Marc Forster tenía un reto muy difícil ante sí. Era la primera vez que dirigía una gran producción, y no una cualquiera, sino ni más ni menos que un Bond.
No es que estemos ante una mala película. Es... entretenida, despues de los primeros 25 minutos. El guión es bueno, ¿Pero es un Bond? Arranca con acción, sigue con acción y termina con mucha más acción. No es que estíé mal, pero hemos perdido en el camino la esencia de Bond, esa que en Casino Royale todavía se conservaba entre partidas de póker, cócteles y la frase "Bond, James Bond" y que en Quantum of Solace queda mucho más desdibujada (y sin la mítica frase).
En el nuevo Bond nos vamos a encontrar con persecuciones a pie, en coche, en lancha, por los tejados, por el suelo... Y además, una trama que intenta acercarse a temas sociales como el falso ecologismo (solo por esto merece la pena verla) o la corrupción política y una doble venganza en curso. Daniel Craig interpretar a un Bond más duro de lo que a muchos nos gustaría, pero que se acerca más a la idea que Ian Fleming tenía de cómo debía ser este agente secreto. Olga Kurylenko cumple bien su papel de "chica Bond" que da la ríéplica a James Bond, conecta con íél y deja a un lado el carácter sexual que esta relación suele conllevar.