Por…
Wim Dierckxsens
Walter Formento
En diciembre de 2015, la posición del Bundesbank de Alemania se impuso para que el programa de flexibilización cuantitativa (o expansión monetaria) no continuara ni en el volumen ni en la dirección de los intereses del dólar. La monetización (QE) ahora ya no se orienta básicamente a la compra de bonos del Tesoro de EEUU, sino que se dirige a la compra de deudas de gobiernos locales y regionales en la UE. La consecuencia inmediata es que el Euro deja de depreciarse frente al dólar, fortaleciendo al dólar como moneda de reserva al usar la emisión para comprarlo y, a partir de entonces, se observa nuevamente más bien cierta depreciación del dólar frente al euro.
Esta fue una medición-de-fuerzas entre los intereses neo-conservadores de la UE, representados por el Bundesbank de Alemania, y la de los bancos del capital financiero neo-conservador norteamericano en defensa del dólar como moneda de referencia. De hecho el Bundesbank quedo jugando en la misma línea de acción que los intereses de la estrategia financiera neoliberal globalista. Misma línea de acción con los globalistas frente a los intereses financieros neoconservadores de EEUU, pero con intereses y estrategia diferentes. El Bundesbank, actuando de este modo, sigue en la dirección de consolidar a la UE, al Euro y al BCE en su camino de profundizar la articulación con la Nueva Ruta de la Seda de los Brics-A y China. Recordando los dos intentos de golpe financiero de estado, entre 2010 y 2014, de las citis de Londres y Wall Street para quebrar al núcleo Germano-Francíés y hacer de la UE una red dispersa de citis financieras.
Con este viraje de la UE y el Bundesbank, los mercados bursátiles y el del dólar fueron inmediatamente sacudidos. Es preciso recordar que en la UE están presentes y pujan todos los intereses financieros transnacionales, así como lo hacen tambiíén dentro de EEUU. Lo nuevo desde 2010, Tratado de Lisboa, es que el núcleo de poder germano-francíés de la UE se consolida, al derrotar el ataque financiero globalista, coincidiendo para ello con China/Rusia y los Brics. Es importante remarcar que no solo se consolida el proyecto de Unión Europea, sino que tambiíén diferencia su estrategia respecto de los Neoconservadores de EEUU.
En la UE existen fuerzas que son parte del capital financiero globalizado, con su centro hegemónico en Wall Street/Londres/HongKong. En la Comisión Europea en Bruselas, donde tiene sede el poder ejecutivo, los intereses de la City de Londres tienen peso, lo que se manifiesta concretamente en una política de gobierno que apuesta fuertemente al Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones, negociado en total secreto. El mismo tiene por objetivo lograr crear, con este tratado Transatlántico en conjunto con el Tratado Transpacífico, el mayor mercado económico-financiero del mundo. De lograrlo la íélite financiera hegemónica de Wall Street/Londres consolidaría su proyecto de un Estado global sin fronteras ni ciudadanos.
Las negociaciones en torno a este tratado han sido muy lentas y la oposición al tratado ha crecido durante todo el año 2015. A partir de la política de QE (emisión sin respaldo para comprar bonos del Tesoro) de la Unión Europea en defensa del dólar, se observó en 2015 la paulatina paridad entre el euro y el dólar. A partir de esta situación de paridad entre las dos monedas, al mismo tiempo que se fortalecía el Dólar como moneda de reserva mundial, tambiíén hubiera sido posible introducir una moneda global que sustituyera al (petro) dólar. La creación de una nueva moneda común y de referencia es un mecanismo muchísimo más profundo y eficiente que un Tratado de Libre Comercio entre ambos bloques económicos. Una zona euro-dólar constituiría la punta de lanza para que, la articulación de la City de Wall Street y la City de Londres, se trasformen en dominantes para desarrollar un nuevo sistema monetario internacional, con capacidad de imponer el Estado Global Unipolar.
Esto no sucedió, porque en esa puja de intereses entre: – los neoconservadores de EEUU que imponían una emisión de Euros para respaldar al Dólar, – los neoliberales de las citis financieras de Londres/Wall-Street/Hong-Kong que en su lucha por imponer los Tratados Transatlántico-y-Transpacífico podrían haber remplazado al Petro-Dólar por el Eurodólar y, – los neoconservadores de la UE en el Bundesbank que, con su aversión al PetroDolar y el rechazo al EuroDolar porque ambos proyectos implican su derrota y desaparición, avanzan lentamente en dirección al Brics-A y su proyecto económico-industrial de Nueva Ruta de la Seda.
En cualquiera de los escenarios ganadores de los intereses financieros anglo-americanos, los países de la Unión Europea, incluyendo a Alemania, perderían su soberanía así como la perdieron los países de Europa del Sur frente al núcleo neoconservador Alemania-Francíés en la creación de la Unión Europea del 2010. Para que el núcleo financiero neoconservador germano-francíés en la Unión Europea conserve su soberanía (poder), la alternativa es consolidar la mirada hacia los BRICS en general y Eurasia en particular. Al estimular su política económica en beneficio de la Unión Europea, en vez de estimular la compra de bonos del Tesoro de Estados Unidos, se torna más probable la integración de la Unión Europea con el proyecto de Eurasia. En tal caso estaría triunfando un proyecto de Estado Universal Multipolar bajo cierta hegemonía de los Brics. Lo anterior sería a costa de un mundo unipolar, no solo bajo la hegemonía de EEUU con ´otro siglo americano´ sino incluso bajo el Estado Global Unipolar controlado por el capital financiero de las Citis de Wall Street y de Londres. En este sentido la UE toma una posición estratíégica en la próxima reconfiguración del mundo.
Es interesante señalar que en esta misma coyuntura, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha redactado una misiva al presidente ruso Vladímir Putin en la que le propone fomentar las relaciones comerciales entre la Unión Europea y la Unión Económica Euroasiática, bloque liderado por una Rusia-Euroasiática profundamente imbricada con la China Multipolar.
En una carta escrita despuíés de la cumbre del G20 en Turquía, el 16 de noviembre de 2015, Juncker le propuso a Putin llegar a un acuerdo comercial entre los 28 países miembros de la Unión Europea y la Unión Económica Euroasiática. Moscú ha confirmado que ha recibido la carta del presidente de la Comisión Europea, aunque se ha negado a revelar su contenido. La idea de un diálogo entre la Unión Europea y la Unión Económica Euroasiática no es nueva pero si es muy llamativa la misiva en esta coyuntura
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