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Luego de pedir prudencia a los gremios, el presidente argentino, Mauricio Macri, finalmente recibe en la Casa Rosada a líderes sindicales con la idea de contener las demandas salariales cuando se aproximan las negociaciones laborales.
El ejecutivo invitó a la Casa Rosada a los jefes de las tres alas de la Confederación General del Trabajo (CGT). Hugo Moyano y Luis Barrionuevo, quienes le son más afín, confirmaron y se espera que tambiíén asista Antonio Caló, quien fue más cercano al kirchnerismo.
Según el servicio informativo Minuto Uno, podrían asistir algunos otros jefes gremiales cuyos sindicatos integran las diferentes ramas de la CGT.
Sin embargo, no fueron convocados los titulares de los dos segmentos de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), Pablo Michelli, de la CTA Autónoma, y Hugo Yaski, de la CTA de los Trabajadores, a quienes la Casa Rosada los ve como más radicales.
La reunión tiene lugar en medio de una ola de despidos y suspensiones que suman más de 43 mil, creciente inflación y cuando aumenta la presión sindical sobre el Gobierno como la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), La Bancaria y los camioneros.
Incluso ATE convocó un paro nacional para el próximo día 28 en protesta por los despidos y en reclamo de reincorporaciones y estabilidad laboral, más sueldos justos.
Moyano, quien apoyó a Macri durante la campaña electoral, busca desarrollar el rol de principal interlocutor gremial ante el Gobierno en medio de la resistencia de sus rivales de las otras dos CGT.
El referente de la CGT Azopardo ya mantuvo días atrás una reunión reservada y a solas con el presidente en la que intercambiaron puntos de vista, de cara a la negociación salarial, aunque no trascendieron detalles.
Y aunque Moyano hace reclamos públicos, el canal C5N comentó que el ejecutivo quiere usarlo para atenuar las crecientes demandas gremiales cuando a fines de este mes y marzo se desarrollarán las negociaciones por los nuevos contratos laborales.
Un gremio de maestros, la Unión de Docentes Argentinos, amenaza con una huelga y no comenzar las clases el 1 de marzo porque el Estado no ha respondido a su demanda de subir los sueldos acorde con la carestía de la vida que se disparó en diciembre y enero.
El ministro de Educación, Esteban Bullrich, tenía previsto un encuentro el jueves con varios líderes de los sindicatos docentes pero nada trascendió sobre el mismo.
En general, la dirigencia sindical cuestiona con dureza la propuesta gubernamental de discutir hasta un 25 por ciento de aumento salarial cuando consultoras independientes indican que el alza de los productos oscila del 30 al 40 por ciento.
A eso se agrega el aumento de hasta el 700 por ciento o más de la tarifa elíéctrica, otro peso sobre los ingresos de la familia argentina.
El gremialista Hugo Yaski, uno de los excluidos por Macri para la reunión, afirmó que los trabajadores han sufrido una píérdida del 35 al 40 por ciento en su poder adquisitivo por lo que el Gobierno no puede, como pretende, poner techo a las discusiones salariales.