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Nuevo disco de Sabina

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Serena:

--- Citar ---Hay personas que no cambian ni después de un susto. Un buen ejemplo es el eterno Joaquín Sabina (71 años). Después de tener que ser operado de urgencia en la Clínica Ruber Internacional por un hematoma intracraneal y un derrame cerebral provocado por un fuerte golpe en la cabeza, según pudo conocer ABC, tras la caída que sufrió en el escenario del Wizink Center de Madrid el pasado miércoles, lo primero que hizo el cantante fue pedir un cigarrillo.

Así lo ha contado su íntimo amigo el escritor Benjamín Prado, quien ya ha podido visitarle en el hospital después del gran susto vivido, en el programa «Más vale tarde» de La Sexta. Todavía medio dormido por la anestesia de la operación, solo pensaba en fumar. «Lo primero que ha hecho tras la operación ha sido pedir un cigarrito: 'yo quiero fumar'», ha dicho Prado.

El de Úbeda tiene «una triple fractura en el hombro y le han extraído un hematoma, pero está bien, Se encuentra mucho mejor», añadía. También ha contado que el poeta ha estado acompañado por su mujer y sus hijas, que no le han dejado en ningún momento después del gran susto que han pasado.

Cuando se cayó al foso –una caída de unos dos metros–, Sabina sintió un fuerte dolor en el hombro pero no se imaginaba que, horas más tarde, tendría que ser operado de urgencia por un hematoma intracraneal. De hecho, el propio Sabina quería seguir cantando junto a Joan Manuel Serrat, según ha contado su amigo Prado: «Joaquín quería seguir el concierto. Fueron los médicos los que le dijeron que estaba en un estado de euforia propia de quien está ante 15.000 personas actuando. 'No estás en condiciones de seguir'».

Pidió perdón a los asistentes por tener que cancelar el concierto a los aproximadamente 50 minutos de empezar y Sabina salió del escenario en una silla de ruedas empujada por Joan Manuel Serrat. Fue llevado a la Ruber donde le examinaron y le hicieron varias pruebas hasta que vieron el hematoma intracraneal y un pequeño derrame.
--- Fin de la cita ---

Serena:

--- Citar ---Que Joaquín Sabina parece eterno ya lo sabíamos, pero ayer lo confirmó el escritorBenjamín Prado al contar que esta semana, tras despertarse el cantante después de ser intervenido de un hematoma intracraneal y un derrame cerebral, lo primero que hizo fue pedir un cigarrillo. Según el parte médico difundido ayer por la Clínica Ruber al cierre de esta edición, Sabina se encuentra «estable» y ahora se mantiene en observación. Hasta el centro médico se desplazó ayer su buen amigo Joan Manuel Serrat, quien el pasado miércoles se encontraba con él sobre el escenario del WiZink Center de Madrid dando un concierto de su gira «No hay dos sin tres». Una hora antes, llegó a la clínica su hija Carmela, acompañada por su madre, Isabel Oliart.

Se desconoce si Carmela, su hermana Rocío o Jimena Coronado, su pareja desde hace más de veinte años -a quien pidió matrimonio el pasado verano-, se encontraban disfrutando del concierto cuando Sabina se precipitó por el foso del escenario, lo que sí ha podido saber este periódico es que tanto ellas como Oliart se dieron un buen susto y temieron por la vida del cantante, sobre todo por sus antecedentes médicos. Una medicación con anticoagulantes (debido al ictus que sufrió en 2001) y su avanzada edad -el mismo miércoles cumplió 71 años-, no eran un buen presagio. Pero afortunadamente todo ha quedado un susto.
Con Jimena Coronado
Con Jimena Coronado - UGI

Siempre se ha sabido que Sabina mantiene una relación muy buena con Isabel Oliart, de quien ha llegado a decir que «de haber sido una elección premeditada, nunca habría podido escoger una madre mejor» para sus hijas. Junto a ella, Sabina ha protegido a sus hijas de los focos y la prensa desde que nacieron, aunque la relación del cantante con ellas no fue del todo fluida hasta que fueron más mayores y el vivió su particular punto de inflexión a raíz de sufrir un ictus en 2001.

Pese a que llevaba cuatro meses sin consumir cocaína cuando le dio «el marichalazo» -como él mismo llamó al ictus-, aquello influyó mucho en la forma de pensar de Sabina y, tras superar una depresión, comenzó a estar más presente en la vida de sus hijas. Junto con Jimena Coronado, Carmela y Rocío cerraron filas en torno a su padre, como volvían a hacer esta semana, cuando recordaron los difíciles momentos que pasaron hace casi 20 años.

Las tres forman el núcleo duro del cantante. Siempre, en todos los momentos difíciles y felices, ha estado presente Isabel Oliart, que se lleva muy bien con Jimena. Ahora cuando el cantante salga del hospital, tendrán mucho que celebrar. Festejarán que la vida les ha dado otra oportunidad para estar juntos y, además, antes de verano, Sabina y Jimena se darán el «sí, quiero» y seguirán celebrando su amor más de 19 días y 500 noches. Celebrarán, sobre todo, que si llega el fin del mundo, a ellos les pillará bailando
--- Fin de la cita ---

Serena:

--- Citar ---El cantante Joaquín Sabina se encuentra ya en su casa tras abandonar el hospital donde estaba ingresado tras ser sometido el pasado 13 de febrero a una intervención quirúrgica de evacuación de hematoma intracraneal producido por una caída al foso del escenario durante un concierto en Madrid.

Sabina ha salido del Hospital Ruber Internacional de Madrid sobre las 11:30 horas de este domingo después de recibir el alta médica, ha confirmado su representante, José Navarro «Berry», que ha señalado que Sabina, que se encuentra «bien», deberá ahora guardar reposo en casa durante un tiempo.

El cantante sufrió una grave caída pasado día 12 durante un concierto en el Wizkink Center de Madrid junto con Joan Manuel Serrat. Sabina cayó al foso desde el escenario, a una altura aproximada de 1,70 metros, y aquejado de un fuerte dolor en el hombro tuvo que interrumpir y posponer su actuación.

Tras los exámenes pertinentes, se diagnosticó que presentaba «traumatismo de hombro izquierdo, torácico y craneoencefálico», así como un «pequeño coágulo» del que fue intervenido sin complicaciones a la mañana siguiente. Tras permanecer seis días en la UCI, el pasado martes fue trasladado a una habitación en planta al presentar «una evolución favorable», según informó entonces el centro médico «a petición del paciente».
--- Fin de la cita ---

Serena:

--- Citar ---Joaquín Sabina lleva ya un más de un mes en su casa, tras abandonar el hospital donde estaba ingresado tras ser sometido a una intervención quirúrgica por su caída al foso del escenario durante un concierto en Madrid. Pero no se le había visto en público hasta este domingo, cuando decidió unirse al homenaje diario que se hace a los sanitarios desde los balcones de toda España a las ocho de la tarde.

Acompañado por su mujer, el artista salió a su terraza brazo en cabestrillo y aplaudió a todos los trabajadores que están en primera línea de batalla, para después volver a encerrarse en su confinamiento. Y es que como a todos, a Sabina también le han robado el mes de abril.

--- Fin de la cita ---

Serena:

--- Citar ---El cantante Joaquín Sabina ha protagonizado una fugaz reaparición pública en las últimas horas, la primera desde su salida del hospital donde fue atendido en febrero al caerse del escenario durante un concierto y sufrir varias complicaciones que le llevaron varios días a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

«Para mí, que soy miedoso, justo no le tengo miedo al confinamiento, porque tengo muchos libros», ha señalado en un vídeo colgado en el perfil oficial de Twitter del Instituto Cervantes en pleno encierro por la pandemia de coronavirus.

Sabina, que en esa grabación a las puertas del Día del Libro hace suyas las palabras de Borges de que «el paraíso es una biblioteca», participaba además unas pocas horas antes en una entrevista con Jordi Évole emitida en La Sexta, en la que habló de su ingreso hospitalario.

«Fue más fuerte del que pensáis. Llevo hasta dos operaciones, titanio y un hematoma en la cabeza», destacó el jienense en su intervención, en la que sin embargo no dudó en señalar: «No tengo la menor intención de morirme, que se muera la muerte».

Fue el pasado 12 de febrero, durante un concierto en el Wizink Center de Madrid, cuando Sabina se precipitó al foso frente al escenario desde una altura aproximada de 1,70 metros, provocándose un «traumatismo de hombro izquierdo, torácico y craneoencefálico» y un «pequeño coágulo» del que fue intervenido.

«Sé que me enrollé en un cable y me pegué un hostión», dijo a Évole, añadiendo este factor a las causas de su caída, que entonces solo se atribuyó a haberse deslumbrado con un foco.

Con él estaba su amigo y compañero de gira Joan Manuel Serrat, quien se alarmó mucho como testigo de primera mano. «Mi primo el catalán estuvo muy preocupado porque me vio muy mal un par de días», confesó Sabina al respecto.

Su forzosa recuperación le ha obligado a llevar un confinamiento más largo que el resto de la sociedad, algo a lo que el autor de «Cerrado por derribo» ha quitado hierro.

«Me asusta que me digan que no puedo ir a un restaurante con 15 amigos y tirarnos horas de sobremesa», ha apuntado al respecto, antes de mostrar su preocupación por la situación de la cultura ante el parón provocado por la pandemia.
--- Fin de la cita ---

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