Las 7 etapas de la vida
Darío G López
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Según los antiguos egipcios y griegos, la distribución de las edades de la vida se podía hacer en siete íépocas:
1. La niñez, los primeros siete años de la vida (Selene),
2. La de la niñez a la adolescencia, de los 7 a los 14 años (Mercurio),
3. La de la adolescencia a la juventud, de los 14 a los 21 años (Venus),
4. La de la juventud a la edad adulta, de los 21 a los 42 años (el Sol),
5. La madurez, de los 42 a los 49 años (Marte),
6. La edad avanzada, de los 49 a los 56 (Júpiter), y
7. Comienzo de la vejez, de los 56 a los 63 años (Saturno).
El sistema que proviene de la antigí¼edad y que distribuye las edades del hombre en base al septenio o período de siete años, se debía a que el número siete era considerado uno de los números principales. Estaba formado por el cuatro más el tres. Cuatro que corresponde a los cuatro elementos primigenios de la naturaleza (aire, fuego, agua, tierra), y tres como representación de la divinidad (en Grecia: Zeus, Hera y Atenea, o Júpiter, Juno y Minerva para los romanos). Podemos encontrar ejemplos de utilización del número 7 en todas las culturas, por ejemplo, los siete días de la semana; los siete planetas, las siete maravillas del mundo; los siete sabios de Grecia; las siete colinas de Roma; las siete vacas gordas y las siete flacas; las siete plagas; el candelabro de los siete brazos; los siete sellos del Apocalipsis, los siete chacras, los siete cuerpos del hombre, etc.
La cualidad intrínseca del número 7 es la de organizar. Por esta razón los septenios son periodos de tiempo que organizan y definen las distintas etapas de la vida humana.
Además, consideraban que en cada una de estas etapas ejerce su influencia de modo especial una divinidad y su correspondiente planeta o astro, cuya energía se manifiesta con más fuerza en esa íépoca. Al Sol, como centro de vida y eje de nuestro sistema solar, le corresponden tres septenios.
La atribución de un planeta concreto a cada septenario no es casual, corresponde a una energía precisa que es necesaria para desarrollar las aptitudes y capacidades que definen ese período de la vida. De forma tal, que al final de su vida el ser humano llegaría a ser completo, porque habría integrado energíéticamente las siete fuerzas planetarias en su interior.
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