Por... CRISTINA GARCíA
NASDAQ en premercado cae -5,20%
Las casas de apuestas sólo daban un 30 por ciento de probabilidades a que Reino Unido saliera de la UE. Los sondeos de Bloomberg, un 40 por ciento. Pero la la realidad es que, al contrario que en 1975, los ingleses se han decantado esta vez por escindirse de Europa. Entonces, un 67 por ciento de los británicos manifestó a travíés de un referíéndum su intención de quedarse en la Comunidad Económica Europea (CEE) solo dos años despuíés de entrar en ella. Ahora, más de cuatro díécadas despuíés, su salida se ha convertido en una realidad y, con ella, lo hacen tambiíén las consecuencias que su salida tiene para la economía en general y para los mercados en particular. Dicen que, para estos últimos, parte del efecto está descontado, pero la confirmación de la salida de Reino Unido, puede tener un impacto aún mayor, y no sólo lo sufrirán los activos de riesgo británicos? Así es como el Brexit afectaría a su cartera.
En divisas: cubrir libra y mirar a las monedas refugio
Todos coinciden: el primer impacto -y el más fuerte- lo soporta la libra. La simple expectativa de que el Brexit se conviertiera en una realidad ya tuvo su efecto en ella en lo que va de año -eso, y la expectativa de que el Banco de Inglaterra mantenga los tipos de interíés bajos durante más tiempo del previsto con la finalidad de compensar una posible ralentización en el crecimiento de la segunda mayor economía de la UE-.
Ahora, una vez confirmado que Reino Unido abandona la UE, la inversión extranjera directa que recibe el país se puede posponer o incluso se cancelar, lo cual "podría menoscabar aún más la senda del crecimiento económico de Reino Unido y seguir depreciando su divisa", explica Michael Clements, gestor de Oyster.
Llegados a este punto, el grueso de la depreciación se produciría frente al dólar y el franco suizo por la huida de capitales hacia las monedas refugio, estiman en Lombard Odier. Tambiíén en Fidelity, donde creen que ante el Brexit, la libra podría caer con fuerza por debajo incluso del nivel de 1,4 dólares que se ha mantenido durante más de 30 años. Y tambiíén contra el euro, aunque en menor medida.
Para los expertos, la divisa comunitaria tampoco saldrá ilesa por la inquietud que generaría la cohesión futura de la UE. "Se creará un efecto contagio al cuestionarse si este tipo de referíéndum puede aplicarse en otros países", explica Raquel Blázquez, gestora de carteras de fondos de inversión y sicavs de Ibercaja Gestión.
Ante este escenario, la recomendación para los inversores con activos denominados en libras pasa por cubrir la divisa. Algunos van más allá incluso y aseguran que su caída deja a la vista una oportunidad "de tomar posiciones cortas en empresas británicas afectadas por los costes de financiación incrementados, como las minoristas de alimentación y textiles", según Luke Nerman, cogestor de Hendersor UK Absolute Return.
En bolsa: ojo con las británicas domíésticas y españolas expuestas
Ese tipo de empresas, con un sesgo más domíéstico, con menos opciones de exportar y, por tanto, más expuestas a la libra, se sitúan en primera línea de fuego y no las grandes capitalizadas británicas. "Debe tenerse en cuenta que el 67 por ciento de los ingresos de las empresas cotizadas -Ftse All Shares- se generan en monedas distintas de la libra. Estos ingresos se beneficiarían de una depreciación sustancial de la libra al trasladarlos al Reino Unido y, a su vez, podrían traer consigo revisiones al alza de los beneficios en las empresas que los generan", señalan desde Fidelity.
Sin embargo, con el tipo de compañías que conviene ser prudentes es con las domiciliadas en la zona euro e ingresos procedentes de Reino Unido. "Dichas empresas podrían sufrir un menor crecimiento del PIB y un efecto negativo de cambio de los ingresos en libras en su conversión a euros. Si tienen oficinas en Reino Unido, ahorrarán costes, pero si los ingresos procedentes del Reino Unido son superiores a ellos, el resultado será negativo", apuntan en Oyster.
En España muchas empresas tienen exposición al país. En la banca, mismamente, BBVA, Santander y Sabadell. La primera en desembarcar allí fue Santander en 2004 con la compra de Abbey. Cuatro años despuíés se unió al negocio Alliance & Leicester y Bradford & Bingley. El resultado es que, en 2015, un 27 por ciento de sus ingresos procedieron de Reino Unido. Despuíés llegó Sabadell, con la compra de TSB el año pasado y, por último, BBVA con la incorporación de Atom, una startup dedicada a ofrecer servicios bancarios únicamente a travíés del móvil. Según cálculos de Wells Fargo, el 16 por ciento de los activos de la banca española se encuentra en Reino Unido -ahí incluye deuda pública, de negocios y de hogares-.
Como centro neurálgico que es Reino Unido a la hora de ofrecer servicios financieros a toda Europa, "el país acoge casi un 70 por ciento de las entidades extranjeras, que se ven ahora amenazadas con la píérdida del derecho a desarrollar su actividad en la UE tras un largo periodo de incertidumbre", apunta el equipo de estrategia de Lombard Odier. Es por ello que el propio BCE habría pedido a las entidades con presencia en el país detallar sus planes ante el Brexit que hoy se ha confirmado.
Pero más allá de los bancos, otras firmas españolas que se ven afectadas por la salida del Reino Unido de la UE son Ferrovial -de allí procedieron el 36 por ciento de sus ingresos el año pasado-, Iberdrola -Reino Unido es su segundo mercado principal a travíés de Scottish Power-, IAG o Telefónica, mediante su filial británica O2.
Más allá de España, en un contexto de Brexit, "lo más importante para la renta variable europea será la respuesta que las instituciones de la UE envían de vuelta para evitar una reacción de riesgo sistíémico. La UE tendrá que enviar una respuesta clara y un plan para mantener las relaciones comerciales con el Reino Unido", explica Igor de Maack, gestor de DNCA Investment. Y es que, si se produce su salida, el país tendría dos años para reorganizar todos los acuerdos comerciales y eso "supone un riesgo para los sectores más orientados a los servicios, que normalmente no tienen la obligación de atenerse a las normas de la OMC", señala Lukas Daalder, CIO de Investment Solutions.
En deuda: Draghi limitará el impacto
En renta fija, a corto plazo, la expectativa es que haya volatilidad, pero "a medio plazo, con el QE del BCE de por medio, ya se ha visto que realmente ni con riesgo político en España la rentabilidad del bono español sube", explica Amílcar Barrios, analista de fondos de Tressis. Su opinión coincide con la de Rose Marie Boudeguer, directora del servicio de estudios de Banca March, que sí concibe una vuelta al refugio hacia la deuda más segura -la alemana- y subidas en las primas de riesgo de la periferia.
En cuanto al gilt, el bono inglíés, tampoco se esperan grandes sustos. Ni siquiera existieron antes del referíéndum, por la posibilidad de tipos bajos durante más tiempo en Reino Unido. La razón la explican en Lombard Odier: el reducido nivel de tenencia de gilts por los inversores extranjeros -25 por ciento actualmente, frente a un 50 por ciento en el caso de los bonos del Tesoro estadounidense y cerca del 60 por ciento en el de la deuda pública francesa- hace que sean mucho más sensibles a la normativa nacional que a las condiciones de mercado. Aunque sus diferenciales con los bonos refugios, no obstante, sí que podrían repuntar.