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Autor Tema: LA CIRCUNSPECCIí“N OCULTA  (Leído 507 veces)

Scientia

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LA CIRCUNSPECCIí“N OCULTA
« en: Noviembre 17, 2016, 08:54:37 pm »

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Circunspección: “Saber, Querer, Osar y Callar.”

Podrí­a ser de utilidad enumerar brevemente algunas de las razones del porquíé se impone la circunspección a todos los iniciados y, por tanto, por quíé todos los discí­pulos deben cultivar la cualidad del silencio, como etapa preparatoria para aprehender la naturaleza de la “Circunspección Oculta”.


En la actualidad ello es muy necesario para destacar la facultad equilibradora del silencio. Pero, en estos dí­as de desarrollo de la mente concreta, imponer el silencio resulta de poca utilidad; más aún, a quienes observan las exigencias, eso les induce a creer que el silencio, o vela la ignorancia o no es más que la imposición de una orden arbitraria. De ahí­ que mi propósito sea dilucidar, de alguna manera, el problema y mostrar por quíé es necesario que quienes estíén afiliados a la Jerarquí­a —como aspirantes o iniciados juramentados— deban desarrollar esta restricción oculta.

1. El pensador poco atento o el no-iniciado no se da cuenta del efecto que produce la palabra hablada y del efecto del poder atractivo del habla. Cuando un hombre habla, magníéticamente atrae sustancia dentro de su aura inmediata y afecta —quiera íél hacerlo o no— a las unidades de vida sensibles en los cuerpos, sutiles o densos, de sus semejantes. Por lo tanto, cuando anuncia a los alumnos que le están prestando atención que íél es un iniciado o un discí­pulo, haciíéndolo con afirmación positiva y, de este modo, atrayendo la atención hacia su personalidad, inevitablemente actúa sobre los aspectos atómicos negativos en los cuerpos y así­ tambiíén sobre las vidas negativas receptivas o aspectos receptivos en los cuerpos de sus hermanos.


Sus palabras no están de acuerdo con el “Yo soy ESE” oculto que produce la identificación con la vida grupal central y, por lo tanto, con la chispa central de fuerza positiva en todas las unidades del grupo. Pero, la declaración — al ser una afirmación de la personalidad— tiene su reacción sobre las personalidades de todos sus hermanos, actuando a travíés del aspecto negativo, y es la imposición (a menudo inconsciente) de su fuerza o del poder de su voluntad sobre la de ellos la que causa eso; y los efectos de tal imposición no dejan de producir resultados terribles. Estimula aquello que es indeseable y desarrolla reacciones o respuestas negativas, como la devoción a la persona en cuestión y la voluntad de ser guiados por el que habla o enuncia su posición jerárquica personal, o bien causa repulsa, produciendo así­ separación, y íésta engendra odio y luchas.

Este es el motivo, entre otros, por el que a los discí­pulos se les enseña a menospreciar su prestigio personal y al mismo tiempo a exaltar la naturaleza del Dios interno, que es idíéntico en todos los hombres, y se les pide que se abstengan de hablar, a menos que sirva al propósito grupal. Se presta mejor servicio a los propósitos grupales mediante el estí­mulo del aspecto más elevado en cada hombre.

Entonces, ¿por quíé los Maestros se han dado a conocer que son Adeptos?

Aunque los Maestros hayan permitido que se sepa (a travíés de Sus discí­pulos) sobre sus servicios, conocimientos y poder para ayudar y que han trascendido los tres mundos del esfuerzo humano, les pedirí­a a ustedes que tengan en cuenta que tales admisiones hechas a travíés de la palabra o la letra, se han hecho a Sus discí­pulos juramentados, sobre quienes recae el karma de pasar la información al público en general. Y sobre sus hombros recae la responsabilidad de trabajar sobre los resultados, ya sean buenos o malos.

Es un hecho en el desarrollo oculto que cuanto más cerca un discí­pulo está del Maestro y de la meta, más discreto es y (como individuo) busca menos atraer la atención del Maestro o hacia sí­ mismo como agente de ese Maestro. El trabajo que debe ser hecho puede lograrse más fácilmente cuando hay menos formas mentales para ser transmutadas.

¿No debemos, pues, transmitir información acerca de los Maestros al público en general?

Es necesario que el público sea informado sobre la naturaleza y el trabajo de los Maestros, porque el momento es apropiado; pero esto es algo claramente diferente al problema que estamos examinando, el de proclamar la afiliación personal a un Maestro o a la Jerarquí­a.

Por lo tanto, los discí­pulos e Iniciados protegen el trabajo por medio de un muro de silencio de la personalidad, que ellos guardan. Tambiíén se ha de tener en cuenta (y esto se comprende poco, aunque es de considerable importancia en este caso) que los cuerpos de manifestación, a travíés de los cuales trabajan los Adeptos en el plano fí­sico, se construyen definitivamente con fines especí­ficos; están compuestos de materia de los subplanos más elevados de cada uno de los tres planos, y la impresión se efectúa desde Sus propios niveles, a travíés de los átomos permanentes búdico y manásico, directamente en el cerebro fí­sico; para Ellos no existe unidad mental o átomos permanentes en los tres mundos.

Han superado el dominio de los Padres Lunares, e incluso del íngel Solar; son puras esencias espirituales. Por tanto, sólo pueden influir en el aspecto espiritual del hombre, aunque tambiíén controlan las fuerzas infrahumanas si así­ lo desean. í‰sta es la verdad oculta detrás de la idea de que los Maestros pueden trabajar solamente con los seres humanos cuando estos hayan “entrado a Su mundo”, o sea, que se hayan elevado a un tal estado de conciencia donde están en contacto con su propio aspecto espiritual, al inicio con el principio medio, el Ego, y más tarde con la Mónada.

Por lo tanto, el mandato consiste en que el hombre encuentre su propio Dios interior, el Iniciador, que despierte y sea más sensible a la vibración egoica.

Despuíés los Maestros pueden trabajar, y lo hacen, para reforzar esa impresión hasta lograr el ví­nculo consciente definido en la primera Iniciación; y así­ el hombre está en el CAMINO para “ver a su Dios”. Cuando esto ocurre, el iniciado no debe hablar acerca de ello. Se ha de tener presente que despuíés de un proceso similar en la vida de su hermano, no habrá necesidad de hablar, porque el reconocimiento será mutuo aunque no estíé basado en palabras; y tales declaraciones sobre los ví­nculos, como que ‘soy un Iniciado’ sólo conducen a resultados equí­vocos.

2. Asimismo en la vida oculta se ordena guardar silencio, como es bien sabido, debido al peligro de transmitir conocimientos a los incautos, los curiosos, los inescrupulosos y a quienes no están preparados. Por lo tanto, a menos que un discí­pulo muestre una sabia discriminación en el uso de los hechos ocultos impartidos gradualmente, se retrasa el proceso iniciático, en el que le son comunicadas las palabras de las fórmulas y las claves. No es, pues, por azar que se nos enseña el aforismo oculto que “La palabra es plata y el silencio es oro”, puesto que el oro es el sí­mbolo del alma transmutada que funciona con fuerza elíéctrica positiva, mientras que la palabra es plata y se refiere a las vidas negativas; y el hombre que utiliza la palabra, como normalmente se entiende, está todaví­a bajo el dominio de la vida involutiva.

La Palabra tiene que ver con los Dioses; el sonido con Dios. La idea es expresada en la Palabra del Logos, que se lleva a cabo satisfactoriamente por la “Hueste de la voz”. Desde el punto de vista del Ego, o Dios interno, en este ciclo manifestado la palabra es una caracterí­stica de la personalidad (los dioses en manifestación triple) y el sonido lo es de la naturaleza del Ego en los niveles abstractos. El Iniciado trabaja en el plano mental usando las palabras universales; los hombres trabajan en los planos inferiores a travíés del discurso o la multitud de palabras y sonidos. El míétodo para el Iniciado en entrenamiento, para el discí­pulo que mantiene disciplina, asimismo como para el Adepto en el trabajo liberado es siempre el mismo: la meditación, la comprensión, la visualización y el sonido; y quien medita, siempre permanece como el que emplea conscientemente estos cuatro.

El míétodo para el hombre en su propio plano son siempre las conclusiones de la mente inferior, la imaginación, las formas de deseo y las palabras fragmentarias; y el hombre se identifica inconscientemente con las formas que crea y con las formas mentales inmaduras que visualiza. Entonces, hasta que un hombre no sea libre o aún estíé en proceso rápido de liberarse en el Sendero, no se le puede confiar el conocimiento de las energí­as que dirigen y manipulan las fuerzas de la involución o el aspecto sustancia. Primero tiene que aprender los míétodos del silencio oculto.

3. El silencio consciente tambiíén es encomendado a un discí­pulo por las siguientes razones:

a. El silencio desarrolla en íél el conocimiento de los motivos, a travíés de las consideraciones sobre la razón para hablar y la necesidad de circunspección.

b. El silencio desarrolla en íél la cualidad de la meditación interior y la capacidad para escuchar su voz.

c. El silencio sirve para enseñarle el proceso de la conservación de energí­a y cómo acumular fuerza para el servicio a la humanidad.

d. El silencio engendra en íél la capacidad de conservar el equilibrio y le permite lograr el alineamiento consciente con el Ego, su propia Divinidad interior.

4. Otra razón contundente para el cultivo del silencio es que hablar engendra karma y la palabra hablada siempre produce resultados que tendrán que ser resueltos si las palabras se relacionan con la personalidad o están basadas en ella. El discí­pulo o Iniciado debe estar en proceso de disminuir y resolver el karma, con miras a la liberación. Al mismo tiempo, la emisión de la palabra de la Hermandad y el empleo del habla con el fin de ayudar o de enseñar a los hombres EL CAMINO, no engendra karma.

Cuando un hombre hace afirmaciones y llama la atención sobre sí­ mismo, bien como un Iniciado o un discí­pulo, íél ata a sí­ mismo, ya sea favorable o desfavorablemente, a otras unidades humanas; y debe resolver con ellos los efectos del uso de tal discurso y liberarse, con el tiempo, de las formas mentales de devoción o aversión, de ardiente atracción o rechazo despectivo, y tendrá que “permanecer”, en el sentido oculto del tíérmino, hasta que haya deshecho, lo que sea, los malos efectos de sus mal-evaluadas palabras. í‰sta es una contundente razón para guardar silencio.

Los Maestros trabajan con aquellos que se acercan a Ellos, que se esfuerzan por abrirse camino hasta Su presencia y encontrar la entrada que conduce a Su mundo mediante la similitud de la vibración. Ellos no enví­an anuncios a todo el mundo, porque conocen la ley, y Sus palabras se las dicen a los que llegan hasta Ellos y a los que se han decidido a buscarlas por gran necesidad. Hablan a Su propia gente, a los que conocen a travíés de un reconocimiento individual; y Sus palabras son para ellos, para que puedan ser sus agentes en el plano fí­sico a fin de llevar a efecto los Planes.