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Diversos plaguicidas representan un riesgo tóxico especialmente elevado para la salud humana y el medio ambiente, expusieron la FAO y la OMS, al presentar nuevas directrices encaminadas a reducir esos daños a escala mundial.
"Los productos con toxicidad aguda elevada son los responsables de un alto número de casos de intoxicación inmediata, sobre todo en los países en desarrollo", subrayó el reporte de las dos instituciones.
Según las organizaciones Mundial de la Salud (OMS) y de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), tambiíén otros surtidos "con efectos tóxicos crónicos pueden provocar cáncer o trastornos del desarrollo en niños en fase de crecimiento".
Dentro de los países industrializados, o bien no se permite el uso de los llamados "plaguicidas muy peligrosos", o su utilización está muy restringida; sin embargo, "siguen siendo fáciles de conseguir en los países en desarrollo", evaluó el pronunciamiento.
Incluso los productos peligrosos que aún están permitidos en las naciones industrializadas "pueden causar graves problemas en el mundo en desarrollo, donde las circunstancias en las que se utilizan pueden ser muy diferentes", agregó el análisis.
En particular, "los pequeños agricultores en los países en desarrollo no suelen tener, ni utilizar, el equipo de protección necesario y acostumbran a usar pulverizadores de mochila que conllevan un alto riesgo de exposición", advirtió el informe de la FAO y la OMS.
A juicio de las fuentes, "limitar la utilización de estos productos muy peligrosos suele ser difícil, por lo que acaban siendo empleados de forma generalizada por personas no cualificadas".
Pero hay alternativas: pueden ser sustituidos por otros insumos menos lesivos o, mejor aún, por enfoques de manejo integrado de plagas, recomendaron.
Las directrices planteadas por la FAO y la OMS tienen el propósito de ayudar a los países a identificar y gestionar los plaguicidas a partir de inventarios, evaluación de los riesgos y las necesidades reales a fin de mitigar los potenciales daños.
Ambas instituciones instaron a los gobiernos a utilizar las nuevas directrices y el conjunto de herramientas aportado por la FAO con vistas a adoptar las medidas necesarias que permitan reducir los riesgos de los usuarios, los consumidores y el medio ambiente.