Por... LUIS RAMíREZ
Más allá de los eventos de tipo político y/o económico que generaron ruido en el comportamiento del precio del oro, la verdad es que durante el 2016, la tendencia del precio de este commmoditie estuvo principalmente influenciado por las expectativas en torno al momento en que la FED tomaría la decisión de un nuevo incremento a su tasa referencial, lo que finalmente ocurrió el 14 de diciembre.
Hacia octubre recordarán que yo me mantenía algo escíéptico acerca de una subida de tasas en diciembre. Los factores de riesgo que enfrentaba EEUU, principalmente de origen externo, además de la incertidumbre política de cara al proceso electoral en noviembre me hacían pensar de esa forma. Llegaron las elecciones con un resultado que sorprendió a más de uno, y en mi caso particular, me sorprendió aún más la reacción de los mercados globales. Todavía pienso que el tema Trump encierra algo de incertidumbre que se irá despejando a partir del 20 de enero, cuando asuma la presidencia. Sin embargo el mercado se ha formado un escenario en base a todo lo que se dijo durante la campaña y en función a ello los precios de los activos han registrado el comportamiento que todos podemos ver ahora.
En el caso particular del oro, tras un pico inicial la noche en que se conocieron los resultados electorales, su cotización registró un retroceso sostenido hasta la fecha en que la Reserva Federal decretó el incremento de su tasa referencial. Hasta ahí la evolución del precio del oro descontaba una probabilidad de subida de tasas de 100% asignada por el consenso del mercado. Antes de la reunión leía muchos artículos de analistas, estrategas y gestores de portafolios que sugerían que el precio del oro “rebotaría†tras concretarse la tan esperada subida de tasas. Además de considerar que el precio estaba sobrevendido, aludían a un viejo y conocido refrán que dice “compra con el rumor, vende con la noticiaâ€. Parafraseando dicha expresión y adaptándola a esta realidad particular, la propuesta era “vende con el rumor, compra con la noticiaâ€.
Sin embargo, tras concretarse la subida de tasas el 14 de diciembre, el precio del oro profundizó la caída, rompió soportes y tocó mínimos de varios meses. La lectura de tal comportamiento parecería indicar que si bien el mercado había interiorizado la subida de tasas, no contaba con una proyección de incrementos más agresiva para el próximo año. El consenso descontaba dos nuevas subidas de tasa para el 2017, sin embargo la FED anunciaba su intención de hacer tres nuevos incrementos. Aparentemente, el riesgo de inflación que representa el agregado de políticas propuestas por Trump durante su campaña, requeriría una política monetaria más restrictiva, y la FED se estaría anticipando a tal escenario. Las tasas de los bonos del tesoro a 10 años tambiíén reaccionaron ante este ajuste.
Parecería ser que el mercado está valuando positivamente las promesas de mayor inversión en infraestructura, recorte de impuestos y desregulación de sectores económicos hecha durante la campaña, parecería que no hay por ahora mayor preocupación por el impacto que tendrían las políticas proteccionistas que es plantearon. En conjunto ello ha inducido un escenario de mayor apetito por riesgo, disparando los precios en el mercado de acciones, y en el cual no tiene cabida un activo de refugio como el oro.
Nosotros hemos asumido una posición de cautela frente al comportamiento de algunos precios, pues como mencionamos antes, todavía vemos incertidumbre en torno a lo que finalmente se hará a partir del 20 de enero. El anunciado plan de gasto que destinaría cerca de un trillón de dólares para reconstruir la infraestructura de EEUU en los próximos 10 años, impulsó entre otros precios el del cobre. Pero además de evaluar la posibilidad de materializar dicho plan, tengamos en cuenta que EEUU no es precisamente el principal driver para este commoditie, como si lo es China.
Por ahora, a la luz de lo que conocemos, la estrategia sería ponderar en EEUU sectores de demanda, sectores de recursos básicos, y sector financiero principalmente. Nos mantenemos cautos con relación al oro en el corto y mediano plazo, pues una política más agresiva de incrementos de la tasa de interíés, no es precisamente una buena noticia para el oro.
Existen sin embargo algunos catalizadores que podrían generar volatilidad el próximo año, que al inducir un repunte de la aversión al riesgo podría darle algún respiro al oro. Entre algunos eventos de tipo político que podrían gatillar este escenario tenemos: las negociaciones del BREXIT que empezarían en marzo, la incertidumbre respecto a si el gobierno italiano logrará estabilizar financieramente el país, elecciones en Francia donde grupos anti eurozona están ganando protagonismo, una situación política similar en Holanda que tambiíén tendrá procesos electorales en el año. Finalmente el favorito de todos, Grecia, y la eventualidad de requerir un nuevo paquete de apoyo.