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El creciente número de refugiados y desplazados en el mundo genera nuevas tensiones por díéficit de combustible para cocinar alimentos, incrementa daños ambientales y riesgos de conflictos con la población local, indicaron hoy organismos internacionales.
Ante el fenómeno en ascenso, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), presentaron este jueves un manual tíécnico a fin de proporcionar herramientas que puedan ayudar a los necesitados.
Según Acnur, a fines de 2015 más de 65 millones de personas en el planeta se encontraban desplazadas a causa de persecuciones, conflictos, violencia generalizada o violaciones de los derechos humanos.
El desplazamiento forzoso ejerce a menudo "gran presión sobre los bosques, debido a la mayor demanda de combustible de biomasa, como madera y carbón vegetal. Si no se controla, este aumento de la competencia por los recursos naturales puede elevar tambiíén el riesgo de conflictos con la población local", evaluó el reporte.
En opinión de la FAO, la sobreexplotación de los recursos forestales para obtener combustible puede conducir a la degradación de los bosques o la deforestación en zonas aledañas a los campamentos de refugiados.
Otro motivo de preocupación son las enfermedades respiratorias provocadas por cocinar a fuego abierto o por el uso de tecnologías ineficientes, señaló el análisis.
Además, donde la madera es escasa, la gente a veces dedica su salario o vende sus raciones de alimentos para comprar combustible, advirtió el informe. Los alimentos cocinados de forma insuficiente o saltarse las comidas debido a la escasez de combustible para cocinar tambiíén puede representar un problema, insistieron FAO y Acnur.
Con el título de "Evaluación de la oferta y la demanda de combustible de madera en situaciones de desplazamiento", el manual contiene una metodología que los trabajadores humanitarios y los administradores de los campos pueden utilizar para hacer frente a este desafío.
El texto describe paso a paso un proceso para evaluar las necesidades de energía y la naturaleza y disponibilidad de las fuentes locales de leña, y utiliza sistemas de información geográfica y de teledetección para mapear la distribución y los cambios en el tiempo de la biomasa leñosa, detalló la FAO.
Según distinguió, la metodología se basa en datos de inventario de campo e imágenes satelitales de alta resolución y datos tíécnicos y socioeconómicos relevantes.
Uno de los lugares donde fue probada la herramienta es el campo de Shimelba, en la región de Tigray en el norte de Etiopía, el cual alberga a seis mil personas con un acceso muy limitado a los recursos naturales.
En Shimelba, el proceso de evaluación ayudó a los administradores a calcular las existencias de biomasa leñosa superficial disponible y a prever las variaciones de estas reservas, argumentó la FAO.