Por... FRANCISCO F. BERNARDO
El tercer viernes de marzo, junio, septiembre y diciembre, los mercados tienden a volverse locos
No es una historia de terror ni de misterio, ni el acontecer de hechos enigmáticos, pero la cuádruple hora bruja llega hoy a los mercados. En la jerga bursátil se denomina así a la última hora de cotización de la jornada en la que coinciden los vencimiento de opciones y futuros sobre índices y acciones y que suele traducirse en sesiones de gran volatilidad en los parquíés y un elevado volumen de negociación. Se suceden el tercer viernes de los meses de marzo -como hoy- junio, septiembre y diciembre.
Lo de cuádruple porque vencen los contratos trimestrales de futuros y opciones sobre acciones y tambiíén sobre índices, mientras que lo de bruja tiene que ver con el temor que infunde entre los inversores la elevada volatilidad que se produce en estas jornadas y que se registra además en un corto espacio de tiempo. Y es que en uno de estos días tan especiales en la Bolsa, todo puede cambiar muy deprisa, para bien o para mal. Algunos llegan hablar de que los mercados se vuelven locos.
Cosas extrañas
Antiguamente en estas fechas acostumbraban a ocurrir cosas extrañas -de brujas, decían- fundamentalmente porque los proceso eran manuales y se concentraban un gran número de operaciones en muy poco tiempo. Hoy en día, sin embargo, el sistema electrónico ha reducido el impacto que las horas brujas tenían en el pasado.
El nerviosismo, de haberlo, se concentra fundamentalmente en quienes invierten a muy corto plazo, porque para aquellos que lo hacen con la vista puesta en largo plazo, la cuádruple hora bruja acostumbra a pasar desapercibida. Los expertos reconocen que sí se nota un aumento del volumen negociado en las bolsas, aunque lo normal es que se reparta durante toda la semana previa, no solo el día del vencimiento.
La cuádruple hora bruja suele terminar con ganancias para los inversores, aunque tambiíén ha habido sesiones con píérdidas.