¿Quíé nos hace buscar la relación perfecta, tomar trabajos agotadores, hacer de la vista gorda a aquellos que son menos que respetuosos hacia nosotros u oídos sordos a comentarios poco favorecedores o hirientes? ¿Quíé es lo que queremos desesperadamente que toleraremos mucho para recibir incluso un pequeño porcentaje de ello? ¿Quíé es eso que si no lo tenemos, incluso en cantidades pequeñas, moriríamos – emocional, espiritual, mental e incluso físicamente? Es el amor. No simplemente lo romántico, las flores y el tipo de amor de velitas encendidas, sino la apreciación y el respeto que recibimos de los demás que nos hace saber que nos valoran, que somos dignos de su atención y afecto, que estamos bien. Cuando destilamos todos los esfuerzos de nuestra vida, podemos encontrar un tema central que aparece por todo lo que alguna vez hemos hecho, simplemente estamos buscando amor.
El amor con mucha frecuencia es usado en el sentido romántico que nos olvidamos de los muchos otros aspectos del amor. El amor que tenemos, por ejemplo, por nuestros amigos o personas que están cerca de nosotros. El amor que tenemos por nuestra familia, incluso si no es recíproco. Podemos tener amor por nuestra carrera o trabajo o por nuestros sueños y metas. Amamos el planeta, la naturaleza, nuestras mascotas e incluso nuestro auto. Podemos amar nuestra nueva televisión o una reciente adquisición material. Muchos de nosotros tenemos un amor por la jardinería, la música, el arte, la escritura u otra actividad que es una válvula de escape para nuestra creatividad. Existen muchas maneras de amar y muchos aspectos de amor y todos ellos se enfocan en una cosa, nosotros amamos lo que valoramos. Y esperamos que esta valoración sea regresada a nosotros en la forma de respeto, admiración, apreciación – en pocas palabras, amor.