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Autor Tema: Trastorno lí­mite de personalidad  (Leído 544 veces)

Scientia

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Trastorno lí­mite de personalidad
« en: Mayo 31, 2016, 08:18:08 pm »
http://www.grupodoctoroliveros.com/blog/el-trastorno-limite-de-personalidad-nuevas-perspectivas

Trastorno lí­mite de personalidad


Angstpor Dr. Sergio Oliveros Calvo, Psiquiatra Madrid (Grupo Doctor Oliveros)

El Trastorno Borderline o Lí­mite  de Personalidad (TLP) es el trastorno más frecuente de personalidad y está considerado un trastorno grave por sus potencialmente relevantes consecuencias psicológicas, míédicas, legales, interpersonales, etc.

La caracterí­stica central es la inestabilidad del estado de ánimo, la conducta y las relaciones sociales.

El tíérmino borderline o limí­trofe deriva del hecho de que algunos de estos pacientes pueden presentar ocasionalmente episodios delirantes transitorios. Sin embargo no es un hecho frecuente por lo que la clasificación europea (CIE 10) ha optado por denominarlo como trastorno por inestabilidad emocional, mucho más descriptivo.

No conocemos una única causa para este trastorno. La investigación ha encontrado causas ambientales (crianza, estilo relacional con los padres, familias desestructuradas, píérdidas afectivas en la infancia, entorno social inestable etc.) y geníéticas (con frecuencia muestra una cierta heredabilidad y agregación sobre todo los rasgos de impulsividad y agresividad).

Según las clasificaciones psiquiátricas más relevantes el paciente borderline presenta un patrón con los siguientes sí­ntomas:

Dificultad para manejar las emociones y el pensamiento.
Impulsividad y conductas temerarias (conducción, sexo, drogas, comida etc.)
Relaciones interpersonales inestables.
Reacciones desproporcionadas con profunda depresión, intensa ansiedad, irritabilidad o cólera frente al abandono por parte de otras personas o incluso a la anticipación imaginaria de ese abandono. La reacción puede obedecer simplemente a una separación transitoria por vacaciones.
Patrón de relaciones intenso y atormentado con marcadas oscilaciones entre idealización y familiaridad inapropiada y devaluación en intervalos breves de tiempo.
Una imagen de sí­ mismos muy distorsionada e inestable que les lleva a cambios rápidos y profundos en lo que piensan de sí­ mismos, sus opiniones, valores, planes de futuro, etc.
Ideas y conductas frecuentes de suicidio (80%  de los pacientes) y autolesiones con cuchillas, rascado, etc. Un pequeño porcentaje muere por suicidio (4-9% de los pacientes).
Intensa inestabilidad en su estado de ánimo que puede cambiar de un extremo a otro en unas horas.
Sentimientos crónicos de vací­o, aburrimiento y orfandad con sensación de no encontrar nunca su lugar en este mundo.
Ira inapropiada e intensa con dificultades para controlarla.
Muy ocasionalmente ideas delirantes y episodios disociativos transitorios secundarias a intenso estríés.
Es muy frecuente que estos pacientes sufran además alcoholismo, adicción a cocaí­na, distimia, depresión mayor, bulimia nerviosa etc. Ocasionalmente puede ser complejo distinguirlos de enfermos bipolares.
  Se ha barajado la posibilidad de dejar de incluir este trastorno de los trastornos de personalidad y clasificarlo como un trastorno más como la Depresión mayor o el alcoholismo. La intensidad de sus sí­ntomas, las graví­simas complicaciones y los enormes recursos sanitarios que requieren para su contención y tratamiento lo justifican. Personalmente no dudo que ocurrirá en breve.

  El tratamiento de un paciente con TLP es complejo y requiere simultanear varias aproximaciones. Un alto número de pacientes que se tratan consiguen finalmente una mejorí­a completa o considerable.

  La psicoterapia es esencial habiendo demostrado buenos resultados la terapia dinámica, la interpersonal, la cognitivo conductual, la dialíéctica conductual, la terapia de esquemas y, cuando hay antecedentes de experiencias traumáticas, la terapia EMDR. Es esencial que el terapeuta cuente con una importante tolerancia a la frustración pues estos pacientes requieren un esfuerzo mantenido e intenso. La tíécnica puede desarrollarse en un encuadre individual o en grupo.

  Con frecuencia es imprescindible implicar a la familia en el tratamiento e, incluso, llevar a cabo una terapia familiar para reducir conductas que provoquen empeoramiento en el paciente.

  El empleo de mediación apropiada mejora a corto plazo sí­ntomas como la impulsividad, estado de ánimo, consumo de drogas y la inestabilidad, lo que facilita enormemente el desarrollo de la psicoterapia. Los fármacos que mejores resultado han mostrado han sido los ISRS a dosis medias/altas (fluoxetina, sertralina, citalopram etc.), estabilizadores del ánimo (topiramato, gabapentina, etc.) y antipsicóticos atí­picos (risperidona, quetiapina, aripiprazol etc.)

  Es esencial que ambas aproximaciones (farmacológica y psicoterapíéutica) se realicen por la misma persona cuando cuenta con la formación adecuada o por un equipo bien coordinado.

  Siempre resulta complicado convivir con un paciente con TLP en la pareja, la familia, el trabajo o el grupo de amigos. Con frecuencia despiertan el rechazo de los demás lo que, dada su hipersensibilidad al abandono, incrementa sus sí­ntomas de tristeza y desamparo.

  Por eso, si conoce a alguna persona con este trastorno muíéstrese dispuesto a tolerar muchas frustraciones. Exprese la mayor empatí­a con los problemas del paciente y muestre una marcada capacidad de contención frente a sus impulsos e inestabilidad. Ofríézcale todo el apoyo emocional que pueda.  Nunca menosprecie una idea de suicidio y comíénteselo a su familia o a su terapeuta.





« Última modificación: Mayo 31, 2016, 08:53:41 pm por Scientia »