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Autor Tema: ADORO QUE ME ACARICIEN EL ALMA  (Leído 399 veces)

Scientia

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ADORO QUE ME ACARICIEN EL ALMA
« en: Diciembre 16, 2016, 10:18:21 pm »
ADORO QUE ME ACARICIEN EL ALMA, LA PIEL LA TOCA CUALQUIERA


http://consejosdelconejo.com/2016/12/15/adoro-me-acaricien-alma-la-piel-la-toca/


Acariciar el alma es seducir con las palabras para encender emociones insospechadas. El buen artesano del amor sincero sabe que no hay mayor atracción que la de dos mentes que encajan, que se buscan y se descubren más allá de la piel y los sentidos, porque acariciar el alma es renacer en el otro sin dejar de ser uno mismo.

Si lo pensamos bien, suelen ser muy pocas las veces en que llegamos a experimentar una autíéntica unión mental con alguien hasta el punto de que la seducción, pase casi por alto lo fí­sico para deleitarnos con una armoní­a de gustos, placeres, conocimientos y complicidades que trazan instantes maravillosos imposibles de olvidar.

En la bellí­sima lengua indí­gena de Míéxico, el náhuatl, acariciar el alma se traduce en una sonora palabra: “apapachar“. Es sin duda un arte excepcional que todos deberí­amos practicar con nuestros seres amados, porque en ella se inscribe el respeto, el reconocimiento y ese amor que trasciende la piel y los sentidos…

El amor no está en el corazón, el amor habita en nuestra mente y en el alma

 

El acto de “apapachar”, de acariciar el alma de otra persona, no es un proceso que se origine en el corazón. A pesar de que la imagen del amor siempre queda vinculada de forma tradicional a este órgano, su localización exacta está en el cerebro, ahí­ donde acontece ese baile quí­mico caótico y fascinante que determina muchas de nuestras sensaciones.

Ahora bien, sabemos que la pasión y el amor en su versión más “eufórica” están regidos por una combinación sutil entre neurotransmisores como la dopamina, la noradrenalina y la serotonina, pero…¿Quíé ocurre cuando lo que sentimos es ante todo una “unión mental”? ¿Esa fascinación que va más allá de la piel o del fí­sico?

El lado lógico del amor

No todo es caótico en las relaciones afectivas. La corteza o el córtex de nuestro cerebro aloja los procesos “más lógicos”, es decir, la percepción, la conciencia, el juicio, el razonamiento más equilibrado…

En esta parte más exterior de nuestro cerebro formada por complejisimas redes neurales, las personas disponemos de nuestro “timón de control”.
Es aquí­ donde se llevan a cabo esos procesos que nos hacen valorar, por ejemplo, si alguien vale la pena o no, y disfrutar a su vez de esa conexión mental donde de pronto, todo nuestro universo parece “encajar”.
El sistema lí­mbico y la magia de las emociones.

Si la parte más exterior de nuestro cerebro se encarga de las tareas más lógicas o de la resolución de problemas, en su área más profunda se esconde esa otra estructura tan mágica como especial: el sistema lí­mbico.

Es en esta región cerebral donde se nos recompensa por esa armoní­a, por esas conversaciones donde nos deleitamos con la persona amada, por esos conocimientos que adquirimos, por los descubrimientos, por el sentido del humor que nos transmiten y el cariño que nos ofrecen con las palabras.
A cada acto positivo, el sistema lí­mbico nos ofrece esos neurotransmisores cargados de placer y bienestar, generando la magia de la atracción.
La inteligencia tambiíén seduce.

La antropóloga y experta en relaciones afectivas Helen Fisher, nos indica que la ciencia no puede explicar con exactitud quíé hace que nos sintamos atraí­dos por unas personas y no por otras. Nos enamoramos de quien tenemos cerca, pero en ocasiones, factores como el misterio o la inteligencia son tambiíén dos elementos con un alto grado de atracción.

Según un trabajo publicado en la revista “Intelligence.com“, la atracción por la inteligencia suele darse muy a menudo y, en especial, en las mujeres. De hecho, hay quien prefiere una pareja dotada de gran inteligencia antes que por un gran atractivo fí­sico.

La inteligencia se ve como algo duradero. Es decir, de existir esa unión excepcional donde las emociones se armonizan con la sabidurí­a, con el sentido del humor, con diálogos constantes y enriquecedores, la satisfacción se considera mayor.
Los que dicen sentirse más atraí­dos por “el interior” que por “el exterior” buscan sobre todo esa conexión mental donde el desafí­o, el descubrimiento y el placer por la manera de pensar del otro les satisface y les hace sentir especiales al conectar con alguien más allá del plano fí­sico, más allá de la piel.
Para concluir, la inteligencia puede ser un componente muy seductor, no hay duda, pero no por ello nos va a garantizar el disfrutar de una relación estable y feliz. Para acariciar el alma del ser amado toda mente brillante debe ir acompañada por la delicadeza de una sabidurí­a emocional.

Porque amar a alguien con nobleza es tambiíén saber desnudar el alma con humildad para encontrarse en los recovecos más oscuros de uno mismo, ahí­ donde conocerse mejor, donde “apapachar” y descubrirse con el otro y construir a su vez , el propio espacio de la pareja. Una aventura maravillosa que merece la pena experimentar.

Quiero palabras sinceras que me acaricien el alma, unos ojos nobles donde verme reflejado y un corazón fuerte por el que luchar y que desee tambiíén luchar por mí­.