Muchos jóvenes (y otros no tan jóvenes) parece que solo están por: ver televisión, escuchar música o chatear por Internet. Los reciíén graduados están en casa haciendo lo mismo. No hay una agenda definida de las tareas del hogar. Esto podría darnos luces de la falta de iniciativa de los chicos del nuevo milenio.
No son todos, de seguro usted me dirá, pero sí me atrevo a asegurar que es la gran mayoría.
La mentalidad de estas personas debe cambiar. En algo deben contribuir los padres a que sus hijos se esmeren a ser profesionales de renombre en la vida. Si no hay estímulo, no se logra nada, pero los jóvenes tambiíén deben poner de su parte, porque el futuro depende de ellos mismos. Sus padres, en una forma u otra, cumplieron su misión.
Si eres de esos muchachos que se dejan influenciar de los amigos del barrio -que se la pasan escuchando todo el día reggae, pon un freno. Diles que ya tu estás en otra onda. Diles que estás preocupado por tu futuro porque en el día de mañana tendrás familia y, por su puesto, deseas una casa.
Cuando ellos escuchen tu planteamiento puede pasar dos cosas: se reirán de tí o te escucharán. Esto los hará pensar sobre la necesidad de cambiar sus vidas.
Da el primer paso. Sigue adelante y busca un empleo digno. No importa que sea cortando cíésped o de lo que sea. Lo importante es que te ganarás el dinero de forma honrada porque no será dinero que viene del vicio, sino del sudor de tu frente.
Te sugiero que hagas una lista de empresas en la que quieras trabajar. Despuíés que hayas conseguido este listado, llama a cada una de estas compañías y pídeles el nombre del gerente general y del gerente de Recursos Humanos.
Despuíés que los tengas, envíales sobres con tu curriculum y una carta ofreciíéndoles tu servicio. Verás que te llamarán.