todo tipo de ilusiones, no siempre agradables. Dependiendo de si la experiencia es positiva o negativa, las personas pueden sufrir ensoñación, pánico extremo, confusión e ilusiones aterradoras.

Marihuana (hierba, marí­a, juana, porro, faso, petardo, chocolate)
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Es la droga ilegal más utilizada aunque, poco a poco y debido a su uso terapíéutico, muchos paí­ses han comenzado a regular su consumo legalmente.

Puede fumarse en su forma natural directamente de la planta, o procesada como hachí­s. Tambiíén se puede ingerir preparada en galletas o dulces.

Su consumo afecta al estado de ánimo y puede provocar tanto euforia como somnolencia. Aumenta la frecuencia cardí­aca, ojos rojos y, tras unas horas, sensación de hambre. Puede crear paranoia y, en raras ocasiones, alucinaciones.

A largo plazo, tienen todos los problemas pulmonares asociados al consumo de tabaco, además de píérdida de memoria, ansiedad y problemas para manejar el estríés.

Metanfetamina (Speed, meta, tiza, hielo, cristal)
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El speed es un potente estimulante, de escaso precio y gran tolerancia, por lo que a pesar de sus rápidos efectos, los consumidores necesitan aumentar su dosis con frecuencia para conseguir el mismo efecto.

Su consumo puede provocar reacciones violentas, ilusiones muy vividas, paranoia, e insomnio. Sobre todo si se consume fumado o inyectado.

La abstinencia se manifiesta con cambios de humor, fatiga, trastorno del sueño, alteraciones del apetito, irritabilidad y depresión.

Nicotina – Tabaco
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La nicotina contenida en los cigarrillos es sumamente adictiva, tanto como la heroí­na y la cocaí­na. Se absorbe rápidamente en el torrente sanguí­neo al fumarse y crea una sensación de calma o euforia, según se fume más a prisa o de forma pausada.

El tabaco provoca problemas de piel, dientes amarillos y mal aliento. Sin embargo, sus efectos a largo plazo son más preocupantes, siendo la droga que más personas mata al año en el mundo. Afecciones pulmonares, cardí­acas, cáncer y derrames cerebrales.

Los sí­ntomas de abstinencia incluyen ansiedad, ira, inquietud e insomnio. Es muy complicado abandonar el hábito y se recomienda ayuda míédica.

Fuente: Wikipedia